Masonas

La historia del feminismo en España está estrechamente ligada a la de la masonería. Esta institución apareció en la península ibérica en 1728 al amparo de masones iniciados en el extranjero y, a pesar de la extrema severidad de las persecuciones a las que se vio sometida durante varios períodos, se extendió rápidamente. El reinado de Carlos III, déspota ilustrado, fue el único que permitió la creación del Gran Oriente de España en 1780. El poder de la Iglesia amordazó el movimiento y el rey absolutista Fernando VII lo declaró ilegal.

Sin embargo, la Revolución de 1868 y el Sexenio Democrático que la siguió conllevaron una serie de reformas liberales como la libertad de culto, de enseñanza y de asociación, lo que hizo surgir un clima de libertad ciudadana que permitió el desarrollo y la consolidación de logias masónicas que reunían tanto a republicanos como a espiritistas o incluso a anarquistas.