PROCESO DE FEEDBACK: ESTRATEGIAS Y PRÁCTICA
QUÉ ES EL FEEDBACK
Retroalimentar o dar feedback, es una actividad clave en el proceso de enseñanza-aprendizaje del alumno/a, ya que implica darle información que le ayude a cumplir con los objetivos de aprendizaje.
Una evaluación auténtica debe incorporar un proceso de feedback continuo, de forma que a lo largo de la acción formativa, se facilite la reflexión conjunta sobre los objetivos y competencias desarrolladas y las pendientes de evolución. A su vez, debe incorporar indicaciones o estrategias de mejora para este desarrollo y facilitar el establecimiento de compromisos personales por parte del alumno/a.
El fin por tanto no es evaluador, sino de mejora y aprendizaje. El énfasis debe ponerse tanto en los objetivos alcanzados y competencias poseídas como en aquellas que deben mejorarse, creando expectativas positivas y también realistas para su desarrollo.
Áreas de trabajo del feedback
Identificar los puntos fuertes o competencias con un mayor desarrollo y los que suponen áreas de mejora personal.
Analizar las causas o dificultades principales para el desarrollo de las competencias o consecución de objetivos.
Valorar de entre todos los aspectos, los que resultan más críticos o prioritarios para la persona.
Identificar y prestar asesoramiento sobre las áreas de mejora
Establecer compromisos de acción para el desarrollo de competencias y consecución de objetivos.
CÓMO DAR FEEDBACK
Puede ser interesante comenzar recordando los objetivos relacionados con el proyecto o las competencias a desarrollar, así como el objetivo del feedback en el sentido de ayudar a identificar qué competencias se han logrado y cómo trabajar para lograr nuevas competencias.
Es necesario crear un clima favorable para poder abordar el feedback con confianza y seguridad, informando de la naturaleza y objetivos de este.
Antes de comenzar con la valoración por parte del/la docente y también a lo largo del proceso o entrevista de feedback, incorporar las preguntas para conocer su opinión, punto de vista, cómo se ve… y desde luego utilizar la escucha activa.
Hablar siempre en términos de conducta, de lo que se hace o cómo se hace, intentando ser claros y concretos. No hacerlo en términos de persona, de cómo es ese alumno/a. Esto es importante tanto si estamos refiriéndonos a los puntos fuertes como si lo hacemos sobre las áreas de mejora.
Mencionar en primer lugar los aspectos positivos de la valoración y a continuación los aspectos mejorables. Podríamos terminar con una valoración global incidiendo en ambos aspectos.
Aunque en ocasiones no somos muy conscientes, las palabras/términos que utilizamos para dar feedback son muy importantes, tanto para valorar los puntos fuertes, como las áreas de mejora. Y pueden tener una influencia enorme a la hora de escuchar el feedback y de establecer compromisos personales de mejora. Siempre será mejor utilizar términos de “positivo”, “fortalezas”, “puntos fuertes”… que “aprobado”. O “área de mejora”, “dificultades”, “a desarrollar”, que “suspendido” o “mal”.