2.13 MATERNIDAD

La maternidad en la obra de Padrón

Antonio fue el penúltimo hijo de una familia numerosa. Vivió en un entorno feliz y tranquilo, marcadamente familiar con sus hermanos Manuel, Lolita, Pepe, Pino, Encarnación, Severa, Carmela y Rafael y sus padres, José Padrón Mauricio y Josefa Rodríguez Ruiz.

Sólo nueve años pudo disfrutar de su madre, su padre había fallecido un año antes. Al perderla comparte, con su hermana Carmela, su vida entre la casa de su abuela y tíos maternos y la casa familiar, donde residen el resto de los hermanos. Sin tener a su madre no le falta el cariño de su abuela -que fallecería dos años después-, de sus tías Lola Rodríguez y Lila y de su hermana Lolita, trece años mayor que él, figuras que sin duda hicieron por él lo que hace una madre, lo quisieron, lo protegieron, lo ayudaron a labrarse un futuro y a cumplir sus sueños.

Fueron mujeres las que lo cuidaron, las que velaron por su educación, las que encargaron la construcción del taller en el que desarrollaría la mayor parte de su obra, las que promovieron la creación de su museo y de un premio y un colegio con su nombre. De alguna forma Antonio percibió diferentes amores maternales más allá del que sintió de su madre.

Antonio entendió la maternidad y la plasmó en su obra. Él, que sintió la protección y el cariño de quienes no tuvieron hijos, que representó en Mujer Infecunda la desesperación por la esterilidad, por la maternidad frustrada que lleva a las mujeres a recurrir a la superchería para lograr la ansiada fertilidad, comprendió la maternidad como un sentimiento que no pertenece sólo a los que traen un hijo al mundo.

Se me antoja, cuando veo sus dibujos, que son las manos grandes y firmes de su madre las que lo acunan, los brazos de Lola Rodríguez los que lo protegen, Lila quien con ternura inclina la cabeza sobre él, Lolita la que lo lleva a hombros.

Los niños de Antonio, en sus últimas maternidades, se funden con el cuerpo de su madre como si fueran un mismo ser. La madre desgarrada que implora en El Niño Enfermo pudiera ser la madre enferma que llora porque sabe que deja a su hijo solo, pudiera ser su propio dolor tras la muerte de Lolita que enmudeció su voz de barítono hasta que poco antes de morir cantó por última vez.

Su maternidades aparecen muchas veces ligadas a la temática religiosa, la Anunciación de la Virgen, las postales navideñas que representan a la Virgen y el Niño y por último esa Piedad donde sigue apareciendo esa madre protectora a la que ni la brujería de Mujer Infecunda ni la súplica y las oraciones de El Niño Enfermo evitan el dolor de la pérdida del hijo y la insoportable separación.

María D. Ramírez

Texto para presentar la obra de Antonio Padrón en la exposición “Maternidad Jane y Antonio” del 5 al 31 de marzo de 2018 en la Casa-Museo Antonio Padrón. Centro de Arte Indigenista.

Mujer infecunda I. Óleo sobre tabla. Inacabado. 75,5x90cm. 1962.

Museo Antonio Padrón.

Una mujer yace desnuda en el suelo mientras la curandera vierte sobre su vientre granos de trigo simbolizando la germinación. A su lado puede verse una muñeca con numerosos alfileres clavados en su superficie. Al fondo otra mujer, sentada en una silla y con un gallo entre sus brazos, espera pacientemente en la entrada de la cueva. Más allá se percibe el paisaje de montañas, a través de la puerta abierta.

Mª Victoria Padrón Martinón: El pintor Antonio Padrón. Ed Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas, 1986.

Mujer infecunda II. Óleo sobre tabla. 75x90cm. 1962.

Museo Antonio Padrón

Se trata de la réplica del cuadro anteriormente comentado. De nuevo somos testigos de la ciega fe que la mujer estéril deposita en la curandera. Ésta ha adquirido una posición más erguida y en su mano izquierda lleva una aulaga mientras con la derecha derrama el trigo sobre el vientre desnudo de la mujer. En primer término observamos ahora una lagartija clavada sobre un trozo de madera y un sahumerio. La muñeca con alfileres es otro de los elementos que se repiten. El pintor , en esta obra, invirtió la coloración de los vestidos de la santiguadora y la mujer portadora del gallo. En el presente caso es la segunda quien va ataviada de negro.

Mª Victoria Padrón Martinón: El pintor Antonio Padrón. Ed Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas, 1986.

https://sites.google.com/site/padrongaldar/_/rsrc/1472783585102/brujeria/mujer%20infecunda%20III.jpg?height=330&width=400

Mujer infecunda III. Óleo sobre tabla. 73x79cm. 1966.

Colección particular.

Una mujer yace desnuda mientras la curandera esparce sobre su vientre semillas de trigo. Al fondo, otra mujer, en la entrada de la cueva, lleva un gallo sobre su falda. La muñeca con alfileres y las lagartijas nos vuelven a introducir en este ritual misterioso. Se trata de la tercera versión de una serie basada en creencias supersticiosas que interesaban enormemente al pintor, quien las veía como uno de los lazos de unión entre las mentes sencillas y el pasado. pág. 57 tomo II.

Mª Victoria Padrón Martinón: El pintor Antonio Padrón. Ed Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas, 1986.

Mujeres sentadas, 1967

Óleo y arena sobre táblex

90 x 80 cm

Colección particular

Dos campesinas sentadas, una de ellas con un niño en brazos, tienen un sahumerio a sus pies. En medio de las mujeres observamos un helecho y tras ellas un vaso sobre la mesa.

Los azules con matices violáceos constituyen la coloración dominante. Pág. 75 tomo II.

Exposiciones:

    • XIII Exposición Regional de Bellas Artes, El Gabinete Literario, Las Palmas de Gran canaria, 1968 núm. 89. La obra obtuvo el Premio de Honor, como homenaje al autor recientemente fallecido.
    • Exposición antológica, El Museo Canario, Las Palmas de Gran Canaria, 1970, núm. 41.

Mª Victoria Padrón Martinón: El pintor Antonio Padrón. Ed Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas, 1986.

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Maternidad canaria 1967

El niño enfermo, 1968

Óleo sobre tabla

91 x 80,5cm

Casa-Museo Antonio Padrón

Es algo excepcional que este pintor de niños entregados a sus juegos, de niños armoniosos y ajenos a preocupaciones, llegara a mostrarnos el presente drama. La madre loca de dolor abandona toda esperanza terrena (la medicina está sobre la mesa, la ayuda médica) para suplicar a Alguien más poderoso. El pueblo que se divisa a través de la ventana se halla impregnado del sufrimiento materno. El niño, semejante a una masa inerte, reposa sobre el pecho de la mujer. pág. 68 tomo II.

Mª Victoria Padrón Martinón: El pintor Antonio Padrón. Ed Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas, 1986.