PÍO BAROJA

Pío Baroja

Pío Baroja y Nessi (1872- 1956), hijo de un ingeniero de minas, estudió medicina en Madrid y trabajó como médico de provincias en su juventud. Hombre de gran cultura, se interesó por temas tan diversos como la ciencia, la filosofía y, claro está, la literatura. Como la mayoría de los escritores de la Generación del 98, es autodidacta en su formación literaria. Todas estas inquietudes junto con su pasión por los viajes se verán reflejadas en su obra literaria.

Baroja está considerado el mejor novelista de su generación, además de uno de los mejores novelistas españoles de todos los tiempos. Es el creador de un nuevo estilo narrativo, de difícil sencillez. En sus textos predomina la frase breve, el lenguaje coloquial y sin adornos.

Su Obra

Su producción es enorme. Cerca de 100 volúmenes entre novelas (66), ensayos (9), autobiografías, cuentos, teatro (2) y hasta un libro de poemas.

Las novelas. Solía agrupar sus novelas en trilogías. De este modo llegó a acumular 10 trilogías de tema muy variado: aventura, tema social, filosófico, autobiografía, existencial, etc… Su obra novelesca se divide en 3 etapas:

1) de 1902 a 1912. En esta etapa escribe lo mejor de su producción. Las novelas más destacadas de esta etapa son las agrupadas en la trilogía La Lucha por la vida (donde destaca la obra La busca, 1903), Las inquietudes de Shanti Andía, 1911 (novela de aventuras), Zalacaín el aventurero (también aventuras) y El árbol de la ciencia (1911).

En esta primera etapa ya se fijan los motivos temáticos y los personajes típicos de sus novelas.

En cuanto a los temas destacan los de tipo social y político (La busca) o filosófico-existencial (EL árbol de la ciencia), junto con la revisión histórica y la aventura.

Respecto a los personajes, los hay de dos tipos:

a) pasivos: son personajes reflexivos, tristes y pesimistas. Normalmente reflejan la forma de pensar del autor, o sea, son escépticos, no creen que se pueda mejorar la vida, en definitiva, no creen en el “regeneracionismo” que caracteriza a los autores del 98. Acaban derrotados por la sociedad (como Andrés Hurtado en El árbol de la ciencia).

b) los activos: personajes aventureros, guerreros o trabajadores intrépidos que actúan sin pensar en las consecuencias, como Zalacaín o Shanti Andía (algunos de sus héroes de acción). Estos personajes son lo que el propio autor deseó ser (un hombre de acción) pero que solo logró alcanzar por medio de la imaginación literaria, pues tuvo una existencia rutinaria y tranquila de escritor.

2) de 1913 a 1936. No hay innovaciones técnicas importantes. Lo más destacado son las Memorias de un hombre de acción (22 volúmenes). Son novelas históricas que abarcan todo el siglo XIX y principios del XX.

3) de 1936 a 1956. Es la etapa de declive como escritor, Baroja ya es mayor, su imaginación no da para más. Destaca su autobiografía: Desde la última vuelta del camino (1944-49)

Baroja fue un hombre solitario, contrario a muchas cosas, pesimista radical, ya que como él mismo afirmó: “la vida es esto: crueldad, ingratitud, inconsciencia, desdén de la fuerza por la debilidad”. Puede ser calificado como misántropo, ya que no cree en el ser humano; lo considera cruel y egoísta. Pensaba que lo único que justificaba la vida del hombre era la acción.

Se entregó por entero al cultivo de la novela, concebida por él como un cajón de sastre donde cabía todo; lo importante es la naturalidad y la espontaneidad. En sus novelas aparecen anécdotas, pensamientos del autor o episodios de la narración de una manera constante. Baroja ha sido criticado precisamente por esto: parece que improvisa a medida que va escribiendo, y se le ha achacado despreocupación en cuanto a la construcción de la novela. De todos modos, es indudable el mérito y la claridad que alcanza en su prosa, compuesta de frases cortas y párrafos breves. Hay dos aspectos fundamentales en sus novelas: las descripciones, breves pero absolutamente concisas, y los diálogos entre los personajes, auténticos y creíbles.

La influencia de la novela realista del XIX es indudable sobre nuestro autor. En sus obras aparecen personajes enfrentados por alguna razón a la sociedad, que basan su vida en la acción y el movimiento. Aparecen una gran cantidad de personajes secundarios que dan color a la narración, además de contribuir al ambiente general de la novela.

Agrupó sus novelas en trilogías, aunque estas agrupaciones, en ocasiones, son bastante arbitrarias ya que no hay relación entre las obras que las integran:

La trilogía titulada “Tierra vasca” incluye La casa de Aizgorri (1900), El mayorazgo de Labraz (1903) y Zalacaín el aventurero (1909). Esta última es una de las grandes novelas de Baroja. Narra la vida de Martín Zalacaín, un muchacho de origen campesino que, a través de múltiples aventuras, participa activamente en la guerra carlista. Se han visto reminiscencias picarescas en esta novela, en concreto podemos destacar la influencia de El Lazarillo de Tormes (1554).

“La raza” está formada por La dama errante (1909), La ciudad de la niebla (1909) y El árbol de la ciencia (1911). El árbol de la ciencia es una de las novelas más importantes de Baroja no sólo por sus valores estéticos, sino también por los elementos autobiográficos que encierra. Además, las preocupaciones de los del 98 aparecen claramente expresadas a través de su protagonista, Andrés Hurtado.

Baroja es el novelista de la Generación del 98 y su influencia en la novela española del siglo XX es determinante a causa de la sobriedad de su estilo y de sus extraordinarias dotes de creador.

Todas las obras de Baroja pertenecen al género narrativo: novelas, cuentos y narraciones cortas. Su estilo es vigoroso, dinámico y expresivo. Irrespetuoso con las reglas gramaticales, no busca la corrección sintáctica y léxica, sino la sencillez y la expresividad. Sus personajes suelen ser rebeldes, arrojados e intrépidos en contraste con su falta total de fe en el mundo y en la acción.

Escribió sesenta y seis novelas además de otras narraciones. Entre ellas destacan: La busca, Mala hierba, Aurora roja, La casa de Aizgorri, El mayorazgo de Labraz, Zalacaín el aventurero, Camino de perfección.