Cuentan los pobladores de Barranca, que en el lugar denominado “CHOCOY” existía un manantial de aguas cristalinas donde los pobladores lavaban sus prendas; y en la estación de invierno, cada vez que llovía, en las tardes aparecía un duendecillo muy hermoso; tenían características de príncipe y atraía a todas las damas que acudían a lavar en aquel lugar.
Las damas que caían bajo sus encantos quedaban embarazadas, pero al pasar los meses daban a luz agua de varios colores, como los del arco iris.
Al darse cuenta de estos sucesos enojosos, los pobladores ya no dejaban ir a las mujeres, a lavar ropa a dicho manantial.
Actualmente el manantial de “CHOCOY” se encuentra abandonado y en cada invierno que llueve, cuentan que en sus orillas se encuentra un pequeño niño que llora de soledad, y de repente aparece una mujer de larga cabellera dorada, con filos de oro, la misma que es arrastrada por la fuente de dicho manantial.
Cada vez que aparece esta doncella, el pequeño hombre o duendecillo se regocija de felicidad y se convierte en un hombre tipo príncipe.