Por Nora Lía Sormani
Vocal de AETAE
Por un lado, el teatro para niños no es sólo un conjunto de espectáculos, se trata de una actividad artística más compleja que incluye múltiples aspectos. Involucra un sector de la totalidad del campo teatral que se relaciona con el resto, es decir, con el llamado teatro “para adultos”, según dos categorías fundamentales: comunidad y diferencia. Comparte con el teatro para adultos muchos elementos y, a la vez, tiene ciertas reglas de funcionamiento propias.
Por otro, el teatro para niños adquiere su entidad como tal en el acontecimiento de la recepción infantil. Son los niños espectadores los que determinan que una obra sea infantil o no lo sea a partir de su aceptación o su rechazo. Si es el receptor el que, en el acto de la recepción, da su carácter de “infantil” al teatro, pueden distinguirse dos formas diferentes de este teatro consideradas de acuerdo a la interrelación entre los creadores y ese público o receptor específico:
teatro infantil por interiorización. En este caso autores y directores trabajan a partir del conocimiento de las condiciones de la cultura infantil y de la especificidad del espectador y del lector niño. El niño opera en este caso como espectador/lector implícito.
teatro infantil por apropiación. Se trata de aquellas obras en las que los creadores no tuvieron en cuenta al público o lector niño a priori y que, sin embargo, son “tomadas” o “apropiadas” de manera espontánea, a veces imprevisible, por los mismos niños en el acontecimiento de la recepción. No fueron sus creadores quienes determinaron que fuera teatro infantil, sino los mismos niños espectadores que acudieron al teatro. El niño opera en este caso como espectador histórico o empírico.
Llamamos teatro para niños a aquél que involucra al espectador infantil, por interiorización o por apropiación, desde un régimen de experiencia cultural que le es específico, desde su particular forma de estar en el mundo. Esto no quita que también los adultos puedan disfrutarlo como espectadores históricos y sentirse incluidos desde el diseño de espectador implícito. Consideramos que el teatro infantil, en la actualidad y debido a los progresos del arte destinado a la infancia, tiene un carácter “inclusivo”, es decir, involucra a los niños, pero no excluye a los adultos. Si el teatro para adultos es aquél destinado exclusivamente a ellos, el teatro para niños es para los pequeños y, dadas sus características actuales, niños, también para los adultos (Tournier, 1982 y 1996).
¿Qué piensan los mismos actores sobre los rasgos distintivos de la actuación en el teatro para niños? Para el presente trabajo entrevistamos a nueve de los mejores actores argentinos del teatro para niños, a los que les hicimos cinco preguntas sobre su oficio y la escena infantil: Mónica Arrech, Carlos De Urquiza, Pablo Di Felice, Lali Lastra, Cecilia Martín, Giselle Pessacq, Héctor Presa, Leo Rizzi y Mónica Spada.
Las preguntas formuladas a todos ellos fueron:
¿Qué es ser actor de teatro infantil?
¿Cómo encara su preparación como actor cuando sabe que la obra va a ser vista por niños?
¿Cuáles son los recursos específicos que debe tener un actor para niños?
¿Cómo influye en usted el público de niños en el momento de la actuación?
¿Cree que todos los actores están capacitados para trabajar en una obra para niños? ¿Por qué sí? ¿Por qué no?
Reproducimos a continuación las respuestas, que consideramos material valioso en el marco de una investigación futura1.
Mónica Arrech (integra el grupo Teatrantes, de Mar del Plata)
1. Es mi forma indagar y construir todas las intrigas que nos desvelan en nuestra existencia como seres humanos.
2. Trato de trabajar con inocencia y desprejuicio.
3. Generosidad.
4. Estimulan mucho los chicos como público, porque son espectadores abiertos y generosos.
5. Creo que todos, pero todos los que tengan ganas de hacerlo. No es que otros no estén capacitados, sino que debe partir de una necesidad del actor.
Carlos De Urquiza (fundador y director del grupo de Teatro Buenos Aires. Es presidente de ATINA - Asociación de Teatristas Independientes para Niños y Adolescentes).
1. Es ser el intérprete de un texto, por una parte, y el creador del personaje que realiza las acciones contenidas en ese texto, por el otro. La materialidad es ámbito exclusivo del actor y por tanto ése es su arte. El arte de materializar en un momento único e irrepetible, en comunión con el espectador, el hecho teatral, que es pura potencia y vida con mayúsculas, desarrollándose en un espacio que se conforma a partir de sus acciones.
2. No creo que me prepare de una manera diferente, sé que me dispongo a jugar, y quizás allí radique la diferencia, porque me siento más libre, menos atado que en el teatro para adultos.
3. Creo que el recurso más claro es poseer una gran oreja orientada hacia la platea. El actor se tiene que poder desdoblar en su concentración: tenerla en lo que está haciendo, y a partir de esa concentración encontrar un sentido de verdad a sus acciones, y tener la otra (por suerte tenemos dos orejas) colocada en medio de la platea. Saber escuchar al público, intuir si está interesado o si se está aburriendo y otras cosas le llaman la atención. En ese sentido es importante saber que el estado atencional del espectador en el teatro para niños, muchas veces tiene que ver con el espectáculo, sus caídas de tensión, la falta de escenas bien estructuradas, la falta del crecimiento dramático adecuado, el exceso de narrativa, etc. Pero muchas otras se debe a problemas ajenos al espectáculo. Es muy posible que si los padres les compraron muchas golosinas antes de entrar en la sala, exista una gran dispersión debido a los ruidos de los celofanes y al deseo de abrir las cajas o de convidar o ser convidados con las golosinas, o quizás se deba a que no durmieron la siesta o que la durmieron y todavía no se despertaron y tantas cosas más. Sea como fuera, el actor en el teatro para niños debería saber cuándo acelerar un ritmo o remarcar una acción o hablar con más fuerza o hacer su voz un susurro para lograr cuantas veces sea necesario la atención de su espectador. Hay otros recursos especificos, pero creo que éste es el fundamental.
4. En alguna medida está comentado en el punto anterior. El espectador, ya sea en el teatro para niños o en el teatro para adultos, influye siempre en el hecho teatral porque éste es un acto comunicacional y por tanto los dos términos se influyen mutuamente. En el teatro para niños, dada la espontaneidad y la falta de códigos de comportamiento, esto se da con más fuerza e influye de manera decisiva. Tenemos que saber antes de comenzar a estructurar un espectáculo cómo queremos que sea esa vínculo, de qué manera lo vamos a estructurar. No es lo mismo un espectáculo que invita al espectador a manifestarse y otro que quiere un espectador atento, participativo pero que su participación sea desde su butaca y en silencio. Si tenemos actores con tránsito por este género teatral, existen más posibilidades de que esta influencia pueda ser transformada positivamente.
5. No todos los que se suben a un escenario muchas veces están capacitados para estar allí. Y esto ocurre con mucha más frecuencia en el Teatro para Niños, ya que muchas veces es tomado como una primera experiencia teatral. Los actores del Teatro para Niños en nuestro país son extremadamente jóvenes e inexpertos. Otros actores que vienen del Teatro para Adultos necesitan un proceso de adaptación. No están acostumbrados al movimiento en la platea, a los padres hablándole a los hijos o a los chicos haciendo comentarios, muchos de los cuales tienen que ver con lo que están viendo. Estos actores se desorientan, pierden concentración y terminan muy enojados con el público. El género teatral infantil es una especialidad y como tal precisa de un aprendizaje. Aunque en definitiva, un buen actor es un buen actor trabaje para quien trabaje.
Pablo Di Felice (creador, junto a Mónica Spada, de Puro Grupo Teatro)
1. Ser actor implica tomar un compromiso. Es hacerse responsable. Cada frase, cada gesto en el escenario, crean distintos universos. Es allí entonces donde el actor tiene la enorme responsabilidad de tomar partido y transformar con sus herramientas esos universos que “la realidad” no puede transformar. Ser actor es, en definitiva, una enorme oportunidad.
2. La preparación no difiere con la obra a representar. Intento lograr antes de actuar un “estado de disponibilidad”. Este estado es el que me permite comenzar a conectarme con mi personaje, con la obra, con mis compañeros para intentar llegar a completar la obra en el alma del espectador.
3. El teatro tiene sus especificidades, existen, están allí y se quejan cuando no se las tiene en cuenta, pero creo que es fundamental, después de saber que existen, que están allí y que se quejan cuando no se las tiene en cuenta, olvidarlas.
4. El teatro para niños tiene un enorme desafío, y es el de contar con un público sincero y con poca paciencia. Debo tener presente a cada momento que si pierdo su interés, además de seguir actuando, voy a tener que agregarme una nueva tarea, reconquistarlos. De lo contrario me lo harán notar. Actuar para niños influye en mí tanto como actuar para los adultos, sólo que estos últimos, si se aburren, quizás no me lo griten durante la función.
5. No, no lo creo. Lamentablemente. Como no todos los actores están capacitados para actuar en comedias musicales, o en teatro de altura o en tragedias shakesperianas. Creo que el actor debe tener en su mira al “espectador ideal” que va a estar mirando el espectáculo en tercera fila. Si no sé patinar, va a ser difícil satisfacer al espectador que vaya a verme actuar en Holiday on Ice. Esto me lleva inevitablemente a formularme otra pregunta. ¿Debe el actor estar capacitado para representar cualquier género teatral con la misma excelencia? Mi respuesta es sí, solo que a veces una vida se nos hace muy corta.
Lali Lastra (integra desde hace treinta años el Grupo LA GALERA ENCANTADA)
1. Actor, desde mi humilde opinión, es ser vehículo, instrumento y dueño de la llave que abre la puerta de la historia que se quiere contar. Es llevar al espectador a ese lugar donde uno cree, en ese momento, que está la verdad.
2. Una obra destinada a ser vista por chicos requiere de la misma preparación actoral que una destinada al público adulto.
3. Sobre todo ser Actor, con lo que esto significa. Entregarse, explorar, jugar y defender el personaje a muerte sería parte del proceso creativo de la obra.
4. Sinceramente ya no lo sé. Son tantos años, tantas funciones, que para mí es absolutamente natural que los chicos estén ahí y yo en el escenario. Me sigue fascinando verlos pasar de la carcajada al silencio más absoluto porque es en ese transcurrir que siento que vamos recorriendo juntos el mismo camino.
5. Después de todo este tiempo he descubierto que no todos los actores pueden trabajar fluidamente en el teatro para chicos. He visto en actores profesionales una resistencia particular para entregarse al JUEGO. Sin juego (juego a fondo) no hay teatro para chicos.
Cecilia Martín (integra el grupo TEATRANTES, de la Ciudad de Mar del Plata)
1. Tener a la mano la posibilidad de transformación, ser instrumento de transformación, en primer instancia de mí misma, y mi entorno, y también en un contexto más amplio pensándome como teatrista, poseer la capacidad para contar con metáforas la vida, mostrar diferentes posibilidades, miradas, cuestionar, en definitiva transformarme y transformar. Ser un profesional que quiere comunicar.
2. Exactamente la misma, no creo que el destinatario implique una capacitación diferente. El cuidado desde la elaboración de la dramaturgia, la puesta en escena y el trabajo específico de construcción de personaje es el mismo. El entrenamiento, el compromiso afectivo, la búsqueda de riqueza corporal y expresiva, el tratamiento de la voz. La preocupación por plantear un desafío interesante, de no repetir lo conocido, que la experiencia signifique un crecimiento personal, vale para el trabajo del actor más allá del género y del destinatario.
3. Un actor que trabaje en el registro del juego, que arriesgue, que no tema al ridículo, dispuesto a buscar otras lógicas y a desestructurarse, que disfrute plenamente de lo que hace, que sea auténtico y quiera comunicar desde su ser adulto, que quiera entrar en contacto con el otro. Fijate que lo mismo exijo en el actor que trabaje para adultos. Ciertos recursos como el canto o el baile tampoco son específicos del teatro para niños. El niño como espectador es una construcción, se le enseñan modos de expectar en el sentido de que si se lo “entrena” con la modalidad escolar de teatro “participativo”, esperarán eso y en muchos casos se desconcertarán ante una propuesta de otro tipo. Si consume experiencias diversas podrá apropiarse de los códigos del teatro, en definitiva aprenderá a ser espectador y a disfrutar del teatro como bien cultural.
4. Siempre el público influye, hasta cuando se trabaja con la idea de la cuarta pared. El actor perceptivo capta la energía de la platea y entra en contacto con ella. En definitiva de ese encuentro se trata el teatro. Tal vez una diferencia puede señalarse en la necesidad de mayor concentración. Es cierto que aun estando superenganchados y compenetrados con lo que ocurre, los niños espectadores hablan, se mueven, preguntan, opinan, comentan. Ni hablar si se distraen porque alguna parte del espectáculo no capta su atención entonces aparecen las ganas de hacer otra cosa. El actor entonces debe agudizar la escucha y redoblar la necesidad de llegar, de trabajar con los emergentes, a la vez que refuerza la concentración en la escena.
5. Si manejás los recursos de actor, deberías poder hacer todo. Pasar del registro de la tragedia al drama, de la comedia al musical o al teatro para niños, incluso si vamos más allá, pasar de los lenguajes del teatro, al cine y la televisión. Pero sabemos que las formaciones de los actores son bien diferentes. También las búsquedas personales. Hay actores que se sienten más cómodos en los registros del drama que de la comedia, o que se han especializado en comedia musical o clown. Creo que la diferencia se puede hacer más en este sentido que con respecto al destinatario. Cuantos más recursos manejás como actor, estás en disponibilidad para construir personajes más ricos, sea en una producción destinada a niños, jóvenes, adultos, ancianos, profesionales… (o cualquier otro recorte del público que no sea etario.) Si focalizamos en el teatro para niños el núcleo del análisis está más allá de los recursos o la formación, en la ausencia o presencia de concepciones previas, de preconceptos. Muchas veces se lo toma como algo fácil, de carácter menor, tener “ángel” basta para hacer una obra infantil y las producciones son descuidadas, las dramaturgias pobres o encorsetadas en lo didáctico. Muchas veces es la primera experiencia de actuación: “la obrita” y el discurso, el diminutivo denota la desvalorización. Entonces no estás respetando al espectador, en este caso, niño. En realidad tiene que ver con la idea de niño que se sostenga. Estoy pensando en el cine: Emma Thompson haciendo Nanny McPhee, o Johnny Deep en Piratas del Caribe. Actores sin prejuicios.
Giselle Pessacq (actriz. Protagonizó Amor de payasos, La flauta mágica, La O de Odiseo y Tres para el té, entre muchas otras obras)
1. Ser actriz es la posibilidad de pasarme la vida jugando, experimentando y descubriendo el mundo en cada ensayo, en cada función, en cada texto. Es el sueño de vivir mil vidas en una, de entender otras miradas y otros mundos. Y por sobre todo aprender a trabajar en equipo. Porque el teatro se hace siempre con el otro y es en esa comunión donde se generan cosas maravillosas.
2. El teatro para niños exige que el actor ponga en juego todo lo aprendido en su formación y todo su abanico de recursos expresivos. Debe prepararse para el verdadero “aquí y ahora” que es el teatro para niños. Para ello debe trabajar con todos sus sentidos despiertos y a su vez con un grado de concentración y percepción sumamente afilados. Todo aquello que uno incorpora teóricamente en los cursos de actuación se hace carne cuando uno enfrenta una platea colmada de niños: un público sumamente exigente y genuino. Al mismo tiempo, me parece muy importante generar un clima de juego y de diversión en los ensayos para despertar el imaginario creativo de los actores y su capacidad de relacionarse a través del juego.
3. Estar en contacto con su niño interno. Animarse a jugar sin miedo al ridículo. Mantener intacta la capacidad de sorprenderse. Ser lo suficientemente flexible para poder incorporar lo que pasa en la platea. Básicamente, debe trabajar sin el “automático”. Una función de teatro para niños pide “todo” del actor: los sentidos despiertos, la sensibilidad a flor de piel, el timing escénico ajustadísimo y la capacidad de improvisar. Debe estar despierto y disponible. Por lo tanto, el actor debe contar con distinto tipo de recursos y capacidades. Ser como un mago que saca conejos de distintos colores de su galera para sorprender y encantar a su público. Por ello es importante contar con un cuerpo “sensible”, expresivo, plástico. Una voz dúctil. El actor para niños debería tener, más allá de su formación clásica, un entrenamiento en clown, danza, canto. Todo su instrumento debe estar afinado para poder jugar y sorprender todo el tiempo.
4. A mí me potencia. Es el verdadero “aquí y ahora”. El público infantil no conoce convenciones. Es auténtico: expresa abiertamente lo que siente, ya sea felicidad o aburrimiento. Esto obliga al actor a estar abierto, receptivo y permeable a ser modificado por lo que ocurre en la platea. No puede haber un divorcio entre uno y otro. Los niños tienen una “escucha activa”. Ríen, opinan, dan soluciones acerca de lo que ven en escena. No hay filtros. En síntesis, ellos completan la obra. La llenan de vida. Toman el material que uno les ofrece y le dan una vuelta de tuerca. Por eso es tan gratificante cuando realmente se genera la comunicación, cuando se juega de verdad con el otro. Hay un ida y vuelta palpable que modifica tanto al actor como al niño. Es pura empatía.
5. Actuar para niños es actuar sin red. Nuevamente, hay que animarse a jugar, a reírse de uno mismo, a tener la sensibilidad a flor de piel, a despojarse de máscaras y ser auténticos. Es un juego de igual a igual. También creo que es difícil producir material para niños sin estar realmente comprometido con la infancia como etapa clave de formación y crecimiento de las personas. Creo que tiene que haber una motivación conectada con las ganas de aportar al desarrollo del niño en sus capacidades creativas, emocionales, culturales. Poder emocionar, estimular la imaginación de la platea. Descubrir con el otro. Para concluir me gustaría citar a Gianni Rodari8: “Creo en la necesidad de que la imaginación ocupe un lugar en la educación. No para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo”.
Héctor Presa (creador del grupo La Galera Encantada)
1. Ser actor es haber encontrado un lugar en la vida, una profesión que me permite expresarme, que me habilita para sacar mis emociones y comunicarme con la gente a través de ellas.
2. Mi preparación es la misma en cualquier tipo de espectáculo que encare. Sea para niños o para adultos. Se supone, y es lo que intento, que debo dar lo mejor de mí. Eso es lo que esperan y eso es lo que siempre trato de dar.
3. Creo que como detalle fundamental el actor de teatro para niños debe tener capacidad de juego, ese código tan propio de los chicos es sin duda el que le permite conectarse fluidamente con la platea infantil.
4. Potencia, inhibe, no influye, etc. Porque es distinto, más bullicioso, más atento. El público infantil se caracteriza por la espontaneidad. Aplaude lo que le gusta, se ríe de lo que le causa gracia, se emociona cuando alguien le llega al corazón y llora, habla, corre, molesta cuando el producto le aburre. De lo mejor... para mi gusto.
5. Creo que todos los buenos actores están capacitados. No creo que en el punto de la actuación específicamente debamos separar un género (el infantil) del otro (adultos) Creo que si yo como director debo elegir actores, siempre trataré de elegir a los mejores y llevarlos con mi experiencia a que su arte pueda ser apreciado por los niños. ¿Por qué no debería trabajar un actor en teatro para niños? No me gustaría trabajar con aquellos que sostienen que nuestro teatro es un género menor y lo usan como plataforma de aprendizaje.
Leo Rizzi (integra el grupo TEATRANTES, de la Ciudad de Mar del Plata)
1. En principio es un acto de comunicación, en el que podemos contar historias y llevar al otro a imaginar lugares, también hacer que se pregunte sobre su propia existencia o sobre nuestra existencia como comunidad. Segundo: es mi lugar en el mundo, el espacio que elegí para estar y construir 2. De la misma manera que cualquier texto, analizándolo, preguntándome acerca del personaje, llenándome de información sobre la época o el personaje, ensayando, proponiendo acciones, juegos, confundiéndome, acertando, errando... No le encuentro diferencias. 3. En principio te diría que es importante una musicalidad... no saber música, ni cantar maravillosamente pero si una musicalidad para encarar los ritmos de la obra, los personajes, si hay canciones (que la mayoría de los textos tiene)... Pero ahora que leo la respuesta es lo que necesita también un actor que quiera hacer una obra de Brecht. 4. Los niños como espectadores son un público increíble, porque son muy generosos... La obra puede ser mala, los actores también, la escenografía pobre o comerse la actuación... pero ellos siempre rescatan ese momento en que se engancharon o se divirtieron... Me pasa como actor y me pasa también como Papá cuando llevo a mi hijo a ver un espectáculo... Yo pienso: "Qué feo" y él me dice: "Sí, pero la actriz cantaba lindo"... 5. Sí. Me parece que se le tiene miedo al chico como espectador y subestimación al género (muchos colegas ayudan). Me encantaría ver a Alcón haciendo algo para chicos. Cuando algunos se le animaron -pienso en Los Mosqueteros-, ayudaron y renovaron al género.
Mónica Spada (creadora junto a Pablo Di Felice de Puro Grupo Teatro)
1. Es poder encarnar ese vínculo vivo entre el autor y el espectador. Pero también creo en la función social que trae consigo el “ser actor”. Creo que los actores tenemos la tarea política de depositar sobre el escenario la hipótesis y la praxis de otras experiencias posibles, de otras Vidas posibles y de otros mundos posibles.
2. Para mí, la preparación como actor no difiere si la obra es para niños o para adultos. La diferencia esta puesta en la propuesta que la obra trae consigo. Muchas veces es necesaria una preparación determinada, ya sea en una técnica específica o en alguna disciplina que es necesario abordar para llegar a buen término con la propuesta de la obra y del director.
3. Nuevamente no creo que exista esta diferenciación entre el recurso que necesita el actor que trabaja para niños o para adultos. Todos los recursos que el actor tenga o adquiera serán bienvenidos a la hora de expresar y plasmar en el escenario, para lograr crear esa atmósfera dramática que cautive al espectador niño o adulto.
4. Hace 17 años que trabajo para niños y adolescentes y en lo personal, es un público que me estimula por su sinceridad y su autenticidad. No es que el público adulto no lo sea; pero con los niños el feedback es casi inmediato. El público adulto en general primero intelectualiza. El niño o el adolescente responde inmediatamente al estímulo, sin ningún tipo de barreras.
5. Creo que todos los actores están capacitados para trabajar en una obra para niños. Pero también creo que debe existir la decisión consciente y responsable de trabajar para niños. No debe ser una opción más, una salida laboral momentánea; porque el desafío y la entrega son una parte fundamental en este trabajo. Y además tener en cuenta que los espacios en los que se trabaja para niños, en su mayoría no son los ideales. En general son espacios no convencionales, patios de escuelas, teatros dentro de las escuelas, teatros dentro de shoppings, predios enormes donde se convive con otros espectáculos mientras una muchedumbre de gente transita para ver libros, o la calle, las plazas, etc. Creo que todos los espacios son válidos, siempre y cuando no se vuelvan en contra de la propuesta artística. Hay espectáculos más adaptables, y otros que requieren de mayor cuidado técnico y espacial. Pero soy flexible a la hora de llevar Teatro a los niños y a los adolescentes. Me encanta trabajar en las hermosas salas de la calle Corrientes; pero las funciones más emocionantes las he vivido en espacios no ideales, y con públicos masivos que nunca o casi nunca habían visto teatro. Esto cambió mi visión con respecto al prurito que existe cuando se debate entre sí el Teatro en escuela es teatro o no lo es. En el país en el que vivo, y en esta realidad, creo que la función del actor es llevar teatro donde el teatro sea necesario, donde el teatro sea requerido.
Bibliografía
-Eco, Umberto, Obra abierta. Barcelona, Ariel, 1985.
-Féral, Josette, “El texto espectacular: la escena y su texto”. En Itinerarios. Revista de Literatura y Artes, n. 2, 1999.
-Lotman, Yuri, La estructura del texto artístico. Madrid, Istmo, 1982.
-Sormani, Nora Lía, 2004, El teatro para niños. Del texto al escenario, Rosario, Homo Sapiens.
----------, 2009, Los niños y el mundo del teatro, Madrid, Catarata, en prensa.
11 Mónica Spada es creadora junto a Pablo Di Felice de Puro Grupo Teatro.
-Tournier, Michel, 1982, “¿Existe una literatura infantil?”, El Correo de la Unesco, Buenos Aires, junio.
----------, 1996, “¿Existe una literatura infantil?”, La Mancha. Papeles de Literatura Infantil y Juvenil, n. 1, julio.
- Villegas, Juan, Nueva interpretación y análisis del texto dramático. Ottawa, Canadá, Girol Books, 1991.