El riesgo de no seguir las señales

“Esta vez no voy a dejar que el destino me rompa una pierna”. Eso fue justo lo que pensé cuando sorprendí al Universo mandándome señales nuevamente. Mi gran amor se había alejado… simplemente dejó de contestar los mensajes y el dolor de esa pérdida se tradujo en un profundo desamparo.

No podía ser de otra manera. Ella fue el motor que me impulsó al cielo para sentirme grande, importante y poderoso. Y solo desde esa tribuna logré enfrentar aquél otro dolor encarnado en mi corazón: la ausencia de mis hijos.

Parecía que había perdido todo lo importante en mi vida y solo me quedaba observar las señales sin resistir y esperar. Los signos eran muy claros: el calendario, el boleto de avión más barato y el préstamo que me ofrecieron sin pedirlo.

Tenía que ponerme a la altura de las circunstancias porque anhelaba obtener respuestas: ¿qué voy a encontrar? ¿un trabajo, un amor?, ¿será por unos meses o unos años?, ¿regresaré?

Aún con el alma desconsolada decidí dejarlo todo: proyectos laborales, amigos, familia, el hogar y probablemente hasta la vida; uno nunca sabe lo que el destino nos depara.

Mi historia cambió cuando decidí tomar el préstamo, comprar un boleto de avión y embarcarme en una aventura con destino a Londres. Estos relatos comienzan justo aquí, cuando opté por hacerle caso a las señales. No sea que, si las ignoro, ¡me vuelva a romper una pierna!

También he creado el grupo “Sembradores y constructores del Puente” en Facebook, para que puedas comentar tus impresiones de los diferentes episodios de mi Anecdotario que iré publicando.

La idea es que al comentar con otros, se genere una riqueza de puntos de vista que puedan darte luz acerca de tus propias experiencias de vida.

Te invito a participar, aquí el enlace: