Departamento Geografía Historia

Proyecto: CorreMaisTAC

El origen

El mito

La palabra "mito" alude al griego "mythos", que quiere decir "relato" o "cuento". Es en realidad una historia fabulosa, que a través de relaciones insólitas pretende buscar una explicación a los aconteceres ordinarios.

Es reconocido que el maíz es una espacie de gramínea cultivada inicialmente en México hace aproximadamente 10.000 años. Varios historiadores sostienen que la cosecha más importante de maíz se llevó a cabo en Puebla y Oaxaca, ya que en estas regiones se han encontrado restos arqueológicos que indican la presencia milenaria de la planta. Incluso hoy se pueden observar algunas pinturas prehispánicas que hablan de la existencia del maíz.

Cuenta la leyenda que antes de la llegada del maíz, el pueblo solamente comía raíces y animales que cazaban. Sin embargo se sospechaba sobre la existencia de una planta dorada, que se escondía detrás de unas altas montañas que enmarcaban la ciudad.

Los indígenas pedían a los dioses la separación de las montañas, para que se abriera paso y los recolectores pudieran ir a recoger los granos de maíz. No obstante, los dioses no pudieron lograrlo. es por esto que los aztecas optaron por rezarle a Quetzalcóatl, la deidad más poderosa.

El dios escuchó las plegarias de su pueblo, y les prometió que traería aquel preciado alimento. Ni siquiera intento separar las montañas, mejor utilizó su sabiduría para conseguir el maíz. Observó bien las colinas y vio una hormiga roja que descendía con un grano de maíz sobre su espalda.

Se acercó al insecto para interrogarlo y descubrir de dónde había sacado el codiciado grano. Luego de conversar con ella, la hormiga accedió a decirle todo. Entonces Quetzalcóatl se convirtió en hormiga negra para que su nueva amiga lo guiara hasta el lugar donde se escondía el alimento dorado que tanto pedían los aztecas.

La leyenda cuenta que aquella travesía estuvo llena de dificultades y duró varios días, pero el dios, siempre pensando en su pueblo, logró superar el reto. Finalmente llegaron las hormigas a donde se erigían las plantas de maíz, tomaron un grano maduro con su boca y regresaron a su pueblo. Al llegar, los aztecas se regocijaron y sembraron aquel tesoro. Y cuando este dio fruto, la civilización comenzó a proliferar. Se volvieron más fuertes y dieron inicio a la construcción de una gran ciudad.

Desde aquel momento, los aztecas veneraron al generoso dios Quetzalcóatl, el amigo de los hombres que les obsequió con el maíz.

El origen

Los restos arqueológicos más antiguos encontrados hasta el momento (por el antropólogo estadounidense R. Stockton MacNeish) se ubican en la zona de Coxcatlán (valle de Tehuacán), estado de Puebla, en el centro de México, donde se encontraron plantas de maíz de hace aproximadamente 8.000 años. Indicios de los procesos que llevaron al pueblo nativo de este valle a dominar el cultivo de este cereal han sido encontrados en las cuevas de Coxcatlán, Ajalpan y otros sitios de la zona.

Hay varía teorías que intentan explicar el origen agrícola de esta planta:

      • El teocintle (Zea perennis). La mayoría de los investigadores afirman que este cereal se desarrollo a partir del teocintle (Euchlaena mexicana Schrod), planta anual que posiblemente sea la de mayor parecido. La tesis se basa en que ambos tienen 10 cromosomas y son homólogos o parcialmente homólogos.

      • El maíz silvestre. Algunos investigadores suponen que se originó a partir de una forma salvaje de maíz nativo, ahora extinta, en las alturas de México o Guatemala. Se sugirió que los ancestros del maíz cultivado eran alguna forma de maíz silvestre. Los diferentes procesos evolutivos hicieron evolucionar este antecesor hacia el maíz actual y el teocintle. Como nunca se ha encontrado rastros de este maíz silvestre primitivo, esta teoría no goza de gran consideración.

      • Origen asiático. Según está teoría se atribuye un origen asiático a la planta. Concretamente en la región del Himalaya, producto de un cruzamiento entre Coix sp y algunas Andropogénoas, probablemente de Sorghum, ambos parentales con cinco pares de cromosomas (Anderson 1.945).

      • Origen andino. El maíz se habría originado en los altos Andes de Bolivia, Ecuador y Perú (Mangelsdorf y Reeves) y de las conclusiones de los estudios de T. Lynch ( Universidad de Cornell, y otros) se data presencia de maíz en la Cueva Guitarrero (Perú) desde el 6.200 a.C. Una justificación para esta hipótesis es la amplia diversidad genética presente en los maíces andinos. Una seria objeción es que no se conoce ningún pariente salvaje del maíz en la región

La agricultura en la América precolombina

De los cuatro grandes focos en que nace la agricultura en el mundo -Sureste asiático, Oriente Próximo, Mesoamérica y área Andina- dos de ellos se localizan en el Nuevo Mundo y, a éstas, aún habría que añadir una tercera zona en importancia relativa para América, el área del bosque tropical de América del Sur.

La primera originalidad de la agricultura de los indios americanos consiste en basarse en plantas desconocidas en el continente europeo, cuyo cultivo permitió la sedentarización de poblaciones de cazadores y recolectores. El maíz, la calabaza y el frijol (judías verdes) son las plantas principales de Mesoamérica; el maíz, la patata y los porotos son las más importantes del área Andina y, finalmente, la mandioca o yuca es la gran aportación del área tropical. De todas ellas, el maíz es, sin duda, la planta más característica del continente americano. Pero hay otras muchas en el catálogo de cultivos autóctonos del Nuevo Mundo: ágave, algodón, batata, cacao, coca, chile, quinoa, tabaco, tomate y pimiento se encuentran entre las más importantes.

Siempre que hallamos fuertes concentraciones humanas y un estadio avanzado de organización política y económica, está presente el maíz, el elemento más importante de los sistemas económicos precolombinos evolucionados.

Las excavaciones del valle de Tehuacán han exhumado granos de maíz antiguo, mazorcas y hojas masticadas, lo que acreditaría a Mexico central como la patria del maíz, cereal que conquistó gran parte del continente, desde las proximidades de los Grandes Lagos en América del Norte, hasta el estuario del Río de la Plata y hasta Chile meridional en América del Sur. Y llega hasta los 3.000 metros sobre las laderas andinas.

El gran éxito del maíz se explica por dos características de este cereal: sus elevados rendimientos y el poco trabajo que requiere. Practicado en terrenos de secano carbonizados según un régimen de rotación rápida, llamado milpa, el maíz solo requería de 50 a 100 días de trabajo al año. Se ha podido calcular que, con este sistema, una familia que dispusiese de cuatro o cinco hectáreas y estuviese compuesta por cinco personas, podía producir más del doble del maíz necesario para su subsistencia en 190 días de trabajo.

El regadío permitió obtener en algunas zonas una producción mucho mayor, lo que explica altas densidades de población en algunas zonas. Así, en el valle de Viru, al Norte del Perú, donde llueve muy raramente, una densa red de canales permitió aumentar la superficie cultivada de maíz en un 40% como mínimo. Y lo mismo ocurrió en México central y especialmente en el valle de México.

Los grabados del célebre códice peruano de Guaman Poma de Ayala muestran la asociación del trabajo del hombre y de la mujer desde la siembra hasta la recolección del maíz. El hombre cava la tierra con una especie de pico rudimentario y la mujer siembra los granos en los agujeros. Luego la pareja trabaja periódicamente la tierra con la azada para hacer surcos y favorecer la penetración del agua de lluvia; posiblemente desmochasen también la planta. La recolección es el último de los trabajos pesados.

El maíz proporciona harina con la que confeccionan galletas, las arepas que se comen aún en la zona de los Andes, cocidas a fuego suave sobre bandejas de barro. EL grano también se puede comer asado, hecho explotar al fuego, o hervido. EL maíz fermentado produce un alcohol, una especie de cerveza, la chicha, o, con más grados, la sora del Perú. El grano puede proporcionar también aceite, y la planta, como forraje fresco, constituye una excelente alimentación para el ganado. Aún así, el maíz no es un alimento completo al carecer de proteínas, haciéndose necesaria una aportación complementaria de carne o de pescado para tener una alimentación equilibrada. La población de las zonas lacustres de México y del Perú podían procurarse pescado. En cambio no había carne, pues los indios americanos solo disponían de patos, iguanas o carne de llama seca (charqui) en Perú, y de pájaros acuáticos, jabalíes y pavos en México. Las papas o patatas acompañaron a menudo al maíz, sobre todo en los Andes.

Además, zonas de altas densidades humanas como el valle de México practicaban cultivos hortícolas intensivos como las famosas chinampas. Son balsas de follaje lanzadas sobre lagos o marismas; amarradas unos a otras y recubiertas de una capa consistente de barro, era enormemente fértiles y daban abundantes judías, calabazas, tomates, pimientos y otras legumbres.

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