La edad de oro de los superhéroes tiene lugar entre 1938 (que coincide con la primera actuación pública de un superhéroe) y 1956 (cuando tuvo lugar la guerra Atlante-Americana). Si bien muchos héroes surgidos en esta época aún siguen en activo a día de hoy, la mayoría han dejado paso a las siguientes generaciones.
La Segunda Guerra Mundial es tal vez el acontecimiento más importante, añadiendo a las nuevas armas el terror producido por los supersoldados en ambos bandos, capaces de acabar uno de ellos con batallones enteros.
En esta época los superhumanos eran escasos. Muchos eran forzosamente reclutados para formar parte del ejército de su país, pero otros se mantenían en las sombras. Estos últimos no solo lo hacían para evitar ser vinculados a una identidad nacional, sino para evitar que el público o gobierno tuvieran constancia de amenazas mucho más terribles que las guerras.
Con la llegada de la bomba atómica, el equilibrio de poder pareció volver a los generales que con una orden podían destruir ciudades y condenar su tierra a la radioactividad mortal. Pero esto también llevó al final de esta era, ya que las sucesivas pruebas atómicas norte-americanas en las islas del pacífico, llevaron a las naciones Atlantis, Lemuria y Agartha a declarar la guerra a los Estados Unidos. La guerra no duró mucho, puesto que los Estados Unidos llegaron a un acuerdo de paz con las tres naciones ocultas, pero su revelación y agregación a las Naciones Unidas supuso un cambio considerable en décadas venideras.