Isabel Barrón

Isabel Barrón Rodríguez nació en Madrid en 1906. Sus padres eran Sotero Barrón Llorente y Luisa. Sus hermanos eran Sotero (violinista) y Julio (médico en Huesca). Su padre era inspector de Aduanas. Su abuelo paterno, Ildefonso Barrón Emperaile, era natural de Moraleja del Vino e hijo de un zapatero. Llegó a ser sargento de la Guardia Civil. Ildefonso se casó con Isabel Llorente Gómez, natural de Espeja de San Marcelino, o quizás, El Burgo de Osma. Ildefonso e Isabel tuvieron tres hijos: Sotero, Juan y José. Juan nació en Villasayas y, parece ser que estudio el bachillerato en El Burgo de Osma, antes de ingresar en la Guardia Civil.

En el diario ABC del 4 de febrero de 1923 se da noticia de uno de sus primeros papeles en Mi prima está loca.

Ml PRIMA ESTÁ LOCA

Una comedieta para familias, ligera, graciosa, agradable, escrita pulcramente, de la que son autores los notables periodistas argentinos Sres. Collazo e Insausti, y que tuvo ayer, al ser estrenada en el teatro del

Rey Alfonso, el más satisfactorio éxito.

La acción, sencilla, breve y simpática, tiene la encantadora placidez y la dulce moraleja de las comedias norteamericanas, y como en éstas, se apoya en un interesante carácter femenino de la más atrayente frivolidad, lleno de luz y de alegría y con ciertas derivaciones sentimentales.

Este papel halló en la señorita Isabel Barrón, que se presentaba en esta comedia, los más sugestivos matices, y en todo momento estuvo sencillamente deliciosa.

El Sr. Terry alcanzó un éxito personalísimo en la caracterización de un secretario inglés, que personificó de modo irreprochable.

Muy gracioso, Paco Alarcón en un criado andaluz, que da a la comedia mucha amenidad.

García Ortega, Joaquín Roa, Novo, Cobeña, Acebal y Marco infundieron a sus personajes el debido relieve.-F.

Portada de la revista "Mundo gráfico" del 1 de diciembre de 1922.

Compañía de Comedias de Paco Alarcón y Ricardo Canales.

Representó en el Teatro Principal de Pontevedra los días 10 y 11 de noviembre de 1927, y del 1 al 5 de diciembre del mismo año.

Componentes:

Actrices:

María G. Alonso.

Carmita Arenas.

Isabelita Barrón: primera actriz.

Joaquina de Benito.

Consuelo Esplugas.

Concha Farfán.

Portada de la revista "Mundo gráfico", nº 853 del 7 de marzo 1928.

Artículo en la revista "Cosmópolis" de 1929.

En el libro "Farsa" aparece una reseña de la obra "La dama del antifaz" estrenada en Madrid en 1929.

En el diario ABC del jueves 2 de enero de 1930 se da noticia de su carrera artística y de la creación de la Compañía Clásica de Arte Moderno, junto con C. Rivas Cherif.

CLASICISMO Y MODERNIDAD

Cartel de una empresa nueva

Fue por el año 20. Acababa yo de llegar de París a Madrid, y, a imitación de nuevos intentos escénicos que allí había visto, se me ocurrió, burla burlando, fundar con mi denodada amiga la escritora Magda Donato una compañía de aficionados con el nombre de “Teatro de la Escuela Nueva”. Con ocasión de aquel primer ensayo, conocí a lsabelita Barrón, muchachita lindísima. que con nosotros actuó muy lucidamente en dos representaciones, en tanto se preparaba para concurrir al premio anual en el Conservatorio .de Declamación, de que era alumna. Ausente a la sazón la profesora titular de la clase, Anita Martos de la Escosura, me rogó su gentil discípula que le indicara algún pasaje clásico con que poder presentarse al concurso, con otras escenas modernas. Tenia que recurrir a mi ante la resistencia con que pretendían hacerle desistir de su empeño ciertos profesores del mismo Centro oficial. Aún recuerdo los sarcasmos con que. en pleno examen, y aduciendo el cansancio del Tribunal (harto, en efecto, de los monologuitos de colegio y entremeses de salón con que habían ido desfilando durante una tarde mortal los demás opositores). querían disuadir a la atribulada concursante dos catedráticos e ilustres actores cómicos, de lo que consideraban alarde ridículo. El Tribunal. de que formaban parte Lucrecia Arana y Jacinto Benavente, accedió sin embargo a oír a la señorita Barrón. quien no obstante la nerviosa ingenuidad con que representó el Sin querer, del propio Benavente, y la debatida escena de La niña de Gómez Arias, de Calderón, obtuvo los sufragios de sus jueces, unánimes en discernir el galardón debido a su mérito juvenil.

De allí a poco, el público congregado en Eslava la noche del estreno de Don Juan de España saludaba con su aplauso entusiasta la aparición de lsabel Barrón en fragante capullo de actriz. No le fue dado probar sus aptitudes mucho más. Algún tiempo después un empresario circunstancial presentaba a Isabelíta Barrón como primera dama en el teatro del Rey Alfonso, interpretando la graciosa protagonista de una comedia argentina sin trascendencia, Mi prima está loca.

Luis Fernández Ardavin, que por entonces preparaba una obra para Enrique Borrás, le recomendó el nombre de la damita. Y con Borrás, en el Centro, estrenó luego la Fuensanta de El bandido de la sierra. Con Borrás permaneció unas cuantas temporadas, y en el viaje que hizo a América, en su compañía, se destacó al lado del gran trágico en papeles de responsabilidad: la Nuri, de Tierra baja, la Dolly, de El abuelo, la protagonista de La loca de la casa, sirvieron, entre otras muchas heroínas del repertorio de Borrás, para refrendar el éxito de la señorita Barrón.

Al licenciar su compañía castellana el actor catalán, Isabelita Barrón fué a ocupar otro primer puesto en muy distinto género, con Irene Alba y Bonafé, con quienes hizo una lucida temporada en el Alkázar. Pero, siempre deseosa de probar la varia aptitud de su temperamento. y disconforme con el poco trabajo que le era dado hacer con los característicos titulares del cartel, se avino a ser primera dama en la formación de Amalia Sánchez Ariño, primero, y del actor cómico Paco Alarcón después, que, con el galán dramático Ricardo Canales, llevaban por provincias una compañía de batalla. Al cabo, Irene López Heredia requirió el concurso de Isabel Barrón para integrar su elenco en calidad de “otra primera actriz”. Como ta! volvió a presentarse en Madrid la pasada temporada invernal, y así corrió algunos teatros de la Península, hasta embarcar para la Argentina, donde ha obtenido nuevamente, en seis meses de campaña, un señalado suceso, en cuantas intervenciones le han cabido en suerte.

Ha querido la mía que yo sea testigo de excepción en esta temporada de América, por mi calidad de director literario de la compañía de Irene lópez Heredia. Desde nuestro encuentro en el teatrillo de la Escuela Nueva hasta ahora, no he perdido los seguros pasos de Isabel Barrón, consecuente en el logro de su afán artístico. Entre tanto he podido ir entreteniendo mi pasión teatral con incursiones de varia índole por el mundo escénico. Al intento de la Escuela Nueva han seguido después, con intervalos más o menos largos, mis colaboraciones activas en El Mirlo Blanco (teatro de cámara de doña Carmen Monne de Baja). El Cántaro Roto (ensayos de teatro por la compañía de escritores y artistas de don Ramón del Valle-Inclán) y El Caracol, de reciente cuanto fugitiva memoria; contribui a traer a Madrid el delicioso Teatro dei Piccoli, del signor Podrecca: corrí España y Portugal con la compañía de Mimi Aguglia; alterné como meritorio en dos obras de Benavente, en la de Margarita Xirgu, y en su teatro estrene mi adaptación de Pepita Jiménez. La excursión a América del Sur con Irene López Heredia, el trato favorable que allí he recibido en mis conferencias y demostraciones escénicas, la experiencia acumulada en el cotejo de posibilidades y resultados a simple vista, y luego de madura reflexión, la similitud del ambiente -de éste y del otro lado del Atlántico- propicio a la restauración del orden literario y artístico en el negocio teatral, me mueven a concretar definitivamente mis vagas aspiraciones de tanto tiempo. correspondientes a las de Isabel Barrón, cuya juventud espléndida no excluye la realidad inminente de una promesa sazonada en estos años de aprendizaje.

Hemos decidido, pues, de común acuerdo, fundar una compañía. Queremos que no sea una más. No presume esta primera actriz de fácil genialidad innata, que haga superflua toda aplicación al logro cabal de sus condiciones naturales. En Primer término, amparamos nuestro cartel de la sinceridad de nuestro gusto. No hemos de soslayar nuestra intención atribuyendo al público que paga la necedad contra que tantas veces nos hemos alzado. Creemos que con procurar nuestra satisfacción en el trabajo hemos de dársela a los espectadores a quienes solicitamos en calidad y cantidad de colaboradores ineludibles; y ni ella ni yo tendremos necesidad de sacrificar nuestras convicciones en este conato, guiados como vamos de un deseo de expansión artística, templado, desde luego, por la consideración de cuanto hemos aprendido en el ejercicio de una actividad -más desinteresada la mía de toda contingencia, cuanto harto sujeta la suya a la rutina del oficio-, que al fundirse en nuestra colaboración decidida cobra entera eficacia.

Tres obras clásicas constituirán la base de nuestro primer cartel, a saber: La moza de cántaro, de Lope; Romeo y Julieta, de Shakespeare; La locandiera, de Goldoni, restauradas en su movimiento dramático original, es decir, interpretadas íntegramente con un criterio moderno, en que el valor decorativo de los fondos adecuados a tan trascendentes figuras dramáticas sirva en todo momento la intención del texto literario, sin menoscabo ni exceso. Esa iniciación de repertorio fundamental de nuestra empresa deseamos que sirva como de incentivo ejemplar a la inspiración de los autores contemporáneos que quieran ofrecer al público, por mediación nuestra, sus nuevas producciones. Aspiramos a que nuestra compañía represente las obras correspondientes a la sensibilidad contemporánea, cuya expresión dramática adolece de cierto retraso con respecto a la expresión poética, musical o pictórica. No nos han de faltar, espero, mis amigos y colaboradores en anteriores empeños. Los nombres de Unamuno, Valle-Inclán, Azorín, los Baroja, Gual, Pérez de Ayala, Araquistáin, Azaña, Gómez de la Serna, García Lorca, Claudio de la Torre, Manuel Abril, Sagarra, López Rubio y Ugarte, Valentín Andrés Alvarez, Masip,

Romero Cuesta, me han de valer, sin duda.

Con su aportación, tan diferente de la que es uso en el comercio teatral corriente, o por probar aún, he de solicitar también las de otros jóvenes, verbigracia, Ardavín, Montaner, Luca de Tena, Gorbea, Suárez de Deza, que han de hallar en nuestro intento campo propicio a nuevos ensayos de su prurito dramático. Y respaldando nuestros tanteos experimentales, nos recrearemos en la interpretación ejemplar de algunas obras significativas del repertorio en auge: La loca de la casa, de Galdós; Los buhos, de Benavente; Puebla de las Mujeres, de los Quintero, que, con nuestras escogidas de Linares Rivas, Marquina, Arniches y Muñoz Seca y, tal cual traducción -espigada de la Blanchette de Brieux, a los nuevos rusos y norteamericanos-, sean escuela apropiada de variedad. en la unidad de nuestro propósito. Hemos de incorporar desde el primer momento a tal esfuerzo la cooperación hispanoamericana. Por lo pronto. estrenaremos en España Señorita Gata, comedia ligera con toques graciosos de farsa -muy antigua y moderna- de los escritores argentinos Roberto Gache y Agustín Remón, y Zincalí, de Arturo Capdevilá.

Los niños tendrán reservadas a su intención funciones especiales, con repertorio adecuado, en seguimiento de otros intentos anteriores, fructíferos en obras deliciosas; el teatro breve, de que tan excelentes ejemplos hay desde los entremeses de Lope de Rueda al gran guiñol de París. y los Little Theatres de Norteamérica, tendrá en nuestra compañía sede propicia; y no desdeñaremos, al margen de nuestra actividad cotidiana, los ensayos de orden experimental de que se nutren las escenas excepcionales allí donde la vida teatral tiene más ancho campo y público más varío y curioso.

Para todo lo cual, y en orden a las comedias típicas de nuestro primer repertorio, constituiremos la Compañía Clásica de Arte Moderno, encabezada por Isabel Barrón, y que, bajo mi dirección de aprendiz impenitente, reunirá en amistosa disciplina artística a un grupo de actrices y actores, consagrados ya los unos, por el éxito; incipientes otros y vocados todos a la mayor honra y provecho del teatro español en ambos mundos.

C. RIVAS CHERIF

En el libro "Rivas Cherif, Margarita Xirgu y el teatro de la II República" de María del Carmen Gil Fombellida, se muestra una relación de las obras representadas por la Compañía Clásica de Arte Moderno Isabel Barrón - Rivas Cherif.

En la revista "Blanco y negro", Madrid, 8 de Junio de 1930.

En 1930, la revista Lecturas publicó una entrevista con Isabel Barrón.

AMBIENTE

- ¿El cuarto de la primera actriz? - pregunto al avisador, en el pasillo del escenario.

- El número uno, aquel de la derecha - me responde. señalándome con el brazo extendido una puerta Inmediata.

Cuando hago mi entrada en el camerino Isabel Barrón charla, risueña con un periodista y un dibujante. Los dos jóvenes; ninguno de los dos "consagrado".

Les acompaña un gran actor viejo, de quien ya casi nadie se acuerda... Ambiente de bohemia, pulcra, alegre, optimista, apasionada y fervorosa. Y ambiente también de humildad.

El camerino de Isabel Barrón no parece el camerino de una primera actriz. Ni ella misma parece una primera actriz si se la ve de cerca.

En este cuarto del teatro, como en "su pasajera", porque el camerino de un teatro tiene más de "paso" que de estancia, falta "pose", falta ese ceremonial, casi protocolario. que solemniza los lugares en que se nos muestra una primera actriz.

Para sus contertulios la actriz es "Isabelita". Todos, hasta el segundo apunte que viene a advertirle que el acto va a comenzar, la nombran así, familiar y cariñosamente: "lsabelita".

Ella interrumpe el diálogo y va al espejo, donde rectifica con el lápiz azul un trazo en las ojeras, y con el lápiz rojo aviva el color de sus labios, y luego vuelve junto a sus amigos a seguir hablando de un libro de versos que acaba de publicarse o de la obra que tiene en ensayo y que próximamente ha de estrenar.

Todo esto sin estudiadas actitudes de "eminente actriz", ni gestos y dengues de "comedianta genial". Naturalmente. Sencillamente. Con la expresión y los ademanes espontáneos con que se nos presentaría una "meritoria".

MARGINAL

Por fortuna para ella, Isabel Barrón no ha tenido tiempo de vivir su historia; ni siquiera los primeros capítulos de su historia. Nos dio un esquema de lo que podía ser su arte al actuar como primera actriz con Enrique Borrás, con Irene Alba y Bonafé, con Paco Alarcón, con Amalia Sánchez-Ariño…

Y ahora está en el prólogo... Un prólogo que ella y Cipriano Rivas Cherif, director artístico de esta "formación", denominan "Compañía Clásica de Arte Moderno", y que en sus primeras páginas suma ya los éxitos de Sombras de sueño, de Unamuno; La casa de naipes, de López Rubio y Ugarte; Pitusa, de Brieux; La moza de cántaro, de Lope de Vega. y la interpretación personalisima de algunos personajes del repertorio, como Rosita, de El rosa! de las tres rosas, Mariquilla Terremoto...

CHARLA

- ¿Qué género de obras prefiere usted, lsabelita? le pregunto.

- De una manera absoluta, ningún género. Dentro de cada tipo de comedias. muchas… Creo que cómo el trabajo de una actriz puede interesar más y mejor a los espectadores, es desarrollándose en una amplia diversidad de caracteres y de figuras dramáticas...

- Sin embargo, parece que donde más concretamente acierta usted es en la interpretación de personajes de un dramatismo o de una comicidad acentuadas - insisto.

-¿Acierto? ¡Qué sé yo...!

De manera categórica lo pueden saber cuándo acierta o cuándo se equivoca… Ni de una manera categórica lo pueden saber tampoco el público o los críticos.... que son, naturalmente, los que pueden opinar de modo más autorizado… - responde Isabelita con sinceridad.

Y añade:

- Yo no sé... Ni quiero saberlo tampoco.... porque si lo supiera correría el peligro de dejarme arrastrar por una preocupación que me hiciera clasificarme... Y aborrezco todo lo que equivalga a una ficha artística, a un clisé invariable. Por eso odio los adjetivos...

- ¿Ah. Si?

- Si, si. si... - dice en tres tonos distintos, pero de idéntica expresión convencida, Isabel -. Odio los adjetivos porque son como una etiqueta que los periodistas ponen sobre la figura de un artista. ¿Usted sabe lo que quiere decir cuando a una actriz se la llama "eximia" ? Pues que ya no puede dar entrada en su repertorio más que a tipos de señoras sabias, pedantes, muy tiesas… Y una actriz "insigne" tiene que salir siempre a escena gimiendo, hipando, dando gritos patéticos... ¡No, no. no! Nada de adjetivos -.

- ¿Ni siquiera los que se refieren a su belleza personal? ¿No quiere tampoco que los periodistas digamos que es usted la más bonita de nuestras actrices, que hablemos de sus ojos y de sus manos y del óvalo de su rostro y de su boca y de sus mejillas…?

- No, no… Tampoco... Lo agradezco, pero no me gusta… desde el punto de vista de la actriz. Aunque me halague, como es natural, como a una mujer.. Cuando nos acostumbramos a decir que una actriz es bellísima o que un actor es elegante, parece que carece de cualidades artísticas y que sus únicos atractivos son los que debe a su constitución física, a su anatomía… ¿Ve usted? Por eso lo mejor es no adjetivar.

Es preciso ser dueña de una juventud fuerte y ambiciosa que es como decir una juventud auténtica, física y espiritual, para aborrecer los adjetivos como Isabel Barrón los aborrece.

Para quien se dispone a emprender un vuelo largo, todo es lastre. Y pesa mucho un adjetivo.

SILUETA

lsabel Barrón ríe ahora; ríe con esa facilidad y esa plenitud con que ríen los niños. Como se ríe cuando se es absolutamente feliz, como sólo los niños pueden ser felices. Y, sin embargo, Isabel Barrón no es una cabecita loca, atolondrada, frívola y desalojada de preocupaciones. Al contrario: Isabel Barrón medita mucho, reflexiona mucho, no hace nada sin haberlo pensado antes muy bien. Quizá, por esto, cuando ríe como ríe ahora, es que antes pensó que ninguna razón le impedía reír así. Isabel Barrón... es joven, empieza a ser joven ahora; es primera actriz, cuando otras actrices fueron aprendizas de comediante; es tan bella que sobre su rostro la alquimia de los perfumistas no sirve para poner un hechizo que en su rostro faltase; su espíritu es una ventana abierta a un panorama infinito; su corazón sabe todas las notas de esa sinfonía eterna y siempre nueva en que se expresan todos los sentimientos-..

CONFESONARIO

Y hay que hacer un paréntesis en la conversación de la tertulia del camerino, para que Isabelita Barrón se confiese ante el periodista.

- Dígame sus defectos - exijo gravemente.

- ¿Para publicarlos?

- ¡Claro!

- ¡Vamos! Pues no... Eso no se le pregunta nunca al interesado... ¿No sería mejor que se los preguntase a mis compañeras? Luego, los de ellas podría preguntármelos a mi..

- me contesta Isabel, risueña y divertida.

- Eso no tendría novedad. Es mejor que sea usted misma...

Pero - ¿lo dice en serio?

- En serio.

Isabel queda pensativa un instante y luego, tal vez complacida con mi capricho. se somete:

- Pues... se los voy a decir... Pero de veras. Me entusiasman los trapos... Me fatiga un poco ir a la modista, pero me gusta luego lucir vestidos… me encanta hojear figurines, visitar los salones de los grandes modistos franceses... ¡Claro que más que los figurines me seduce un buen libro de versos y que en París voy más ilusionada que a una casa de modas a admirar a los grandes artistas de Francia... Pero.

sigamos con los defectos.... ¿no?

- Sigamos.

- No me gusta madrugar... Llevo siempre los relojes retrasados… Soy impaciente, vehemente y un poquito, un poquito caprichosa... Y... ¡que yo recuerde, nada más! - confiesa Isabelita Barrón.

Y luego, con Cómico rostro compungido. pregunta:

- ¿Me absuelve?

- La coquetería no es un pecado en una actriz... Ni el levantarse por la tarde, tampoco..- Si. la absuelvo... ¿Y virtudes? - inquiero.

Pero a esa interrogación Isabel se niega a contestar:

- Eso no... De eso no hablemos... No olvide usted que una actriz debe procurar conservar su público. Si yo no me reconociese virtudes, una parte del público se escandalizaría; si me proclamase virtuosa dejaría de interesar a la otra parte... Porque no olvide usted que, para mucha gente, el arte y la virtud son incompatibles...

Un timbre... El segundo apunte que aparece en la puerta del camerino y llama, autoritariamente, a escena a la actriz.

Y la actriz sale del cuarto apresuradamente, sin despedirnos, pero advirtiéndonos:

- ¡Cuidado! ¡Nada de adjetivos, nada de adjetivos. por Dios!

José de la Riva

En 1930 se estrenó la película "Toda una vida", dirigida por Adelqui Migliar, con guión de Timothy Shea, Ceferino Palencia y Zoe Akins e interpretada por Carmen Larrabeiti (Lola Murillo), Félix de Pomés (John Ashmore), Carlos Díaz de Mendoza (Juan Grey), Isabel Barrón (Sra. Ashmore), Tony D'Algy (Paul Vanning), Luis Peña (Bobby) y Joaquín Carrasco.

Fotograma de la película en el que aparece la protagonista Carmen Larrabeiti.

En el semanario EL PORVENIR (Antequera 23 de febrero de 1931) se da cuenta del espectáculo de la compañía de comedia Isabel Barrón.

ESPECTÁCULOS

Salón Rodas

Lista de la compañía de comedia Isabel Barrón, procedente del Teatro Español de Madrid, que el 17 de marzo debutará en este Salón.

Primera actriz: Isabel Barrón.

Primer actor: José Portes.

Actrices: Amalia Albaladejo, María Alcalde, Isabel Barrón, Trini Delor, Mari Derby, María Guerrero, Mariana Larrabeiti, Herminia Mas, Gaudíosa Salcedo.

Actores: Rafael Acevedo, Manuel Arcal, José Esquembre, Luis García Guerrero, Delfín Jerez, Vicente Moya, Julián Pérez Avila, José Portes, Francisco Taure.

Apuntadores: Mariano Romero y Emilio Moreno.

Escenógrafos: Mignoni, Colmenero, Bulbena, Carratala y Bermejo.

Maquinista: Gabriel Quesada.

Gerente: Miguel Ortega.

Repertorio y estrenos:

Fuente escondida, de Eduardo Marquina; Viva Alcorcón que es mi pueblo, de Ramos de Castro; Ecos de Sociedad, de Nicolás Jordán de Urries; La noche loca, Pecar, hacer penitencia...., La Condesita y su bailarín, de Honorio Maura; La de los claveles dobles, de Luis de Vargas; El gran tacaño, de Paso y Abati; La Condesa está triste, de Carlos Arniches; El roble de la Jarosa, de Muñoz Seca y Pérez Fernández; Las pobrecitas mujeres, de Luis de Vargas; Tierra en los ojos, de Serrano Anguita.

Del semanario "El Sol de Antequera" del 1 de marzo de 1931 es esta otra reseña.

Cartel del Gran teatro de Córdoba de un espectáculo del 14 de febrero de 1931.

En Signa (Revista de la Asociación Española de Semiótica) Nº 12, 2003 encontramos un artículo sobre el teatro en Albacete (1924 - 1936) en donde se muestra un listado de las compañías que actuaron en aquellos años.

Las compañías profesionales que más veces visitan Albacete en estos años son: la Compañía Dramática Guerrero-Díaz de Mendoza (6), la Compañía de Zarzuela del Maestro Serrano, la Compañía de Revista de Eulogio Velasco y la Compañía de Comedias Barrón Galache (5 veces cada una), y la Compañía Dramática de Margarita Xirgu (4 veces). Sin embargo, la mayoría de ellas (91) sólo actúan en una ocasión en la ciudad. La duración de sus estancias varía considerablemente entre uno y varios días, según el número de obras que representen; la compañía que mayor número de representaciones realiza en la ciudad es la Compañía de Revistas del Teatro Ruzafa de Valencia (50).

Compañía de Comedias de Isabel Barrón (31-1-31 a 9-2-31)

Componentes:

Acevedo, Rafael

Albaladejo, Amalia

Alcalde, María

Arcal, Manuel

Barrón, Isabel Primera actriz

Delor, Trini

Derby, Mary

Esquembre, José

García Guerrero, Luis

Guerrero, María

Jerez, Delfín

Larrabeiti, Mariana

Mas, Herminia

Martín, María

Moya, Vicente

Pérez Ávila, Julián

Portes, José Primer actor y director

Taure, Francisco

Escenografía: Bulbena, Carratalá, Colmenero y Mignoni.

Repertorio de obras interpretadas:

El amante de Madame Vidal. ¡La Condesa está triste! Doña Hormiga. Los duendes de Sevilla. Ecos de sociedad. La gata de angora.

Compañía de Comedias de Barrón-Galache (26-3-32 a 3-4-32)

Componentes:

Ajenjo, Conchita

Alcalde, María

Arcal, Manuel

Barrón, Isabel Primera actriz

Galache, Ricardo Primer actor y director

Guerrero, Luis G.

Lamas, Josefina

Mas, Herminia

Portes, José

Taure, sr.

Vico, Gonzalo.

Repertorio de obras interpretadas:

La diosa ríe. Fuente escondida. Las llamas del convento. La noche loca. El peligro rosa. Solera. Todo Madrid lo sabía.

Compañía de Comedias de Barrón-Galache (8-9-33 a 14-9-33)

Componentes:

Alcalde, María

Azorín, Juanita

Barrón, Isabel Primera actriz

Bernardos, Manuel

Blanco, Lucio

Conde, Lola

Escamilla, Manuel

Galache, Ricardo Primer actor y director

Gutiérrez, Damián R.

Mareca, Carlos

Menor, María

Moreno, Carlos

Pliego-Valdés, Alejandro

Orjas, José

Ruiz, José

Salvador, Paca

Sánchez, Conchita

Sancho, José

Sanjuán, Julio Santos, Sergio

Segura, María

Solano, Juanita.

Repertorio de obras interpretadas:

Anacleto se divorcia. La flor de los guisantes. La gobernadora. El refugio. Sol y sombra. ¡Te quiero, Pepe! La virtud sospechosa.

Compañía de Comedias de Barrón-Galache (14-12-33 a 19-12-33)

Componentes:

Barrón, Isabel

Galache, Ricardo.

Repertorio de obras interpretadas:

El creso de Burgos. Equilibrios. Juanito Arroyo se casa. La verdad inventada. La voz de su amo.

Compañía de Comedias de Barrón-Galache (3-12-34 a 7-12-34)

Componentes:

Barrón, Isabel Primera actriz

Blázquez, Carmen

Cabeza, Arturo

Cano, Pablo

Carrasco, Concha

Galache, Ricardo Primer actor y director

García, José

Gil, Emilia

La Riva, Fernando

Mainar, Ángel Apuntador

Martín, Obdulia

Mas, Irene

Montalbán, Julia

Moreno, Teodora

Novajas, Modesto

Puyol, Joaquín

Quirós, Francisco de

Ramos, Concha

Robles, Francisco

Decorados: Fontanals, Colmenero, Castels, Giovanini y Soler

Gerente: Gómez Ferrer, Francisco

Maquinista: Cardoso, Ángel

Regidor de escena: Granja, Ricardo.

Repertorio de obras interpretadas:

Cinco lobitos. Cuentan de una mujer. La eme. Memorias de un madrileño. El padre soltero.

Otras obras del repertorio:

Como tú, ninguna. Fuente escondida. Hombre de presa. Juanito Arroyo se casa. Madrileña bonita. No más lobos. Raffles. La sirena varada. Tú el barco, yo el navegante. La verdad inventada. Vida y leyenda de Caperucita Encarnada. La virtud sospechosa.

En el diario ABC del miércoles 9 de marzo de 1932 se da noticia de su boda en La Coruña.

En provincias

Boda de artistas

Coruña 8. 1 tarde. El acontecimiento del día lo ha constituido la boda de Isabelita Barrón con el primer actor de su compañía de comedias, Ricardo Galache. La ceremonia se celebró esta mañana a las doce, en la iglesia de San Jorge, donde se dijo una misa a gran orquesta.

Apadrinaron a los contrayentes el empresario del teatro Rosalía y su esposa.

Terminada la ceremonia, se celebró un banquete. Los novios saldrán para Portugal, quedando la compañía. en Salamanca.

Ricardo Galache nació en La Habana y murió en Argentina en 1969. Fue un actor de teatro y de cine que trabajó en España y Argentina. De niño se radicó en Madrid, donde comenzó su carrera teatral y a partir de 1939 vivió en Argentina hasta su fallecimiento.

Tras debutar en el Coliseo Imperial de Madrid en la obra Doña Desdenes, se le encuentra trabajando en 1924 en el teatro Español con la compañía de María Herrero y Francisco Hernández, bajo la dirección artística de Enrique López Alarcón,​ y en 1932 junto a Isabel Barrón. En 1939 llegó a la Argentina con Margarita Xirgu, participando en el montaje de El alcalde de Zalamea en el Teatro Odeón.

En el blog "Enciclopedia del cine español" se da cuenta del trabajo de Pilar Gómez Ferrer.

En 1935 (Pilar Gómez Ferrer), cambiará de compañía y se unirá a Isabel Barrón y Ricardo Galache, actuando en obras como "El Rey Negro" de Pedro Muñoz Seca y "La risa" de los Hermanos Alvarez Quintero.

La Compañía Isabel Barrón-Ricardo Galache estrenó en el año 1940 en el Teatro Smart, y teniendo como escenógrafo a Gori Muñoz, la obra de Isaac Pacheco "Se necesita un primer actor". Isabel Barrón había sido la primera actriz de la Compañía de Arte Moderno que en 1930 dirigió Rivas Cherif antes de unirse a la Compañía de Margarita Xirgu. La Compañía Isabel Barrón-Ricardo Galache no fue una de las compañías más estables y duraderas del exilio, como lo demuestra el hecho de que Ricardo Galache ese mismo año formara compañía con otra actriz, Catalina Bárcena, para el estreno de " mujer ", de Gregorio Martínez Sierra, en el Teatro Empire.

Ellos nos hicieron así es una película en blanco y negro de Argentina dirigida por Mario Soffici sobre el guion de Sixto Pondal Ríos y Carlos Olivari que se estrenó el 23 de febrero de 1953 y que tuvo como protagonistas a Olga Zubarry, Tito Alonso, Alberto de Mendoza y Alberto Dalbes. En esta película trabajó Isabel Barrón.

LA FAMILIA

El padre

En la revista "Nuevo Mundo" del jueves 28 de abril de 1910, aparece un artículo de Sotero Barrón sobre la conveniente eliminación de fronteras entre España y Portugal.

La Unión Aduanera de España y Portugal

Bajo el mismo epígrafe y en el número 849 de este semanario ilustrado, aparece un articulo en el cual se aboga, por persona que no lo firma, hacia la conveniencia de un Zollverein peninsular, esto es, sobre el libre cambio hispano-portugués.

Espíritus como el mió, que no vean las cosas con la fría Indiferencia que abruma á los españoles de hoy, no pueden sustraerse á cooperar en ellas cuando su trascendencia se encarrila por la vía de lo útil y provechoso y, menos, cuando pueden á la vez redimir á numerosos desgraciados, que lo son, nacidos en un sistema y sin más rendimientos a la nación que una nómina sufragada por el Tesoro para pagar los mezquinos haberes, mezquinos para los preceptores, pero de cuantiosa suma.

Avancemos:

Dice el articulista anónimo que la frontera con Portugal nos cuesta 2.110.000 pesetas anuales y que, de hecho, casi tenemos vigente el libre cambio.

Es verdad, y tanto, que nuestra Importación sugeta á derechos, apenas si consiste en media docena de mercancías sin importancia Intrínseca ni en cantidad. Unas pieles secas, algunos metros cúbicos de tablas, corcho en bruto, otras pocas frutas, unos vagones de abono artificial, cuatro kilogramos de hierro viejo y alguna que otra y circunstancial zarandaja, son toda nuestra importación tributaria. Otras mercancías no vienen acá ni tampoco vendrían con exención, porque son más caras y peores que las españolas. Cualquier aduana medio regular, renta más que todas juntas las fronterizas con el país de Magallanes. Sólo podríamos temer á los vinos y coloniales, pero tal temor sería fácil de anular. En cambio, nuestra Industria obtendría magnos beneficios.

Cuando Lusitania franqueara la puerta toda, allá irían en tropel el hierro esmaltado, los tejidos de todas las fibras y clases, el calzado, los curtidos, el pan, los cromos con sus marcos, los abonos químicos, las armas de Elbar, las confecciones... Y es esto tan seguro y cierto, cuanto en la actualidad, y á pesar de su tributación, van los mencionados productos en cantidad tan estimable, que de no ser así vendría abajo el comercio de populosas ciudades fronterizas. Badajoz, Valencia de Alcántara y otras, pueden patentizar esta verdad.

Tras este primordial y sustantivo aspecto, surge otro que parece secundario, pero de bastante entidad para merecer singular atención. Es el que Esparta regenta sus aduanas con funcionarios periciales que son llevados á ellas, generalmente, por razón de castigo. En Portugal, estas alfándegas las desempeñan cabos y soldados del Resguardo, pero aquí no se conceptúa igualmente á los nuestros con aptitudes para ello. En su virtud, allí hay un cordón de aduaneros devorando la amargura que produce á hombres de carrera verse extrañados á un monte donde no hay vías de comunicación, ni subsistencias, ni vivienda. En algunas aduanas españolas se pasan á veces semanas enteras en Incomunicación con la península, sin correo, sin otras personas con quien comunicar más que los agrestes campesinos, sin saber en que Invertir el tiempo, olvidando hasta el Idioma y, con frecuencia, adquiriendo costumbres que se toman á titulo de mitigar la desesperación y que luego no es fácil abandonarlas. Y todo ello para obtener recaudaciones y documentos negativos, y tener carne humana

en una legión de penales que oficialmente no pueden estar vados. Así califican las Ordenanzas de Aduanas las de la frontera con Portugal.

SOTERO BARRÓN

En la revista "Nuevo Mundo" del sábado 3 de octubre de 1914, aparece un listado de personas que se ofrecen a acoger a un niño huérfano belga. Entre estos se encuentra Sotero Barrón Llorente de Cádiz.

En el documento "Colección de documentos del escritor y editor Gregorio Martínez Sierra: recuperación y tratamiento" aparecen varios documentos relacionados con Isabel Barrón.

CONTRATOS DE ARTISTAS POR GREGORIO MARTÍNEZ SIERRA

3/1/43 Madrid, 26/11/1921. Isabel Barrón.

3/1/51 Madrid, 23/05/1922. Isabel Barrón.

3/1/74 Madrid, 25/05/1922. Isabel Barrón.

Dos cartas de Sotero Barrón a su esposa Luisa. Disconformidad de Sotero Barrón con la emancipación de sus hijos y el abandono del hogar de su esposa. [Madrid], 27 y 28 de Mayo de 1922.

Libro "Ordenanzas de Aduanas", escrito por Sotero Barrón, padre de Isabel, editado por la "Editorial Reus SA" de Madrid en 1927. Además de editorial, también era una academia para la preparación de oposiciones.

Publicidad del "Instituto Reus" en el ABC del 29 de enero de 1927.

Los hermanos

En el diario ABC del martes 23 de noviembre de 1920 se da noticia de la entrega de un premio a Sotero Barrón.

DISTRIBUCIÓN DE PREMIOS EN EL CONSERVATORIO

Con motivo de la festividad de Santa Cecilia, se celebró ayer tarde en el Real Conservatorio de Música y Declamación la solemne distribución de premios obtenidos por los alumnos en el pasado curso.

Presidió el acto el Sr. Bretón, quien tenía a su derecha al Sr. Fañanás, y a su izquierda al Sr. Comba.

El programa dio comienzo con la ejecución por los alumnos del Conjunto instrumental de Ia marcha militar francesa de la Suite Algeríenne.

Primera clase de violín y premio extraordinario de Sarasate, consistente en 2.000 pesetas, D. Senén Federico.

Primer premio de violín y premio ordinario de Sarasate Sr. Sotero Barrón.

En el diario de Vigo "Galicia" del viernes 10 de noviembre de 1922, aparece esta nota musical.

Hállase en Santiago el notable violinista D. Sotero Barron, discípulo predilecto del maestro Bordas y que entre otras salientes distinciones de su carrera artística, obtuvo el premio Sarasate del Conservatorio. El Sr. Barrón viene contratado por la Empresa Fraga para tomar parte como concertino en la orquesta que actúa en el teatro Principal de esta ciudad.

En el blog "abeigont" se puede leer la reseña de una emisión de radio con la actuación musical de Sotero Barrón en Santiago de Compostela el 12 de octubre de 1925.

En el Día de la raza correspondiente a 1925, 12 de octubre de aquel año, se celebró en Santiago de Compostela una recepción en honor a estos escolares mejicanos que visitaron en esos días la ciudad, la cual, tuvo lugar en el paraninfo de la Universidad. Por la noche, ese mismo día, José Blanco Novo celebró en su casa una emisión, previamente autorizada, desde su estación experimental de radio de un programa en el que transmitió entre las once y doce de la noche, solos de violín interpretados por Sotero Barrón e interpretaciones de gaitas gallegas seguidos de varios discursos, entre los que cabe destacar, el inaugural de la Estación, que corrió a cargo de Manuel J. Lema, y, el de cierre de la emisión, pronunciado por Mariano Álvarez Zurimendi. A través del micrófono de la emisora de Blanco Novo, el representante de la Unión de Juventudes Hispanoamericanas, Humberto Soto, dirigió unas palabras a los estudiantes gallegos. El programa radiofónico fue escuchado desde la Facultad de Ciencias por una comisión de estudiantes e invitados a través de la estación receptora que allí había instada.

Uno de los lugares más frecuentados en la ciudad compostelana de aquellos tiempos era el Gran Café Español que regentaba Manuel Ramallo en la rúa del Villar, n° 37-39. En él se celebraban tertulias muy animadas y grandes conciertos en sus magníficos salones con gran capacidad para el público que allí acudía a entretenerse. Algunos nombres de las orquestas que actuaron en el Gran Café fueron: Gran trío París, quinteto Nebot, el terceto compuesto por el violinista catalán Ibarguren, y los renombrados, violinista, Celso Díaz, y pianista, Fuster; y el cuarteto dirigido por el violinista Sotero Barrón, discípulo del eminente Antonio Fernández Bordas y Premio Sarasate del Conservatorio Nacional en 1920. Acompañaban a Sotero, el violinista segundo, Justo Nieto, el pianista Luis Abeigón, y el violoncello Benigno SanMartín.

Sotero Barrón realizaba el servicio militar como soldado de cuota en el Regimiento de Infantería de Zaragoza, cuya sede era el Cuartel de Santa Isabel en Compostela, por lo que posiblemente esa circunstancia, unida a la de sus numerosas actuaciones musicales en lugares frecuentados por el capitán Blanco Novo hizo que se conocieran.

En el libro "Ensaios a proba do tempo" se comenta que en el año 1927 Sotero Barrón tocaba a diario, junto con Sariñena en el Círculo das Artes de Santiago de Compostela.

En la revista "Ondas" del 11 de noviembre de 1933, aparece el nombre de Sotero Barrón, entre los nuevos socios de la Unión de Radioyentes. en Madrid.

En el diario "La Vanguardia" del domingo 28 de diciembre de 1958, aparece una crítica musical que habla del final trágico de Sotero Barrón, hermano de Isabel.

MÚSICA EN EL CAFÉ

Desde hace unos años la áspera piel de España soporta con ejemplar espíritu de sacrificio una brutal erupción musical. Los discos brillantes como, negros peinados gitanos giran sobre ta cajita mágica del «pick-up» desgranando compases ingrávidos, desde las sutiles fugas prerrománticas hasta los dislocados ritmos afrojudaicos. Aunque el fenómeno es universal, mucho me temo que en estas latitudes el sarampión melódico haga pronto crisis. No me equivoco si digo que se perciben ya débiles síntomas de fatiga. Soy el primero en reconocer la bondad de las grabaciones en microsurco. Tampoco discuto la finura y fidelidad de las audiciones. Pero esta inflación nos abruma, es aburrida, excesiva y molesta.

En parte es consecuencia de una manía coleccionista. El coleccionismo es eviterno y contagioso. Ignoro si, como con los sellos de correos, se ha llegado al trueque de discos, pero conozco personas que guardan en sus discotecas más de un millar de grabaciones. Dejando a estos escuchas perseverantes en su pálida atmósfera armoniosa, que por otra parte a nadie hacen el menor daño, uno se irrita si oye decir que esta inaudita difusión de la música contribuye a la educación de las multitudes. Es natural que hoy la gente sepa de memoria más música que antes. Sin embargo, los buenos pedagogos no se cansan de repetir que saber las cosas de memoria sin preguntarnos qué son esas cosas no nos concede patente de hombres versados, cultos y discretos.

Pertenezco a la última generación que inició su afición musical en torno a los quioscos modernistas de los parques públicos donde las bandas civiles y militares atacaban con alegría dominguera las oberturas y los concertantes. ¡Mañanitas tibias del Retiro con el maestro Villa abriendo los brazos sobre el atril mientras los niños patinaban en una explanada colindante provocando un turbio rumor, de deshielo! Sin solución de continuidad salté a los divanes de los cafés, ahora suplantados por estúpidas e incómodas cafeterías. Soy de la generación del «fox» y de los primeros sones cubanos de Lecuona que rememoraban la cadencia colonial de las habaneras. Prejuzgar que un contumaz de las grabaciones, tarareando sin fallos la obra de un compositor, calibre su trascendencia mejor que yo y los que estamos en idénticas condiciones —que por fortuna aún somos muchos—, me parece una ligereza, una injusticia. No pretendo defender un estilo de vida periclitado, aunque reciente, pues es de ayer. Se trata, más bien, de resaltar que nosotros vivimos un ambiente musical de cierta densidad, y, en cambio, los melómanos de las grabaciones escuchan sus partituras predilectas en soledad, sin guía y sin excitantes.

Entre humo de cigarrillos y tintineo de vasos y pocillos he conocido tocando en los cafés a excelentes concertinos, a verdaderos virtuosos. Muchas veces escuché agradecido al violinista Rafael Martínez y al pianista Enrique Aroca y las

polémicas que suscitaban estos singulares artistas se prolongaban hasta altas horas de la noche. Escuché el violín melifluo de Sotero Barrón, cuya existencia atrabiliaria se quemaba en la llamita azulenca del alcoholismo y de la droga para morir de un tiro en los desmontes de la Moncloa. Cristeta Goñi, con su melena rubia como la estopa, el arco audaz ceñido a las cuerdas, se producía en ocasiones sobre los lindes de la genialidad. El taciturno y enlutado Celso Díaz semejaba un solista germano extraviado en la bruma mitológica del wagneríanismo. Joaquín y Manuel Fuster, pianistas de garbo y técnica depurados, y Telmo Vela, andariego violinista de los caminos, tocaron en todos los cafés provincianos despertando una conciencia musical de selección tullida en el mínimo esfuerzo del «género chico». Todavía después de la guerra de España sonaba en un céntrico café barcelonés el violín argentino del ilustre maestro Eduardo Toldrá.

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Alrededor de estos profesionales, los aficionados abríamos la crítica. Había en la tertulia un ansia de refinamiento, de matización, un clima propicio a la divagación intelectual. Porque desde la nueva filosofía de la historia la música cuaja en una faceta de expresión de una cultura. La música no es solamente un temblor capaz de enternecernos. Sentimiento tan desnudo y primario lo consigue, la mélica flauta del mirlo en la enramada. Toda música posee una profundidad, un «hinterland», y constituye una aportación decisiva para sumergirnos en la época en que el compositor vertió en el pentagrama su anhelo de inmortalidad. Quien se deleite con la «Patética», de Tschaikowsky, y no enlace sus acordes con la melodía nórdica de Grieg, atisbando su europeísmo frente al nacionalismo ruso de Glinka y sus discípulos, no comprenderá el caso Tschaikowsky como factor de la explosión cultura de su tiempo. Cuando Debussy asegura que su música intenta expresar lo inexpresable nos obliga a encerrarnos en los interiores proustianos y a saborear la recóndita reminiscencia de James Joyce.

Este ambiente musical, espontáneo, ávido de sugerencias, aislado de los reducidos grupos de iniciados, se lo llevó un vendaval revolucionario. Los jóvenes inapetentes que escuchan por los altavoces de los bares los llamados ritmos modernos sólo escuchan ritmo, y la música es algo más que eso. Los salvajes a la sombra tropical de los cocoteros hacen ritmo batiendo simplemente los timbales. Todos sabemos que esta horrible barahunda conduce al gamberrismo, a la barbarie. Por eso añoramos a los viejos músicos, de los cafés españoles —¡violines lejanos de Corvino y Abelardo Mus!—. a quienes tanto debemos los mozos de mi tiempo. Uno está ya convencido de que no le queda más que el grito poético y la melancolía.

Alvaro RUIBAL

Pues, catalana de origen aunque de raíces sorianas, sobre 1950 venía por aquí tras su reciente matrimonio con el también joven catedrático de Lengua y Literatura latinas del instituto Ramón y Cajal Miguel Dolç y Dolç, de origen mallorquín, los cuales, al momento y sin demora alguna, iniciaron la aportación de sus aptitudes literarias a iguales medios culturales de la capital altoaragonesa y su provincia. Esto hizo que a su vez el catedrático Dolç y Dolç fuera uno de los fundadores del Instituto de Estudios Oscenses, precursor del actual Instituto de Estudios Altoaragoneses; que con su esposa, María Eugenia, formara parte de aquel reducido “parnaso” de musicólogos en torno al médico Julio Barrón, concertista de afición del que surgió la Sociedad Oscense de Conciertos, que aún persiste; o que aportase su organización y sus actuaciones personales a múltiples actos académicos y culturales que dieron lustre a aquella revitalización que tan necesaria era.