Posicionamiento ideológico de la Red

ZarenSare-enREDando se posiciona y abre nuevos debates en relación a la definición del modelo de consumo necesario para la construcción de una vida que merezca la pena ser vivida:

  • La red cuestiona el concepto tradicional de “desarrollo” entendido como un concepto impuesto, excluyente y vinculado únicamente al crecimiento económico. La red resignifica el concepto de DESARROLLO HUMANO SOSTENIBLE, lo resignifica y adjetiviza para dotarlo de la identidad, siempre en clave de proceso, acorde con los valores que quiere proponer: “DESARROLLO DECRECENTISTA, EQUILIBRADO, INCLUYENTE Y FEMINISTA” (DDEIF).

Y se caracteriza por:

    • Poner la vida en el foco de atención, desde un enfoque integral de la misma, sin binarismos ni relaciones de poder entre seres humanos, animales y naturaleza.
    • Romper con la subordinación de la naturaleza al ser humano y las relaciones de poder que las provocan. Entender la vida de manera integral buscando equilibrios y apostando por el bienestar colectivo de la vida.
    • Abandonar completamente la idea del crecimiento económico como fin en sí mismo que choca con los límites reales del planeta y la capacidad de desarrollar una vida digna a las personas. El decrecimiento y el post-desarrollo como elementos ideológicos clave hacia una vida que escape de la lógica capitalista de la acumulación.
    • Repartir el trabajo socialmente necesario (también el de cuidados) mediante medidas como la reducción de las jornadas laborales.
    • Promover y conseguir la realización integral de la vida entendida como un todo (seres humanos, animales, naturaleza) sin poner en riesgo las generaciones futuras, atendiendo a las necesidades espirituales, físicas y psicológicas del conjunto de seres, comunidades, pueblos y naturaleza desde la lógica del decrecimiento.
    • Apostar por una Democracia Participativa como modo y estilo de actuación, que en su praxis, anticipe, una nueva sociedad, donde lo participativo e inclusivo, sean señales vivas, aunque con contradicciones, de ese modelo de sociedad anhelado.
    • Garantizar una visión plural, diversa e incluyente en relación a la diversidad humana, de la vida y los diferentes contextos globales.
    • Aplicar los principios del Buen vivir y el Decrecimiento como vía para su consecución. Promover la lógica del mantenimiento de la vida y no su destrucción.
    • Garantizar el derecho a la felicidad de las personas poniendo en valor el SER y no el TENER.
  • La red entiende que la JUSTICIA DE GÉNERO Y LA LIBERTAD son cruciales para definir este nuevo concepto de DDEIF hacia vidas que queramos vivir, por lo tanto buscamos:
    • Romper con las relaciones asimétricas de poder entre mujeres y hombres, al mismo tiempo que garantizar la igualdad de derechos (tanto en lo público como en lo privado) y oportunidades entre géneros, para participar en su entorno social, político, económico y cultural en igualdad de condiciones y posiciones. Para ello se aplicarán acciones de discriminación positiva razonables si fuera necesario.
    • Asegurar que las mujeres sean agentes y beneficiarias del cambio.
    • Garantizar que la vida no se base en valores patriarcales sino guiarnos por valores feministas liberadores tanto para mujeres como para hombres.
    • Romper con los estereotipos de género y las identidades impuestas por la sociedad patriarcal, al mismo tiempo que con las reglas de la heteronormatividad.
    • Consolidar una conciencia de género que ha de “pasar por la piel” como vía hacia una transformación radical. El paso por lo individual como indispensable hacia lo colectivo.
  • La red estima que para lograr el DDEIF que hemos resignificado, :
    • Que es desde la CULTURA desde donde se ha de provocar EL CAMBIO DE PARADIGMA y para lograrlo considera necesario un concepto de cultura con las siguientes características:
        • Necesitamos un concepto de “cultura” que sea dinámico. Una cultura dinámica se adapta continuamente a las vivencias de la sociedad, es propiedad de la comunidad, quien, cuando lo estima oportuno, y de forma democrática, la puede adaptar, transformar.
        • La identidad cultural de una comunidad no es una característica estática, sino un hecho en continuo dinamismo ante los cambios contextuales, los problemas y desafíos a que se enfrenta esa comunidad. Por consiguiente, cualquier tipo de manipulación cultural por parte de unas estructuras de poder, como partidos políticos o poderes económicos, debe ser contrarrestada; es la comunidad quien define y gestiona su cultura completamente y de forma autónoma.
        • Una cultura que identifiquemos con el alma, el espíritu de todo (comunidades, pueblos...) con su propio sentido y el valor que se merece. Ha de ser diversa e incluyente. Desligada del concepto que el modelo economicista promueve sobre ella.
        • Resistente a la homegenización y la hegemonía de la actual sociedad consumista, garantizando, al mismo tiempo, la defensa de las identidades originarias ante la pretendida superioridad del concepto de modernidad, que conlleva una práctica cultural, uniformadora y centralizadora.
        • Los derechos culturales forman una parte integral de los derechos humanos, y constituyen la garantía para las libertades y la dignidad humana. Para lo cual deben existir instituciones y estructuras socio-políticas, que autónomamente, puedan desarrollar integralmente sus especificidades culturales en la comunidad y en el planeta.
        • Una cultura que no caiga en el relativismo cultural. La diversidad cultural de nuestra sociedad es uno de los principios más importantes para el DDEIF. Contribuye al desarrollo intelectual, moral y espiritual. Permite la diversidad de pensamientos, de gustos, formas de ser y de estar en el mundo, diversas formas de relacionarse desde el respeto con la naturaleza y con los otros seres humanos y no humanos. Esa diversidad cultural (desde un enfoque de derechos) se debe respetar; sin olvidar que el punto de partida es que las tradiciones no pueden ser un obstáculo para llegar al DDEIF ni provocar daño alguno a la vida entendida como un todo integral. Además, dichas tradiciones tienen que inscribirse en un modelo de cultura dinámica. Para lo cual es de vital importancia vincularla con los valores propuestos para el DDEIF y la vida que queremos vivir. La red apuesta por definir, desarrollar y debatir los valores concretos que la mueven.
    • Que la SOSTENIBILIDAD ha de mostrarse en 5 dimensiones: la ecológica, la cultural, la política, la social y la económica, teniendo como elementos clave los siguientes:
        • El desarrollo de las 5 dimensiones fuera de la lógica de mercado a través de nuevos paradigmas.
        • La dimensión cultural es considerada como central, en cuanto a que permea al resto de dimensiones, para conseguir el cambio de paradigma.
        • Cada una de las dimensiones ha de enfocarse en relación a los valores descritos que caracterizan el DDEIF: justicia de género, reparto equitativo de la riqueza, decrecimiento, buen vivir, biocentrismo, democracia participativa, ciudadanía, el valor del ser...
  • La red propone UN CAMBIO DE ESTILO DE VIDA como indispensable para un DDEIF. Nuestro estilo de vida está bajo presión y debe cuestionarse. No se trata solo de cómo fabricar ciertos productos de mejor forma y más eficazmente, o de qué tipo de transporte es menos dañino para el medio ambiente. El verdadero desafío consiste en una reflexión a fondo sobre nuestro estilo de vida, sobre dónde, cómo y qué comemos, cómo trabajamos, cómo nos relajamos y desconectamos, cómo pasamos las vacaciones, cómo nos relacionamos con las personas y con la naturaleza....
    • Todo esto indica que el consumo y la producción están en el eje de la construcción de un nuevo modelo de desarrollo. Un nuevo paradigma que pase por el cambio cultural.El poder para cambiar el sistema completo está en manos de las personas consumidoras, ellas pueden cambiar los sistemas actuales a través de patrones de consumo alternativos y más sostenibles. Entendido el consumo crítico como un acto político y de ciudadanía que va más allá. Pero a la vez hace falta que los principios económicos actualmente predominantes cambien: de un afán ciego de beneficio, de un crecimiento continuo, etc. hacia una economía que decrezca, que ponga en el centro de atención la vida entendida en toda su integridad (naturaleza, seres vivos...). El bienestar de la vida en su conjunto es el criterio central para un desarrollo decrecentista, equilibrado, incluyente y feminista, y ése debe ser el núcleo de su modelo.
    • El cambio de estilo de vida ha de estar orientado y vinculado a los valores que la red define para un DDEIF. Un estilo de vida que salga del individualismo, que promueva los valores decrecentistas y del buen vivir, que rompa con las asimetrías de poder entre mujeres y hombres, que acabe con la hegemonía del sistema capitalista heteropatriarcal, que dote de valor al ser, que garantice un reparto equitativo de la riqueza, que apueste por la gestión colectiva, participación ciudanana y la democracia participativa, que construya nuevas formas más respetuosas de relación con la naturaleza, animales y personas, que apueste por la perdurabilidad frente al “usar y tirar”, que busque la satisfacción de las necesidades colectivas y el bien común.
  • La red apuesta por CONSUMO CRÍTICO, RESPONSABLE Y TRANSFORMADOR (CCRT) como estrategia para provocar un cambio radical hacia el Desarrollo decrecentista, equilibrado, incluyente y feminista.

El CCRT ha de tener las siguientes características:

    • El consumo puede calificarse como CCRT cuando la acción de compra o de no compra, promueve una transformación social y escoge los productos y servicios no sólo en base a su calidad y precio, sino también según criterios éticos, culturales, sociales y medioambientales, potenciando la adquisición de aquellos más justos y sostenibles.
    • De forma más detallada, el CCRT tiene en cuenta las siguientes variables:
    • El CCRT requiere, en el anverso de la moneda, de modelos de producción, distribución y suministro de productos y servicios social y medioambientalmente responsables, optando por aquellos que menor impacto generen.
    • El CCRT ha de promover la construcción de nuevas identidades que cuiden los vínculos y las relaciones frente al individualismo y la desolación generada por la lógica consumista. Ha de ser una propuesta política que ponga en valor el ser y no el tener. Del mismo modo ha de ser un consumo que se ejerza desde los valores definidos por la red para un DDEIF.
    • El CCRT, para promover un cambio radical, ha de tener un enfoque fuerte que subraye la necesidad de la reducción general de consumo de materias primas en lugar de un consumo basado en cierto producto determinado. Este enfoque va más allá del consumo como actividad económica en un mercado monetarizado, también pone el acento en las contribuciones inmateriales a una buena vida. Considera a las personas como ciudadanas, no meras consumidoras. En este enfoque hay individuos, grupos, movimientos sociales y ONGs experimentando con mecanismos y sistemas que pueden ofrecer una alternativa al sistema económico actual. Del mismo modo se hace indispensable dotar al CCRT de un enfoque masivo para incidir tanto a nivel local como global. La multiplicación y el contagio hacia lo masivo como elemento clave para la incidencia y la movilización. Para ello las alianzas con diferentes sectores se hacen indispensables. Además, a este enfoque ha de sumarse una dimensión pedagógica que garantice la concienciación de la mayoría de personas para un cambio cultural.
    • Ha de “pasar por la piel”, pero a su vez reconocer las limitaciones de los actos individuales y buscar formas de incidencia colectiva, desde lo más local hasta lo más global. Pasando por desarrollar círculos virtuosos entre personas, iniciativas comunitarias y/o redes internacionales para lograr una incidencia real tanto en el ámbito de las administraciones públicas como en el ámbito privado. Un CCRT que se hace fuerte determinando claramente sus potencialidades pero también sus límites. Un CCRT que pase por cambios individuales hacia procesos de incidencia colectiva.
  • El CCRT ha de prestar especial atención a las desigualdades de género y a las propuestas feministas para no reproducir los valores machistas de la actual sociedad consumista y promover alternativas de consumo desde los valores feministas.

Relación de equidad en el contexto del CCRT

  • A través de la capacidad del consumo se llega al cumplimiento de derechos fundamentales. El acceso al consumo no está distribuido equitativamente en el mundo ni en términos globales, ni de género.
  • Los problemas ambientales también afectan en mayor medida a las mujeres y las niñas, porque representan el 60% de la población en situación de pobreza (UNDP, 2011).
  • Cuando hablamos de la transformación del consumo, implícitamente hablamos del cambio en la producción y la distribución, porque nuestras opciones de consumo generan modificaciones en todo el mercado y sus relaciones, incluido en la división del trabajo en función del genero.
  • La excesiva individualización de la responsabilidad genera sobre-responsabilidad y en consecuencia ecofatiga, que acaba resultando en des-responsabilización. Esta conlleva problemas de reparto injusto de las tareas para las mujeres, socializadas en el cuidado.
  • La división sexual del trabajo y la toma de decisiones en el hogar son factores que se han de tener en cuenta. Las campañas, las políticas, las medidas y las nuevas tecnologías han de tener en cuenta que las mujeres aún son mayoritariamente responsables de las tareas domésticas, por lo que separar los residuos para reciclar y la compra con criterios de sostenibilidad pueden suponer una mayor carga de trabajo y una reducción en su tiempo, e iniciativas como el ecotiquetado también por su responsabilidad individual.
  • La publicidad es uno de los mecanismos de refuerzo de los roles tradicionales asignados en el patriarcado a mujeres y hombres. Desde una perspectiva feminista, en el marco del consumo, es preciso realizar un análisis crítico de la publicidad en los diferentes sectores o ámbitos de consumo para desarticular su influencia hacia un consumo sin límites así como cuestionar los patrones y mensajes discriminatorios que transmite.
  • Para terminar, el CCRT debe ser una herramienta para poner en valor las tareas de cuidados, las tareas de sostenimiento de la vida entendida de manera integral, con el fin de convertirlas en “patrimonio de la humanidad” y no sólo de las mujeres, al mismo tiempo que se construyen nuevos patrones de consumo.