Introducción
Consideraciones generales sobre el tratamiento antifúngico de las micosis animales
La administración de un tratamiento antifúngico eficaz a un gran número de animales resulta inviable en términos económicos. Es por ello que el tratamiento antifúngico individualizado de las micosis animales suele llevarse a cabo solamente en los individuos de elevado valor económico, ecológico o sentimental. Por otro lado, cualquier prescripción de fármacos antifúngicos en veterinaria debería tener en cuenta las siguientes consideraciones:
En general, resulta más complicado elegir el agente antifúngico más adecuado y calcular la dosis a aplicar en medicina veterinaria que en medicina humana, ya que se desconoce la farmacocinética de la mayoría de estos compuestos en muchas especies animales. A este respecto debe indicarse que, en muchos casos, la efectividad del tratamiento y la minimización de sus posibles efectos secundarios depende en gran medida de que la dosis de administración del antifúngico sea calculada teniendo en cuenta la tasa metabólica del animal en lugar de simplemente su peso y talla.
La vía de administración del antifúngico más adecuada depende en gran medida de las características y el estado del animal. Así, por ejemplo, la vía oral no es útil en animales que hayan suspendido el consumo de alimento, mientras que la vía endovenosa es difícil de llevar a cabo en animales de muy pequeño tamaño. En cualquier caso, siempre que sea posible, la vía de administración elegida deberá ser aquella que implique un menor estrés para el animal.
Debido a la amplia distribución de muchas especies fúngicas en el ambiente, independientemente del antifúngico elegido, el tratamiento farmacológico de las micosis ha de ir asociado a la mejora de las condiciones higiénicas en el ambiente en el que se mantiene a los animales. Asimismo, dada la naturaleza polimicrobiana de muchas infecciones en las que participan los hongos, debería realizarse un tratamiento adecuado de cualquier posible infección bacteriana concomitante.
Más allá de estos principios generales, a día de hoy no existe consenso alguno sobre cuál es el tratamiento antifúngico más adecuado para cada una de las múltiples manifestaciones de cada tipo de micosis en distintas especies animales.
Modalidades de tratamiento antifúngico
Aunque existe un continuo de posibilidades para el tratamiento antifúngico de las micosis animales, normalmente suelen distinguirse las siguientes cuatro estrategias o modalidades terapéuticas:
Tratamiento profiláctico o preventivo. Consiste en intentar prevenir las infecciones fúngicas mediante la administración de fármacos antifúngicos a animales en riesgo elevado de contraer una micosis. La administración del tratamiento ha de prolongarse durante el período de tiempo en el que se considera que el riesgo de padecer la infección fúngica es más elevado. Entre los principales problemas de esta estrategia destacan su elevado coste económico, la posible ocurrencia de interacciones con otros fármacos, la toxicidad para el hospedador de algunos antifúngicos y la posible selección de cepas fúngicas resistentes al antifúngico utilizado.
Tratamiento empírico. Esta modalidad de tratamiento se inicia ante una sospecha clínica de micosis pero sin que se tenga prueba alguna de que el animal está realmente infectado. Es una estrategia de amplio uso debido tanto a la incertidumbre asociada al diagnóstico muchas micosis como a la rápida progresión y a la gravedad de las mismas una vez establecidas. Sin embargo, existe cierta controversia sobre su utilidad y los posibles efectos negativos que conlleva, los cuales parecen ser similares a los del tratamiento profiláctico.
Tratamiento anticipado. Esta modalidad de tratamiento está indicada en los casos en que la probabilidad de desarrollar una micosis es elevada y existe una clara sospecha de la misma. Tal sospecha puede fundamentarse en la observación de signos clínicos, los resultados de diversas técnicas de análisis de imagen, la recuperación en cultivo del hongo a partir de secreciones pero no de tejidos, un test serológico positivo para la presencia de antígenos fúngicos tales como el galactomanano o un resultado positivo por PCR para cualquier hongo. La duración del tratamiento antifúngico se establece en función de la evolución del resultado de las técnicas diagnósticas mencionadas. La principal ventaja de esta modalidad terapéutica frente a las anteriores es su menor coste económico, ya que se aplica a una población de animales más reducida y se mantiene durante menos tiempo.
Tratamiento convencional, específico o dirigido. Es una modalidad de tratamiento que se inicia únicamente cuando existe un diagnóstico de certeza de micosis. En estos casos, una terapia antifúngica agresiva y temprana puede conllevar (aunque no siempre, desgraciadamente) la mejora significativa de la supervivencia del animal. En general, el tratamiento antifúngico debe ser continuado hasta la resolución de las lesiones, la consecución de resultados negativos en los cultivos micológicos y la superación de los factores de predisposición subyacentes.