Karma y enfermedad

La medicina convencional o alternativa, por ejemplo, la acupuntura, que crea un puente temporal en el programa kármico del que se somete a este tipo de terapia, hace solamente bloquear temporalmente algunos síntomas, porque en seguida, una vez que la ley kármica reconstruye nuevamente el puente, o filamento nervioso, bloqueado por las agujas que se utilizan para este tipo de terapia oriental, la enfermedad se vuelve a manifestar con los mismos síntomas, pues el programa kármico, no es atenuado, o anulado, sino es por un poder superior, Dios, por el desarrollo físico, mental y espiritual, los meritos, o cambios de actitud, que el enfermo realiza en esta existencia terrestre.

En todo programa de sanar o curar, algunos se curan otros no, pues el programa kármico es totalmente misterioso, desconocido, y solamente un poder superior, llámele Dios, o como quieran llamarle, lo puede atenuar, o anular, y este mismo poder supremo, indica todos los medios, por intuición, y evolución, a la humanidad para que efectúe la búsqueda, y descubrimientos, utilizando la tecnología y los medicamentos derivados de las plantas.

Plantas descubiertas hace miles años por los seres evolucionados espiritualmente, que estuvieron en contacto directo con los espíritus de la naturaleza y Dios, recursos que los laboratorios y la farmacopea aprovecharon por crear los medicamentos de base, apropiados para mejorar, hacer la vida llevadera, o “curar” al enfermo.

Igualmente la mano del cirujano es guiada por el poder misterioso, desconocido de Dios, de acuerdo al instinto, y los conocimientos de las diferentes partes, tejidos, y órganos del cuerpo humano.

Pues, muchas operaciones son realizadas perfectamente, pero algunas veces la enfermedad se manifiesta de nuevo, sin que la ciencia médica pueda encontrar la causa del porque la enfermedad recidiva: “El karma”. Pero, si no hubiera posibilidades, como la medicina convencional, los medicamentos, y las terapias de alternativa, este mundo sería un infierno, ya que la humanidad, necesita un soporte: La fe, para que la mente pueda reaccionar de una manera constructiva para solucionar los problemas existenciales.

Poder mental que hace miles de años, la humanidad, la tenía a flor de piel, para crear y destruir. Una humanidad mucho más evolucionada que la del siglo XXI.

Es Dios, o como quieran llamarle, el poder supremo en todo el universo, y todos los universos, que mueve todos los manubrios del mecanismo complejo de la manifestación espiritual, etérea, y de la existencia del hombre en este mundo, y otros, donde Él, la unidad, o el Absoluto, es el actor, y el espectador de sus infinitas manifestaciones en la cual, los universos, los mundos, las especies, y la naturaleza se nutre de su energía divina, y en su economía, regula y controla toda la existencia material, dual, de espacio tiempo, etérea y espiritual.

El hombre encontrará las respuestas en su programa pre establecido antes la encarnación, por curarse o atenuar la ley kármica de acción y reacción, que tocan a toda la humanidad terrestre y de otros mundos de una manera u otra. Gracias a la meditación, reflexión, contemplación, y descernimiento, disciplina que lleva al camino de la autorrealización, camino que permite entrever otras dimensiones superiores de consciencia, y ser su propio maestro, para controlar y modificar los efectos en esta existencia kármatica, y no de creencias ilusorias y sofisticadas.

Hno Rodolfo