versión 1
No siempre obramos bien aunque el fin de todas nuestras acciones es el bien. De lo último [f] se sigue que si las buenas intenciones fueran suficientes para obrar bien, entonces siempre obraríamos bien. Que las buenas intenciones no sean suficientes es equivalente a decir que requerimos constantemente investigar qué es el bien y esforzarnos en adecuar nuestra conducta a dichas investigaciones. En conclusión, requerimos constatemente investigar qué es el bien.
versión 2
No siempre obramos bien aunque sepamos qué es lo bueno. De todo lo anterior [¬o^s] se sigue que saber qué es lo bueno no es suficiente para obrar bien. Si no es suficiente [¬k], entonces requeriríamos esforzarnos en adecuar nuestra conducta a nuestras investigaciones sobre el bien o la virtud dependería de la suerte. No existe la suerte, y de esto [¬l] se sigue que la virtud no depende de la suerte. En conclusión, no es suficiente saber qué es lo bueno para obrar bien, también requerimos esforzarnos en adecuar nuestra conducta a nuestras investigaciones sobre el bien.
convenciones sugeridas
o= siempre obramos bien
f= el fin de todas nuestras acciones es el bien
i= las buenas intenciones son suficientes para obrar bien
t= requerimos investigar constantemente qué es el bien
p= requerimos esforzarnos en adecuar nuestra conducta a nuestras investigaciones sobre el bien.
s= sabemos qué es lo bueno.
k= saber qué es lo bueno es suficiente para obrar bien.
l= existe la suerte
d= la virtud depende de la suerte.