4 - Popper, Karl - El falsacionismo

EL FALSACIONISMO

RESEÑA BIOGRÁFICA

KARL POPPER (1902-1994):

Estudió en la Universidad y en el Instituto Pedagógico de Viena. Se doctoró en 1929 con una tesis (no publicada) titulada “Para la cuestión del método en la psicología del pensar”. En 1935 emigró a Inglaterra y en 1937 a Nueva Zelanda, donde profesó hasta 1945, se trasladó entonces a Inglaterra, profesando, a partir de 1949, como “numerario” en la London School of Economics. Se convirtió en Sir Karl Popper en 1965. Ha recibido, en todo el mundo, numerosas distinciones académicas y civiles, entre

ellas las de ser “Fellow of the Royal Society” y “Fellow of the British Academic”.

Los intereses intelectuales de Popper estaban ya muy desarrollados cuando supo del Círculo de Viena y tuvo contacto con varios de sus miembros. Ello le dio la oportunidad de precisar su oposición a varias tesis fundamentales del Círculo. El primer libro de Popper, la Lógica de la investigación, apareció en la serie de publicaciones del Círculo de Viena, este hecho, el que Popper hubiera empezado por ocuparse de temas tratados por positivstas lógicos ha llevado a algunos a considerar a dicho autor como un positivista lógico o, en todo caso, como un positivista lógico heterodoxo. Popper prefiere ser considerado como un crítico del Círculo de Viena. Lo que lo atrajo en el Círculo era como confiesa, su “actitud científica” o, mejor, su “actitud racional”. Dentro de esta “actitud común”, las diferencias entre los miembros del Círculo de Viena, especialmente en la fase más “ortodoxa”, son considerables.

La principal diferencia es el rechazo por Popper del criterio positivista de verificación y de la conexión establecida por los neopositivistas entre verificación y significado. Popper propuso el criterio de la falsabilidad, gracias al cual es posible establecer una demarcación entre ciencia y no ciencia, una teoría científica no es aceptable a menos que sea falsable. El que una teoría sea compatible con todos los hechos conocidos no muestra que la teoría es verdadera, muestra más bien que no es una teoría científica. La probabilidad de que una teoría, una proposición, una hipótesis, etc., sean verdaderas es un criterio insuficiente, pues hay hipótesis sumamente probables que no explican nada, o casi nada; mejor dicho el que expliquen nada o casi nada, las hace justamente harto probables, las proposiciones científicas, en suma, son aquellas que son falsables o refutables, es decir, aquellas para las cuales puede concebirse la posibilidad de ser falsables o refutables. Por eso la ciencia consiste no sólo en confirmación de hipótesis, sino en pruebas para ver si las hipótesis son falsables.

Estas ideas de Popper lo han llevado a rechazar el “inductivismo”; la ciencia no consiste en una colección de observaciones de las cuales inferimos leyes o hipótesis, sino en un examen crítico de hipótesis destinado a eliminar las que conduzca a conclusiones falsas. “La forma lógica de un sistema científico –escribe Popper- debe ser tal que pueda ser puesta a relieve, mediante pruebas empíricas, en un sentido negativo: debe ser posible para un sistema científico el ser refutado por la experiencia.” Popper basa su idea en lo que llama “asimetría entre verificabilidad y falsabilidad”- una “asimetría que procede de la forma lógica de los enunciados universales”, los cuales “no son nunca derivables de enunciado singulares, pero pueden ser contradichos por enunciados singulares”.

Las ideas de Popper han evolucionado; se ha hablado al respecto de diversas fases de su pensamiento, a despecho de las protestas del propio autor, el cual ha indicado que ha sido siempre un realista epistemológico y metafísico. Popper sostiene que no hay un punto de partida inconmovible y en que todo punto de partida puede ser siempre corregido y criticado en el curso de la investigación. Además, todo conocimiento se haya impregnado de teoría y es de carácter conjetural.

Una de las más discutidas ideas de Popper es la llamada “teoría de los tres mundos”: el mundo de las cosas materiales, el mundo subjetivo de los procesos mentales y el mundo de los productos de la actividad de organismos. Este último mundo, en particular el de los productos humanos (productos culturales), aunque resultante de las actividades, intencionales y no intencionales de sujetos, tiene su propia estructura y sus propias leyes, siendo, por tanto, un mundo objetivo. Ello no significa que sea un mundo platónico, o cuasi-platónico, destinado a representar el ideal ya cumplido de la actividad y de la busca del conocimiento. Aunque el estudio del “tercer mundo” puede arrojar luz sobre el segundo, y aunque no ocurre lo inverso –como suponía la epistemología tradicional y toda concepción “subjetivista” del conocimiento-, el tercer mundo es “un producto natural del animal humano”. El “conocimiento objetivo” se desarrolla mediante la interacción entre nosotros y el “tercer mundo”. [1]

CRÍTICAS DE POPPER AL NEOPOSITIVISMO

Como ya se ha mencionado durante mucho tiempo, Popper había sido vinculado en la bibliografía filosófica al neopositivismo y en particular al Círculo de Viena. Sin embargo, el propio autor intenta mostrarse como un crítico de este movimiento filosófico: una de las principales críticas está orientada a atacar el criterio de verificación o demarcación propuesto por los positivistas lógicos.

También se caracteriza por una tendencia anti-metafísica, por estimar las proposiciones metafísicas carentes de significación. El último punto propio del neopositivismo sería el criterio de demarcación, que se encuentra determinado por la observación.

Uno de los representantes de este movimiento es Moritz Schlick, quien dice que los rasgos del positivismo lógico se basan en: 1) su misión al principio de que la significación de cualquier enunciado está contenida enteramente en su verificación por medio de lo dado, con lo cual se hace necesaria una depuración lógica que requiere del instrumental lógico- matemático; 2) reconocimiento de que el citado principio no implica que sólo lo dado sea real; 3) no negación de la existencia de un mundo exterior y atención exclusiva a la significación empírica de la afirmación de la existencia; 4) no oposición al realismo, sino conformidad con el realismo empírico; 5) oposición terminante a la metafísica, tanto idealista como realista.

1-Cítricas al principio de inducción:

Ahora pasaremos a exponer los principales argumentos de la crítica realizada por Popper a los neopositivistas con respecto al llamado problema de la inducción.

Se sostiene comúnmente que las ciencias empíricas pueden caracterizarse por el hecho de que emplean los llamados “métodos inductivos”, que tienen su base en la lógica inductiva. Es corriente llamar inductiva a una inferencia cuando pasa de enunciados singulares tales como descripciones de los resultados de observaciones o experimentos, a enunciados universales, tales como hipótesis o teorías.

En estos casos como la inferencia no es deductiva, las hipótesis no están plenamente contenidas en los datos de las premisas. La hipótesis excede el contenido de los datos y por lo tanto la inferencia no es explicativa sino aumentativa ampliativa.

Se conoce con el nombre del problema de la inducción la cuestión acerca de si están justificadas las inferencias inductivas o bajo que condiciones lo están. Popper afirma que es superfluo todo principio de inducción y que lleva forzosamente a incoherencias lógicas, el autor solucionó el problema de la inducción a través de su disolución: “la inducción no existe y la concepción contraria es un craso error”[2]

En consecuencia si la inducción no existe, no puede fundamentar nada. Es erróneo pensar que la ciencia empírica procede mediante métodos inductivos. Popper escribía: “desde un punto de vista lógico no es en absoluto obvio que se esté justificando al inferir aserciones universales, desde aserciones singulares por numerosas que sean las últimas; cualquier discusión extraída de este modo puede siempre revelar su falsedad: por numerosos que sean los casos de cisnes blancos que podamos haber observado, esto no justifica la conclusión de que todos los cisnes son blancos.”[3] La inferencia inductiva, por lo tanto, no se encuentra lógicamente justificada.

Esta idea la ejemplifica Chalmers de la siguiente manera: “se ha observado que la inducción funciona en un gran número de ocasiones. Por ejemplo, las leyes de la óptica, derivadas por inducción de los resultados de los experimentos de laboratorio, se han utilizado en numerosas ocasiones para diseñar instrumentos ópticos y estos instrumentos han funcionado de modo satisfactorio. Así mismo, las leyes del movimiento planetario, derivadas de observaciones de las posiciones de los planetas, etc., se han empleado con éxito para predecir eclipses (...). De este modo, se justifica el principio de inducción.”[4]

Acá vemos claramente que el argumento que se utiliza para justificar a la inducción es circular, ya que emplea el mismo tipo de argumentación inductiva cuya validez se supone que necesita justificación.

2-Críticas a la observación como punto de partida:

Otra de las críticas importantes realizada por Popper al positivismo lógico es el papel asignado a la observación como punto de partida de la investigación científica.

En relación con la teoría de la inducción, encontramos otra idea, según la cual la mente del investigador debe carecer de supuestos previos, de hipótesis, de sospechas y de problemas. Se debe ver al científico como una tabula rasa en la que luego se imprimirá los datos la naturaleza. Popper considera que esta noción es un mito filosófico al que llama “observativismo”. En realidad, cada individuo trae consigo incorporado los signos de la tradición y la evolución cultural. Por lo tanto, la observación siempre está orientada por expectativas teóricas, Popper ilustra este hecho mediante el siguiente experimento: “Mi experimento consiste en pedirles que observen aquí y ahora. Espero que todos colabores y que observen. Sin embargo, temo que alguno de ustedes, en vez de observar, experimentará un fuerte impulso a preguntarme: “¿Qué quiere que observe?”. Si tal es su pregunta mi experimento habrá tenido éxito.”[5]

Esto demuestra que un experimento o prueba presupone siempre algo que hay que experimentar o probar. Esto consiste justamente en las hipótesis, conjeturas, ideas o teorías.

Lo anterior se ve vinculado con la posición de Popper con respecto al valor y la importancia de la teoría dentro del trabajo científico, punto que desarrollaremos más adelante en el trabajo.

3-Críticas al criterio de demarcación neopositivista:

Popper denomina problema de la demarcación al de encontrar un criterio que permita distinguir entre las ciencias empíricas, por un lado, y los sistemas “metafísicos”, por otros. El autor señala que los neopositivistas tienden a aferrar su confianza al método de la inducción por creer que este es el único método que puede proporcionar un criterio de demarcación apropiado.

Popper entiende que los positivistas lógicos interpretan el problema de la demarcación de un modo naturalista, sin tomar en cuenta que se encuentran en realidad, ante la tarea de proponer una convención apropiada. Creen que tienen que descubrir una diferencia entre la ciencia empírica y la metafísica concibiéndolo como algo que se encuentra en la naturaleza de las cosas.

Cada vez que los neopositivistas han intentado definir lo que significa “con sentido”, siempre han llegado a una definición de “proposición con sentido” en contraposición a la pseudoproposiciones, que simplemente reitera el criterio de demarcación de su lógica inductiva.

Los positivistas lógicos, en su intención de derribar la metafísica, también aniquilan con ella la ciencia natural, ya que tampoco las leyes científicas pueden reducirse lógicamente a enunciados elementales de experiencia. Esto hace ver que el criterio inductivista de demarcación no logra trazar una línea divisoria entre los sistemas científicos y los metafísicos. Así, en lugar de erradicar completamente la metafísica del campo de las ciencias empíricas, el neopositivismo lleva a una invasión del ámbito científico por aquella.

La posición de Popper al respecto, es no considerar como una tarea necesaria el ocuparse por derribar la metafísica, sino más bien formular una caracterización apropiada de la ciencia empírica y de metafísica, de tal manera que, ante un sistema dado de enunciados, sea posible decidir si es asunto o no de la ciencia.

EL FALSACIONISMO DE POPPER

1-El papel de las teorías

Para Popper las teorías cumplen un papel fundamental dentro de la actividad científica, ya que un experimento o prueba presupone siempre algo que hay que experimentar o probar. Nos referimos con ello a las hipótesis, conjeturas, ideas o teorías, que se proponen con la finalidad de solucionar los problemas.

Esto se relaciona con la crítica popperiana hacia los neopositivistas, con respecto a la observación ingenua y desprejuiciada, ya que según el autor, no podemos observar al azar ni tampoco observarlo todo. En la tarea de la investigación científica, el investigador no realiza infinitas observaciones, ya que no todas son relevantes para el problema en el que pretende trabajar, es decir que no corresponden a los intereses de las hipótesis o conjeturas creadas con el propósito de solucionar los problemas a los cuales se enfrenta.

Popper señala que siempre operamos mediante teorías aunque a veces no seamos concientes de ello. Según palabras del autor: “La observación pura, la observación carente de un componente teórico, no existe. Todas las observaciones –y en especial todas las observaciones experimentales- son observaciones de hechos realizadas a la luz de esta o de aquella teoría.”[6] Con este enfoque Popper se manifiesta en contra de aquellos que han defendido y defienden que la observación debe preceder a las hipótesis y a los problemas.

2-Criterio de demarcación

Como ya habíamos visto, Popper realiza una crítica al criterio de demarcación propio de la lógica inductiva, en el cual se exige que todos los enunciados de la ciencia empírica deban ser susceptibles de una decisión definitiva con respecto a su verdad y a su falsedad. Con este criterio se pretende que los enunciados científicos tengan una forma tal que sea lógicamente posible verificarlos o falsarlos. Esto lo expresa Waismann, uno de los representantes de esta corriente de la siguiente manera: “Si no es posible determinar si un enunciado es verdadero, entonces carece enteramente de sentido: pues el sentido de un enunciado es el método de su verificación”.[7]

Popper, al rechazar la inducción, es decir, la inferencia de teorías a partir de enunciados singulares que se pretenden verificar por la experiencia, señala que las teorías nunca son verificables empíricamente. De esta forma propone que el criterio de demarcación de la ciencia empírica, permita admitir enunciados que no puedan verificarse.

Es así que anuncia como criterio demarcatorio de la ciencia el de la falsabilidad de los sistemas y no el de la verificabilidad. Con esto no pretende que un sistema científico pueda ser seleccionado de una vez para siempre, en un sentido positivo, sino que la selección se realizará en un sentido negativo, al contrastarse el sistema con pruebas empíricas que permitirán que éste sea refutado por la experiencia.

Desde esta posición epistemológica, la ciencia es tomada como un conjunto de hipótesis que se formulan a modo de ensayo, con el objetivo de describir o explicar de una manera precisa el comportamiento de algún aspecto del mundo o universo. Pero existe una condición fundamental que cualquier hipótesis o sistema de hipótesis debe cumplir para que pueda ser considerada como una teoría científica: es que ésta tiene que ser falsable.

Decimos que una hipótesis es falsable si existe un enunciado observacional, o un conjunto de enunciados observacionales lógicamente posibles que sean incompatibles con ella, esto es, que en caso de ser establecidos como verdaderos, falsarían la hipótesis.

Como anteriormente señalábamos, toda investigación parte de problemas. Para resolverlos hay que inventar hipótesis que sirvan como intentos de solución. Una vez establecidos, hay que comprobar dichas hipótesis. Estas se prueban extrayendo consecuencias de ellas para así poder ver si se cumplen o no. Si se cumplen entonces podremos decir que las hipótesis de momento se confirman, pero, si por lo menos una de las consecuencias no se cumple, afirmaremos que la hipótesis se ve falsada.

De esta forma queda de manifiesto que para que una teoría sea comprobada debe falsable, es decir, que tiene que poder extraerse de ella consecuencias que puedan refutarse, por tanto, que puedan ser falsadas por los hechos. Según Popper si de una teoría no se pueden extraer consecuencias susceptibles de un control fáctico, no es una teoría científica.

El método deductivo de los controles consiste en la extracción de consecuencias de la teoría y en su comparación con los enunciados básicos que de acuerdo con nuestros conocimientos describen los hechos.

Popper define a los enunciados básicos como: “todos los enunciados singulares coherentes dotados de cierta forma lógica: como si dijéramos, todos los enunciados singulares de hechos”.[8]

Popper llama falsable a una teoría cuando divide de modo inequívoco la clase de todos los posibles enunciados básicos en los dos siguientes grupos: en primer lugar la clase de todos los enunciados básicos que son incompatibles con dicha teoría, esta es la clase de los posibles falsadores de la teoría; en segundo lugar, la clase de los enunciados básicos que no están en contradicción con la misma.

Una teoría hace afirmaciones solamente acerca de sus posibles falsadores (afirma su falsedad), acerca de los enunciados que no están en contradicción no dice nada, no dice que sean verdaderos.

Los controles a los que se halla sometida una teoría nunca son definitivos, puesto que por muchas confirmaciones que haya tenido una teoría nunca es algo cierto del todo, en la medida en que el próximo control puede desmentirla. Esto explica como a lo largo de la historia de la ciencia, vemos que teorías que habían resistido durante muchas décadas fueron derribadas por los hechos.

Por esta razón Popper exige como regla metodológica la falsación de las teorías, ya que éstas aunque pueden ser confirmadas siempre pueden desmentirse. Hay que tratar de falsarlas porque, en la medida en que se encuentre un error, se podrán eliminar, procediendo luego a la invención y comprobación de una teoría mejor que la anterior. De este modo vemos cómo la epistemología de Popper reconoce la fuerza que caracteriza el error.

El autor insiste en el requisito de la falsabilidad de las teorías ya que estas son informativas solamente en el caso de que excluyan un conjunto de enunciados observacionales lógicamente posibles. Si un enunciado no es falsable, entonces el mundo puede tener cualquier propiedad y comportarse de cualquier manera sin entrar en conflicto con dicho enunciado, en consecuencia este no nos dice nada acerca del mundo.

Una teoría debería proporcionarnos alguna información acerca de cómo se comporta en realidad el mundo, excluyendo por esta razón las maneras en las que podría lógicamente comportarse, pero de hecho no se comporta.

Según este criterio una buena teoría o ley científica es falsable justamente porque hace afirmaciones definidas acerca del mundo. Cuanto más falsable es una teoría mejor es; cuanto más afirme una teoría, más oportunidades potenciales habrá de demostrar que el mundo no se comporta de hecho como lo establece la teoría. Una teoría muy buena será aquella que haga afirmaciones de muy amplio alcance acerca del mundo y que, por lo tanto, sea sumamente fasable y resista la falsación todas las veces que se someta a prueba.

El objetivo de la ciencia, según Popper, es la obtención de teorías cada vez más verosímiles, es decir, cada vez más cercanas a la verdad. La teoría más verosímil, con mayor contenido informativo, con mayor potencia explicativa y de previsión, es también la teoría menos probable. Pero debido a que al decir más cosas también pude equivocarse más, entonces la teoría más comprobable es también la hipótesis más improbable.

3-La actividad científica

Popper piensa que la investigación no toma como punto de partida observaciones, sino problemas. Estos pueden ser problemas prácticos o dificultades con las que ha tropezado una teoría. Un problema es una expectativa defraudada; es la contradicción entre dos teorías o entre una consecuencia de una teoría y una proposición que presumiblemente describe un hecho. Cuando una expectativa, hipótesis, o supuesto previo choca contra otra expectativa o con algún aspecto de la realidad estamos frente a un problema.

La investigación, se inicia partiendo de los problemas: justamente investigamos la solución de problemas. Para la solución de los mismos es necesario utilizar la imaginación creadora de hipótesis o conjeturas. Es preciso hacer una distinción entre el contexto del descubrimiento y el contexto de la justificación. Una cosa es el proceso biológico o la génesis ideas: y otra muy diferente es la comprobación de las ideas.

[1] Extaido de Ferrater Mora, José. Diccionario de Filosofía, tomo 3, págs.2841-2842. Ed. Ariel. S.A., Barcelona, 1994.

[2] Tomado de Reale y Antiseri. Historia del pensamiento filosófico y científico, tomo 3, pág. 891.

[3] Tomado de Reale y Antiseri. Historia del pensamiento filosófico y científico, tomo 3, pág. 892.

[4] Chalmers, Alan. Qué es esa cosa llamada ciencia, pág.29.

[5] Tomado de Reale y Antiseri. Historia del pensamiento filosófico y científico, tomo 3, pág.893.

[6] Tomado de Reale y Antiseri. Historia del pensamiento filosófico y científico, tomo 3, pág 893.

[7] Waismann. Erkenntnis 1. 1930. pág. 229. Tomado de Popper. La lógica de la investigación científica. Pág. 39.

[8] Popper, Karl. La lógica de la investigación científica. Pág. 81