Reflexión sobre ciertos análisis del valor de las naves
Consideraciones iniciales
Nuestra Asociación es bastante joven. En el año 2021, el barrio de San Antonio del distrito de la Zaidía de Valencia no tenía asociación de vecinos. Tenemos la suerte de vivir en un barrio residencial tranquilo, con una buena mezcla de vecinos de distintos orígenes, edades y poderes adquisitivos, algo que es difícil encontrar en otros sitios. Somos el séptimo barrio más densamente poblado de Valencia de un total de 87 y, a pesar de ello, tenemos pocos servicios públicos: no hay centro de mayores, no hay biblioteca, no hay centro cultural, no hay centro de salud, sólo un centro auxiliar sin pediatría ni maternidad. La gente de nuestro barrio siempre se ha conformado con lo que tenía. Tenemos muchos vecinos alquilados que vienen y van y nunca ha habido problemas. Todos son bienvenidos en San Antonio.
Algo cambió en julio de 2021, cuando, por obligación legal, se informó a unos vecinos del proyecto del macrohotel-residencia de estudiantes en su manzana. Muchos no supieron a quién acudir. Algunos empezaron a contactar con entes públicos y con políticos que les decían buenas palabras a la cara y se olvidaban de ellos al día siguiente. Al darse cuenta de que, no sólo en el tema del macrohotel, si no también en los servicios y dotaciones nuestro barrio no existía en la mente de esos políticos, esos vecinos decidieron unir fuerzas en una asociación que les defendiera.
Ya como Asociación, se encargó el estudio del valor patrimonial de las naves de la calle Guala nº3, es decir, el lugar donde se localiza el proyecto del macrohotel-residencia. Muchos de los vecinos tenían la impresión de que esas naves estaban protegidas, y les extrañó mucho que se pudieran demoler tan fácilmente. Ese estudio derivó en un informe realizado por dos expertas en patrimonio industrial: Diana Sánchez Mustieles y Sara Soriano Giménez. En él, se describe el valor de las naves y se propone su catalogación como Bien de Relevancia Local (BRL).
En base a este informe, la Asociación solicitó su catalogación al Ayuntamiento de Valencia, lo cual dio comienzo a toda una cruzada de David contra Goliat.
Primera respuesta del Ayuntamiento de Valencia
En un primer momento, el Ayuntamiento no pareció reaccionar, aún a pesar de que interpusiéramos por ello una queja al Síndic de Greuges, el cual acabó dándonos la razón. El Servicio de Planeamiento terminó haciendo un propuesta para no catalogar las naves en base a un dictamen político que nada tenía que ver con la protección, y en base a un informe propio muy mediocre en el que se ignora por completo los valores encontrados en el informe de Diana y Sara. Además, se abroncaba a los vecinos por no haber hecho lo necesario para que se catalogaran las naves cuando se hizo el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) en 1988, como si la gente normal no perdiera un momento ante un nuevo PGOU para hacer las instancias e informes necesarios para solicitar la protección de los edificios emblemáticos de su barrio. ¿Es que tus padres no lo hicieron? Por otro lado, compara las naves con las de Bombas Gens, de las que destaca su autor, dándole un valor relevante a lo famoso que era, y añadiendo que eso no ocurre con las naves de la calle Guala nº3. Esta comparación delata la baja calidad del informe por dos motivos. Primero, es muy poco profesional comparar los puntos fuertes de un bien protegido con otro bien a proteger. De hacerlo así, nunca se hubiera protegido ninguna iglesia tras proteger la catedral. Segundo, César Guardeño Gil y Víctor M. Cantero Solís demostraron que los planos originales de las naves eran completamente accesibles y que en ellos figuraban sus autores, arquitectos de renombre, incluso fuera de Valencia, como Antonio Gómez Davó y José Luis Testor Gómez. La persona que realizó el informe en el Servicio de Planeamiento no tuvo ningún interés en realizar un buen trabajo.
Segunda respuesta y solicitud de nuevos informes
Por supuesto, presentamos alegaciones ante este nefasto informe, y unas semanas después, el Ayuntamiento anunció que pediría nuevos informes. El primero de esos informes en llegar fue el de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, y el segundo fue el del Consell Valencià de Cultura. Ya se ha hablado en otros sitios sobre la calidad de los informes que realizan estas entidades. El informe de la Academia San Carlos sigue ignorando el informe de Diana y Sara, y resalta otros edificios por sus distinguidos autores, obviando la destacada autoría de las naves. El informe también abronca a los vecinos, aunque por otros motivos, y aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid para meterle un buen rapapolvo a la Administración. La verdad es que esa página y pico de broncas y rapapolvos es bastante sorprendente, y denota que algo no está funcionando bien. El autor del informe se toma la libertad de recriminar a los vecinos por, según el autor, querer resolver un problema de urbanismo mediante una protección. Se debe recalcar en este momento que los vecinos pensaban que las naves estaban ya protegidas y que el proyecto del macrohotel-residencia ha sido el que ha hecho que los vecinos se dieran cuenta de la realidad. Hay una voluntad verdadera de proteger las naves, más aún después de los valores encontrados por Diana y Sara y que han sido completamente ignorados. El problema es que, precisamente el proyecto del macrohotel-residencia, está haciendo que el tiempo apremie ya que hay un peligro probado de demolición.
El siguiente informe es el del Consell Valencià de Cultura que no mejora los anteriores, aunque evita (gracias) broncas innecesarias. Eso sí, uno de los dos arquitectos del Consell Valencià de Cultura, José María Lozano Velasco, fue contratado por la promotora para realizar otro juicio de valor a favor, por supuesto, de los intereses de la promotora, los cuales podréis imaginar cuáles son. El informe del Consell dice que Lozano se abstuvo de participar y votar.
Artículo de opinión a favor del macrohotel-residencia
Los lazos de José María Lozano Velasco con la promotora parecen más estrechos de los que cabía esperar, ya que su colaboración no se ha limitado al informe que le hizo. Esto hace que nos preguntemos si tiene sentido y es normal que un miembro de una entidad pública tenga este tipo de relaciones con empresas promotoras que piensan cambiar con sus proyectos la fisonomía de todo un barrio, e incluso de un distrito.
Este comentario lo hacemos tras leer su artículo de opinión en el Levante-EMV, el cual es bastante insólito.
En primer lugar, critica la voluntad de Joan Ribó de querer resolver el problema de Tabacalera, para extender la crítica a similares soluciones en el caso de las naves de Guala nº3. Se permite valorar la indemnización que el Ayuntamiento debe dar a la promotora en 60 M€. Es curioso que la representante de la promotora diera esa misma cifra a la prensa a la hora de hablar de la inversión que suponía el macrohotel-residencia. Primero, la inversión real descrita en el proyecto básico no llega a 16 M€. Segundo, jamás los terrenos de un patio de manzana podrían llegar a esos precios, por mucho macrohotel-residencia sin licencia que tengas en mente. Este miembro del Consell Valencià de Cultura se permite amenazar con una auténtica extorsión al Ayuntamiento de Valencia.
Después confiesa ser un auténtico colaborador de la promotora, ya que no sólo le ha hecho un informe, si no que además le aconseja sobre presuntas irregularidades para que la promotora presione a la Administración.
También aprovecha para criticar el apelativo de "macrohotel". Señor Lozano, tenga en cuenta que el apelativo correcto es "macrohotel-residencia". El susodicho tiene 575 habitaciones, casi todas dobles. El hotel más grande de Valencia es el Expohotel con 378 habitaciones únicamente, y en el área metropolitana, el hotel más grande es el Resa con 442 habitaciones únicamente. ¿Nos puede explicar por qué es impropio el apelativo de macrohotel-residencia? ¿Nos puede decir también por qué hace un artículo de opinión para defender tal barbaridad en un patio de manzana y para amenazar al Ayuntamiento si no otorga los permisos?
Destaca después que el uso del suelo es compatible con el uso pretendido, aunque no dice que la compatibilidad se cambió en 2020 para hacerlo posible. Tampoco critica ese cambio de compatibilidad, el cual nos ha metido en estos lodos.
Luego comenta que no existe protección patrimonial alguna sobre los inmuebles existentes, lo cual es engañoso. Sí existe protección sobre los paneles cerámicos, los cuales fueron arrancados de manera irregular. La promotora tenía un permiso de la Dirección Territorial de la Consellería de Educación, Cultura y Deporte, pero ese permiso sólo se otorga si ya hay un permiso de demolición, el cual no existía. También se ha propuesto proteger el pavimento adoquinado de las naves por parte del Servicio de Planeamiento, lo cual aún está bajo estudio. Y luego nos queda el ramal de Guala de la acequia de Rascaña, pero eso merece un capítulo aparte.
Después cita las conclusiones de su informe y dice que fue "Redactado y entregado a la propiedad con antelación a que el asunto se tratara en el Consell Valencià de Cultura a petición del Ayuntamiento". Sin embargo, el informe del Consell Valencià de Cultura dice en sus primeras líneas que la petición le llegó del Ayuntamiento de Valencia el 24 de octubre de 2022, y José María Lozano Velasco firma su informe el 22 de noviembre de 2022.
Además, José María Lozano Velasco se jacta que los informes del Consell Valencià de Cultura y de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos lleguen a similares conclusiones. Teniendo en cuenta el nulo trabajo de investigación realizado por esas entidades públicas, que no son pluridisciplinares como marca la Ley 4/1998, de 11 de junio, de Patrimonio Cultural de la Comunidad Valenciana, y de los fallos encontrados en ellos, nosotros no nos jactaríamos de eso precisamente. Tampoco sabemos si José María Lozano Velasco se jacta también del informe favorable a demoler las caballerizas del Palacio de Escrivà que realizó hace unos años. Por cierto, las caballerizas aún están en pie y están protegidas.
Después critica el trabajo de Diana tratándola, además, de "colega" y "voluntariosa". Dice que Diana no cita autorías... Sí, eso está en el artículo de José María Lozano Velasco, una crítica a Diana por no citar autorías. ¿Y la omisión negligente de la autoría de las naves en todos los informes realizados por las entidades públicas? Luego la critica por no ser precisa, por obviar otras circunstancias, y por considerar la conclusión extemporánea. Todo aquello de lo que adolecen los informes de las entidades públicas. La crítica de extemporaneidad es un arma peligrosa, y de doble filo. Sólo hay que comparar las publicaciones sobre patrimonio industrial de ambos doctores arquitecto. Herramientas como google scholar facilitan la tarea.
Luego habla de la autoría de las naves. Ahora sí, cuando se ha hecho público por César Guardeño Gil y Víctor M. Cantero Solís. Sobre esto, el periódico Las Provincias sacó la noticia de la autoría, y el periodista contactó con José María Lozano Velasco sobre este tema, a lo que respondió que son "obras menores de arquitectos más o menos conocidos". Primero, los arquitectos son muy conocidos, y un doctor arquitecto que califica a Antonio Gómez Davó y a José Luis Testor Gómez de ser más o menos conocidos de manera condescendiente no debería ser miembro del Consell Valencià de Cultura. Segundo, las naves industriales son lo que son, no son palacios, ni catedrales, ni sedes de bancos, y como tales hay que valorarlas. Cabe señalar que no existen más ejemplos, por parte de ambos autores, que se encuentren vinculados a la construcción de patrimonio industrial en la ciudad de Valencia, más allá del de la cubierta de las naves de Macosa.
Finalmente, concluye con estas palabras: "Pero el tema ha trascendido la lógica, la razón y evidentemente, la expertización, para colarse en la precampaña electoral y entre oscuros objetivos partidistas, anunciando un destrozo no sólo en la tesorería municipal (quizás se piense que serán otros los que correrán con la factura) como confiesa Ribó, sino también en el interés inversor y productivo en la ciudad de València". Estamos de acuerdo que el tema ha trascendido la lógica, la razón y la expertización. El proyecto del macrohotel-residencia en un patio de manzana de un barrio muy densamente poblado no tiene ninguna lógica. Los informes de las entidades públicas ignoran los valores patrimoniales de las naves sin razones que lo soporten. Y en cuanto a la expertización, arquitectos sin trasfondo en patrimonio industrial se creen suficientemente competentes para ignorar las conclusiones de una experta de probada experiencia en patrimonio industrial. En cuanto al comentario de la precampaña electoral, es curioso que José María Lozano Velasco escriba un artículo de opinión sobre este tema. Seguro que no es para echar más leña al fuego. Y sobre los oscuros objetivos, pregunte a la promotora, pregunte por la intervención de Selacem, pregunte por la inmatriculación de la acequia de Rascaña, pregunte por qué el Ayuntamiento no hace nada al respecto, y luego pregúntese por qué usted realiza artículos de opinión como éste. Por último, el destrozo no será en la tesorería municipal, pero si el macrohotel-residencia se acaba construyendo, terminará por destrozar un barrio residencial obrero, y la vida de miles de valencianos del barrio de San Antonio y del distrito de la Zaidía.