1984 

TEXTO 3

LECTURA

Junto a la vigilancia del pensamiento, el control de las emociones. Al tiempo que se construye el odio a un enemigo común cada jornada cuenta con los "dos minutos de odio" en que se proyectan imágenes del "enemigo oficial" del partido y se alienta a la gente a que vocifere e indigne-, se pretenden erradicar los afectos entre las personas. Una sociedad de control tan asfixiante como la del Gran Hermano ha logrado convencer a su población de que los sentimientos y el amor deben ser despreciados. Al despertar un día al lado de Julia, chica con la que mantiene una relación, Winston recuerda dos momentos asociados por él al amor y al cuidado. 

Winston comprendió, por la respiración de Julia, que estaba a punto de volverse a dormir. Le habría gustado seguirle contando cosas de su madre. No suponía, basándose en lo que podía recordar de ella, que hubiera sido una mujer extraordinaria, ni siquiera inteligente. Sin embargo, estaba seguro de que su madre poseía una especie de nobleza, de pureza, sólo por el hecho de regirse por normas privadas. Los sentimientos de ella eran realmente suyos y no los que el Estado le mandaba tener. No se le habría ocurrido pensar que una acción ineficaz, sin consecuencias prácticas, careciera por ello de sentido. Cuando se amaba a alguien, se le amaba por él mismo, y si no había nada más que darle, siempre se le podía dar amor. Cuando él se había apoderado de todo el chocolate, su madre abrazó a la niña con inmensa ternura. Aquel acto no cambiaba nada, no servía para producir más chocolate, no podía evitar la muerte de la niña ni la de ella, pero a la madre le parecía natural realizarlo. La mujer refugiada en aquel barco (en el noticiario) también había protegido al niño con sus brazos, con lo cual podía salvarlo de las balas con la misma eficacia que si lo hubiera cubierto con un papel. Lo terrible era que el Partido había persuadido a la gente de que los simples impulsos y sentimientos de nada servían. Cuando se estaba bajo las garras del Partido, nada importaba lo que se sintiera o se dejara de sentir, lo que se hiciera o se dejara de hacer. Cuanto le sucedía a uno se desvanecía y ni usted ni sus acciones volvían a figurar para nada. Le apartaban a usted, con toda limpieza, del curso de la historia. Sin embargo, hacía sólo dos generaciones, se dejaban gobernar por sentimientos privados que nadie ponía en duda. Lo que importaba eran las relaciones humanas, y un gesto completamente inútil, un abrazo, una lágrima, una palabra cariñosa dirigida a un moribundo, poseían un valor en sí. De pronto pensó Winston que los proles seguían con sus sentimientos y emociones. No eran leales a un Partido, a un país ni a un ideal, sino que se guardaban mutua lealtad unos a otros. Por primera vez en su vida, Winston no despreció a los proles ni los creyó sólo una fuerza inerte. Algún día muy remoto recobrarían sus fuerzas y se lanzarían a la regeneración del mundo. Los proles continuaban siendo humanos. No se habían endurecido por dentro. Se habían atenido a las emociones primitivas que él, Winston, tenía que aprender de nuevo por un esfuerzo consciente. Y al pensar esto, recordó que unas semanas antes había visto sobre el pavimento una mano arrancada en un bombardeo y que la había apartado con el pie tirándola a la alcantarilla como si fuera un inservible troncho de lechuga.

ACTIVIDADES


DESPUÉS DE LEER

1. (Individual. Escrita) 

Todas las frases que aparecen a continuación hablan de sentimientos. Escoge una de ellas, la que más te haya impactado, y coméntala en seis o siete líneas relacionándola con esta pregunta: ¿Por qué al Partido le interesa que los ciudadanos piensen que los impulsos y sentimientos no sirven para nada? 

"Sin embargo, hacía sólo dos generaciones, se dejaban gobernar por sentimientos privados que nadie ponía en duda." 

"Lo terrible era que el Partido había persuadido a la gente de que los simples impulsos y sentimientos de nada servían." 

"Los sentimientos de ella eran realmente suyos y no los que el Estado le mandaba tener." 

2. (Pequeño grupo. Oral

Winston comienza a valorar la existencia de los llamados proles. ¿Qué razones le llevan a ello? ¿Por qué cambia su actitud con respeto a lo que sintió al ver una mano arrancada en un bombardeo?


3. (Gran grupo. Oral) 

En el texto se puede leer: "No se le habría ocurrido pensar que una acción ineficaz, sin consecuencias prácticas, careciera por ello de sentido." Actualmente, nuestra sociedad de consumo podría parafrasear esa idea diciendo: "No se le habría ocurrido pensar que una acción que no tuviera precio, sin posibilidad de sacar rendimiento económico, careciera por ello de valor". 


ACTIVIDAD DE AMPLIACIÓN

4. Junto a la represión de los afectos y de los vínculos amorosos, la exaltación del odio compatido. El Partido utiliza como elemento de cohesión la construcción de un enemigo común (Eurasia) y ritualiza la expresión de odio hacia el disidente (Goldstein, que cuestiona los mensajes del Partido) en los "dos minutos de odio". Mirad esta secuencia de la película 1984 (dirigida por Michael Radford y protagonizada por Richard Burton) y ponedla luego en relación con el post que reproducimos.

"Basta mirar las portadas con que ABC o El País Semanal estrenan el año para percatarse de la creciente oleada de islamofobia que los medios están dispuestos a alentar. Esta tácita identificación entre yihadismo terrorista y colectivo musulmán -encarnado aquí en unas "peligrosísimas" mujeres que cubren su cabeza con un pañuelo- hace un daño irreparable.

`Si se trata de defender a los ciudadanos -nos advierte Santiago Alba- habrá que defender primero a los más vulnerables. Y los más vulnerables son sin duda los musulmanes europeos, minoría pinzada entre la presión racista y la presión yihadista. En defensa de la libertad, la democracia, el derecho y los principios republicanos, nuestra prioridad debe ser proteger a los musulmanes europeos, los judíos de hoy, para que no les ocurra -con las consabidas consecuencias- lo mismo que a los judíos de ayer. A pesar de la presión convergente del racismo laico y del yihadismo religioso, la mayor parte de los árabes y musulmanes de Europa y del mundo son inexplicabelmente pacíficos. Son, además, tanto las víctimas preferidas como los opositores directos del Estado Islámico. [...]

Mucho cuidado: la islamofobia es el equivalente en el espejo del islamismo yihadista. Sus discursos esencialistas funcionan de la misma manera, se alimentan recíprocamente y conducen a los mismos crímenes. Si queremos vencer al segundo, tenemos que luchar también contra el primero.´ (Santiago Alba Rico. Islamofobia: Nosotros, los otros, el miedo).

Denunciemos, semana a semana si fuera preciso, portadas tan deleznables como estas."