INTRODUCCIÓN


La "Generación del 98" y el Modernismo son dos corrientes coetáneas en España. Si bien los escritores del 98 se decantan más por la novela y el ensayo como géneros y por temas más morales, sociales o filosóficos, unos y otros coinciden en bastantes e importantes aspectos:

    • Necesidad de regeneración nacional, superando de forma definitiva la España de la "Restauración" y asumiendo el fracaso de la burguesía en tal empresa.
    • Procedencia social burguesa de los escritores.
    • Necesidad de superar el realismo, como modelo estético dominante desde los últimos decenios del s. XIX, mediante la subjetividad, el irracionalismo, etc.
    • Desprecio del parlamentarismo como fórmula política típicamente burguesa en las sociedades occidentales.
    • Reivindicación de la libertad total para el artista y la concepción de sí mismo como alguien superior a los demás.

En definitiva, pues, 98 y Modernismo no son más que dos expresiones simultáneas de la crisis interna de la burguesía como clase social y de su ideología. Son dos formas diferentes de superación del realismo estético y del positivismo filosófico: dos caminos paralelos de ruptura con el sistema burgués, dos síntomas de una misma crisis, no sólo española sino occidental.

El mundo a principios del siglo XX

Los avances en la ciencia, en la industria, en los transportes y en las comunicaciones hicieron que Europa disfrutara hacia 1900 de un nivel de vida mucho más alto que en 1800. Este desarrollo tuvo como consecuencia un gran crecimiento de las ciudades. Los países europeos más poderosos controlaban además las materias primas y el comercio en el resto del planeta. Por el poder mundial competían Inglaterra, Francia, Alemania y un país en ascenso: Estados Unidos. Las disputas entre todos ellos condujeron a la Primera Guerra Mundial.

En España, se produjo a fines del siglo XIX el llamado Desastre de 1898, cuando la derrota militar frente a los Estados Unidos acabó con los últimos restos del antiguo imperio español (Cuba, Puerto Rico y Filipinas).

Durante los primeros años del siglo XX el sistema político de la etapa anterior continuó inalterado, esto es, el Partido Liberal y el Partido Conservador siguieron turnándose en el poder, sin que hubiera apenas diferencia entre sus políticas.

La sociedad estaba dominada por una oligarquía integrada por nobles terratenientes y por la alta burguesía financiera; era un bloque social conservador que no sólo controlaba la economía, sino también las elecciones (recordamos aquí el caciquismo). Por debajo se hallaba la pequeña burguesía, que se sentía marginada por el bloque dominante pero que a la vez temía al proletariado; la mentalidad de estas clases medias solía ser reformista; de ellas surgieron intelectuales y escritores disconformes, a veces revolucionarios. En último término encontramos a la clase obrera (el proletariado de las zonas industrializadas y las masas de los campesinos), que soportaba durísimas condiciones de vida; en ellos prendieron las ideologías revolucionarias con sus organizaciones sindicales de carácter socialista y anarquista.