1984 

Texto 1

LECTURA

El Gran Hermano ejerce su poder, además de con las telepantallas, con la labor de los Ministerios (como el de la Verdad). A través de unas y otros el Estado usa el lenguaje como una herramienta esencial de engaño y manipulación.  

A la espalda de Winston, la voz de la telepantalla seguía murmurando datos sobre el hierro y el cumplimiento del noveno Plan Trienal. La telepantalla recibía y transmitía simultáneamente. Cualquier sonido que hiciera Winston superior a un susurro, era captado por el aparato. Además, mientras permaneciera dentro del radio de visión de la placa de metal, podía ser visto a la vez que oído. Por supuesto, no había manera de saber si le contemplaban a uno en un momento dado. Lo único posible era figurarse la frecuencia y el plan que empleaba la Policía del Pensamiento para controlar un hilo privado. Incluso se concebía que los vigilaran a todos a la vez. Pero, desde luego, podían intervenir su línea de usted cada vez que se les antojara. Tenía usted que vivir -y en esto el hábito se convertía en un instinto- con la seguridad de que cualquier sonido emitido por usted sería registrado y escuchado por alguien y que, excepto en la oscuridad, todos sus movimientos serían observados.

Winston se mantuvo de espaldas a la telepantalla. Así era más seguro; aunque, como él sabía muy bien, incluso una espalda podía ser reveladora. A un kilómetro de distancia, el Ministerio de la Verdad, donde trabajaba Winston, se elevaba inmenso y blanco sobre el sombrío paisaje. "Esto es Londres", pensó con una sensación vaga de disgusto; Londres, principal ciudad de la Franja aérea 1, que era a su vez la tercera de las provincias más pobladas de Oceanía. [...]

El Ministerio de la Verdad que en neolengua (la lengua oficial de Oceanía) se le llamaba el Miniver era diferente, hasta un extremo asombroso, de cualquier otro objeto que se presentara a la vista. Era una enorme estructura piramidal de cemento armado blanco y reluciente, que se elevaba, terraza tras terraza, a unos trescientos metros de altura. Desde donde Winston se hallaba, podían leerse, adheridas sobre su blanca fachada en letras de elegante forma, las tres consignas del Partido:

LA GUERRA ES LA PAZ

LA LIBERTAD ES LA ESCLAVITUD

LA IGNORANCIA ES LA FUERZA

El Ministerio de la Verdad, que se dedicaba a las noticias, a los espectáculos, la educación y las bellas artes. El Ministerio de la Paz, para los asuntos de guerra. El Ministerio del Amor, encargado de mantener la ley y el orden. Y el Ministerio de la Abundancia, al que correspondían los asuntos económicos. Sus nombres, en neolengua: Miniver, Minipax, Minimor y Minindancia.

ACTIVIDADES


1. (Pequeño grupo. Escrita) 

El texto habla de dos herramientas de vigilancia: la telepantalla -que controla los movimientos externos y fiscaliza las conversaciones- y el Ministerio de la Verdad -que controla las conciencias-. Detengámonos en las primeras, las telepantallas.

a. Todos los movimientos de Winston eran constantemente observados por alguien.

b. Todos los movimientos de Winston podían ser vistos en un momento dado por alguien.

c. Todas las palabras de Winston eran escuchadas en tiempo real por la Policía.

d. Cualquier palabra que Winston pronunciara podía ser antes o después escuchada por la Policía.

e. La gente no sabía que todas sus conversaciones eran registradas.



2. (Pequeño grupo. Escrita) 

En el texto hay una descripción del Ministerio de la Verdad, lugar en que trabaja el protagonista. Elegid cuál de estas tres ilustraciones refleja mejor el edificio que se describe en el texto. 

A

B

C


3. (Pequeño grupo. Oral) 

Cada una de las consignas del Partido -La Guerra es la Paz; la Libertad es la Esclavitud; la Ignorancia es la Fuerza- contiene una antítesis, pues muestra ideas contrarias y, aun así, los ciudadanos las dan por válidas. ¿Cómo es posible? Organizados en equipos, cada grupo escogerá una de ellas y habrá de convencer al resto de la clase de que no hay mejor lema. Tendréis que poneros, claro está, en la piel del Gran Hermano.