El estudio y los años de trabajo son grandes maestros. Doy clases en la universidad y soy alumno de clases para aprender a bailar rock ´n roll. Hace algunos años, recopilé ideas y experiencias personales para tratar de mejorar la enseñanza. La bibliografía es abundantísima; me gustó especialmente "Lo que hacen los mejores profesores universitarios" de Kein Bain (Harvard).
Enseñar a bailar tiene sus peculiariedades (como la tienen las diversas disciplinas: ajedrez, natación, conducción de autos o aviones, etc.) pero hay muchas cosas que los distinto profesores deben tener en común; aquí trataré dos: la "profesionalidad" y "la preparación de la clase". Pienso que estas experiencias también pueden servir para los profesores de baile.
Cada profesión exige algunas condiciones físicas y psicológicas para poder ejercerla; también hábitos y virtudes que, al menos, deben estar incoadas. La vocación profesional debe, necesariamente, asentarse sobre ciertas condiciones de idoneidad personal (dotes, capacidades, habilidades…).
A continuación, describiremos sintéticamente algunos hábitos que exige la profesión del docente dedicado a la transmisión del conocimiento de manera verbal. Quienes se dedican a la docencia, saben que, ordinariamente, estos hábitos van mejorando y maduran con el tiempo.
Estudioso: Un profesor que se dedica a enseñar dando clases debe estar dispuesto a estudiar.
Sociable: La labor docente, cuando se tiene a cargo cursos con estudiantes, exige capacidad para convivir. En esta profesión han de cultivarse virtudes como la paciencia, la simpatía, la empatía, la perseverancia, el espíritu de servicio… De un modo especial, el trabajo de profesor reclama un importante grado de generosidad, donación y compromiso.
Dotes para comunicarse: El profesor debe poseer una voz que acompañe su trabajo; convendrá que se exprese fluidamente y con buena dicción. Deberá evitar la monotonía, saber enfatizar y hablar con el ritmo que exija el público. Se agradecerá que sea ameno, que tenga gracia y que se exprese con naturalidad y espontaneidad.
Autocontrol: Puede ser una manera de llamar a la clásica virtud de la fortaleza (que más que acometer es resistir): un profesor se esforzará por no perder los estribos ni enojarse.
Motivador: Su pasión por la materia deberá ser contagiosa. El profesor deberá fomentar que sus alumnos quieran aprender.
Dedicado a sus alumnos: Un profesor –obviamente- no debe ser un déspota, autoritario y distante. Su vocación exige un especial carisma para ocuparse de sus alumnos. A veces, incluso, yendo más allá de lo académico.
Hemos descripto algunas de las más importantes actitudes que debe poseer el profesor que tiene a su cargo un curso con clases. A continuación, nos detendremos en los temas que tienen que ver con la preparación del encuentro.
Evidentemente, antes de preparar una lección de un curso el profesor conocerá su materia, habrá diseñado el programa y distribuidas las lecciones en el calendario académico.
Ofrecemos a continuación algunos consejos y orientaciones prácticas -no todas ellas obligatorias o necesarias- para poder impartir una buena lección. Estas sugerencias son el resultado del estudio de la bibliografía y de la reflexión personal sobre la experiencia docente de años de trabajo.
Recordar: "Volver a pasar por el corazón" es recordar. Una persona de fe puede comenzar a preparar una clase ofreciendo a Dios esa tarea; será muy conveniente que pida luces para realizarla y que rece por sus alumnos, destinatarios de la lección. Si no se es creyente se puede actualizar la idea de pensar en positivo recordando que sin amor no se puede enseñar.
Objetivo: Una pregunta fundamental que el profesor no debería dejar de hacerse es: ¿qué me propongo al impartir esta lección? El tener una clara respuesta ayudará a preparar el tema orientándolo a este fin.
Resumir: Favorece la comprensión del tema y exige una organización lógica del pensamiento. El resumen debe ser: personal, claro, ordenado, conciso y, habitualmente, con abreviaturas, códigos y signos.
Guía: A partir del estudio y los propios resúmenes se elabora la guía con la organización de los contenidos que se quieren exponer. Convendrá, muchas veces, diseñar un esquema, en ella pueden explicitarse las fases de la clase. Sin ser algo rígido, muchas veces suelen ser: introducción (inicio), desarrollo, conclusión, evaluación. Se organizará de manera lógica y secuencial, yendo de lo simple a lo complejo.
Presencia personal: Un profesor también comunica con su aseo personal y su forma de vestir. Además, es una manifestación de buena educación y deferencia para con los alumnos.
Revisión: Antes de partir hacia la clase verificar que se tienen todos los elementos que se utilizarán.
Llegar antes: Ser puntual quiere decir llegar con el tiempo suficiente para poder ajustar el soporte tecnológico que se utilizará: audio, micrófono, proyector, presentación, videos… La puntualidad también es una manifestación de buena educación.
La primera lección: Continuando con algunos temas de buena educación, puede ser oportuno recordar la conveniencia de que el profesor se presente -más o menos formalmente- a sí mismo; quizás convenga invitar también a los alumnos a que se presenten y manifiesten las inquietudes o expectativas que tienen.
Clima: Desde el primer momento, el profesor procurará crear un ambiente agradable y positivo; deberá esforzarse por ser amable y empático, recordando que los mensajes que amenazan generan rechazo. Jamás el miedo -sino la responsabilidad, la libertad y una sana exigencia- deberían ser los medios para movilizar a los alumnos.
Orientación: Si se tratara de la primera clase, uno de los primeros temas que comunicará el profesor a sus alumnos son los objetivos y los medios que se utilizarán para alcanzarlos. Si no fuera la primera clase, convendrá decir cuál es el fin o qué se pretende aprender en ella.
Despertar interés: Uno de los pilares de toda clase es la motivación que el profesor debe conseguir generar en sus alumnos. Un profesor apasionado contagia y despierta el interés de su público.
Conocimiento “base”: Es importante que el profesor sepa si los alumnos tienen los conocimientos previos necesarios para comprender el tema que se va a explicar. Después de averiguarlo -con algunas preguntas u de otra manera- podrá desarrollar su tema. Si descubriera que existen lagunas o que no todos tienen el mismo conocimiento deberá “nivelar”; esto es: poner a todos los alumnos en las condiciones de poder comprender el tema de la lección del día.
Esmero: Como no puede ser de otra manera, el profesor ejercitará todas sus cualidades docentes y utilizará sus mejores dotes para la comunicación.
Repeticiones y recapitulaciones: Para que algunos temas se entiendan, algunas veces hay que explicarlos de diversos modos o maneras. Si fuera necesario, deberán repetirse las explicaciones
Síntesis final: Puede ser de gran utilidad que el profesor desarrolle un resumen integrador que abarque todo lo visto y destaque lo más importante
¿Se alcanzó el objetivo?: Es este el último momento cuando convendrá verificar si se han conseguido o no los fines que se propusieron. Es lógico que muchas veces queden temas pendientes para la próxima lección.
Devolución o feed-back: Las experiencias o aportes de los alumnos deberán ser bien recibidas por los profesores y compartidas con sus compañeros. Además, muchas veces será oportuno evaluar si los alumnos han comprendido y alcanzado los conocimientos que se había programado enseñar.
Crítica constructiva: Generalmente -y es bueno que así sea- los profesores están dispuestos a ser interrumpidos con preguntas cuando alguien quiere evacuar una duda. Al final de la clase conviene crear un espacio para que los alumnos den su opinión sobre la clase y manifiesten sus sugerencias para mejorarla.
(*) Jerry Baila para el Aula virtual para bailar rock ´n roll (en 1.- https://sites.google.com/view/bailarockcomoenbsas/inicio y 2.- https://www.facebook.com/AulaRockandroll)