El Ego

Todo lo que escribo, viene a travéz de la meditación, del dicernimiento, la reflexión, y la contemplación, y muchas veces escribo algo que rompe algunos esquemas, pero en el fondo de mi consciencia, se que lo hago por alguna razón muy poderosa y positiva, y si quiebro algunos de estos esquemas, es porque hay cambios que realizar en nuestro interior, y depende del libre albedrio de cada uno de dicernirlo o no, o tomar lo que su interior le dicta, como un camino hacia la vida divina.

Lo que escribo son mis vivencias, y cada uno tiene las propias de acuerdo a su grado de evolución, y estado de consciencia, no tienen por que seguir un camino hollado por otro, aunque este camino pueda ser una referencia, para sentir el llamado, la inquietud de buscar honestamente su realidad interior, mas allá del tiempo y del espacio, de las formas, de las polaridades, de la dualidad, aunque sea por un instante para diluir al ego-mente temporalmente, y tomar consciencia de nuestra verdadera naturaleza divina.

Diluir el ego en un instante, para realizarnos, no quiere decir destruir al ego. Mientras no se cumpla el ciclo de vida el ego es el mediador del espíritu en la encarnación, sin el ego, la existencia no tendría sentido, y el hombre, la personalidad, el ego-mente, que acompaña al espíritu en cada encarnación, la conciencia humana, no podría buscar, descubrir, crear el desarrollo en los mundos ilusorios que la divinidad a emanado, apoyándose en la intuición, en la inteligencia, en los sentimientos y emosiones.

Un misterio que debemos develar mediante la meditación, la reflexión, la contemplación y descernimiento, sin atiborrarnos de lecturas, enseñanzas, métodos y sistemas, que auque sean muy positivas a nivel psicofísico, lo único que hacemos es perdernos en el laberinto de creencias estereotipadas de la noche de los tiempos, y actuales paradigmas, sin que seamos nosotros los que descubrimos nuestra realidad interior, la luz, la verdad, y realizemos que nosotros el ego-mente, estamos comprendiendo el juego de la divinidad en la manifestación de las formas, de los seres, en los mundos, universos ilusorios y finitos.

Una mínima partícula de la suprema consciencia que mora en nosotros es necesaria para “retornar” a la esencia de la que emano nuestra existencia transitoria e ilusoria de ego-mente, y ser más allá del tiempo y del espacio la unidad absoluta sin forma ni nombre. Para esto hay un solo camino, y ese camino esta en nuestro interior, pero cuantos son los que osan verdaderamente buscar el camino de la autorrealización?, y no se encandilan con enseñanzas rebuscadas, sin darse cuenta que el ego-mente, nosotros, nos estamos engañando así mismos, aceptando una paz, una armonía trancitoria, para de nuevo estar en el círculo vicioso de los sentimientos y emosiones de la vida material, sin poder controlarlas con la maestría que se adquiere en otro nivel de consciencia espiritual.

Y como dijo el maestro Jesus el Cristo, “Deja todo y sígueme”. Alusión a dejar todas las creencias creadas por el hombre, por el ego-mente, que imagina, elucubra y crea en su mente calenturienta y finita, las escalas, dimensiones, seres intergalácticos, ángeles, en un dios que solamente tiene un hijo primogénito, donde él ha depositado toda su sabiduria y poder sobre los elementos, mientra el resto de la humanidad es bastarda.

La mayor parte de la humanidad sufre, vive en la miseria, donde el único dios es el pan que con tanto sacrificio se llevan a la boca. Jesus el Cristo, el hombre, que antes de morir, esclamó: "Padre porque me has abandonado", y él, el maestro, hollo el camino de la luz, de la verdad que está en nuestro interior, que no se contradice, más alla de la mente finita, de la especulación, del tiempo y del espacio; distorsionada por los intereses creados de los que se auto titulan representantes de Dios en este planeta Tierra. Es por eso que el reyno de la humanidad transitoria, no es de este mundo.

Hno Rodolfo

Nota. Si yo no escribo como ego-mente, no tendría existencia, manifestando un mínimo reflejo de la divinidad que esta fuera y dentro mi interior, a quien debo reintegrarme, cuando esté realmente preparado para este propósito.