Fijismo versus transformismo:
Desde la Grecia clásica y hasta mediados del siglo XIX prevaleció la idea de que los seres vivos eran inmutables, que nada cambiaba en ellos. Esta idea, denominada Fijismo está relacionada con los relatos bíblicos y llevó a la concepción de que los organismos eran los mismos desde la creación. Científicos de renombre como Linneo(1707-1778) considerado el padre de la taxonomía y Cuvier(1769-1832) considerado el padre de la anatomía comparada, adherían a esta postura.
Sin embargo, otros pensaban distinto. A partir del descubrimiento de restos fósiles de organismos distintos de los conocidos en esa época, algunos naturalistas buscaron una explicación a esas diferencias. Los científicos pensaron que la tierra había cambiado desde su origen y que los restos fósiles pertenecían a plantas y animales que databan de mucho tiempo atrás. Por ejemplo, James Hutton(1726-1797 postuló una teoría sobre la transformación geológica de la Tierra y Erasmus Darwin(1731-1802) abuelo de Charles Darwin, bosquejó, desde el punto de vista biológico, la primera teoría evolutiva. La postura mantenida por éstos y otros científicos y opuesta al Fijismo se denominó transformismo o evolucionismo.
¿Qué es entonces la evolución?
En términos biológicos la evolución es el cambio y desarrollo de los organismos a lo largo del tiempo.
El transformismo gana terreno:
El primer naturalista que estableció de manera rotunda que los fósiles corresponden a especies extinguidas y que se habían transformado u originado a partir de otras especies preexistentes fue Georges de Buffon. Entre los fósiles que se conocían en la época de Buffon figuraban las jirafas. Si se examina el registro fósil de estos animales a lo largo de millones de años se observa que las primitivas jirafas no tenían cuello largo, como la de la ilustración que es un espécimen de Sivatherium, una jirafa de cuello corto ya extinguida.