E
l origen de fondo de la guerra era el dominio del mediterráneo occidental. Aragón deseaba la expansión de su comercio, algo que chocaba con los intereses franceses en la región. Sicilia era un enclave estratégico ansiado por la corte Aragonesa, y las "vísperas sicilianas", 30 de mayo de 1282, en la que los sicilianos se rebelaron contra el rey Carlo I de Nápoles y sus abusos, asesinando a la guarnicion francesa, supusieron el inicio de las hostilidades. (Estas visperas sicilianas se consideran el origen histórico de la mafia: "M"orte "A" lla "F"rancia "I"talia "A"nhela, por las conspiraciones clandestinas para el degüello de la guarnicion). Estos hechos provocaron la coronación de Pere III el Gran, como rey de Sicilia, quien tenía aspiraciones al trono por su boda con Constanza, hija del rey Manfred. La intervención del papa Martin IV (francés) no se hizo esperar. Excomulgó a Pere III el Gran y adjudicó todos sus reinos al infante francés Carlos de Valois, hijo de Philippe "l'Hardit" (El atrevido) y lo coronó en roma en 1284. Era la GUERRA... En el año 1285 los franceses invadieron Gerona a sangre y fuego (caida de la ciudad el 7 de septiembre), entrando en Aragón con un gran ejercito, pero sus lineas de aprovisionamiento debian ser realizadas por mar debido a lo lento del camino terrestre. Esto fue aprovechado por Aragón. Mientras duraba aún el sitio, Ramon Marquet y Berenguer Mallol atacaron por sorpresa el puerto de Roses, capturando 25 naos y haciendo prisionero al almirante Guillem de Lodeva. Tras esta acción, juntaron sus naves a las de Roger de Lauria traidas desde Nápoles para enfrentar al grueso de la flota francesa.
R
oger de Lauria se crió en la corte del rey Pedro el Grande de Aragón. Acompañó al monarca en sus expediciones a Barbería (África del Norte) y a Sicilia en 1282 y sentía tal afecto al gran monarca que sintiendo próxima su muerte muchos años después, pidió ser enterrado a sus pies. Gran marino y guerrero, a parte de excelente político y líder.
E
n la noche del 6 de Septiembre, las faluchas vigia de Aragón avistaron una gran flota francesa de avituallamiento (24 naos y 15 galeras)en el golfo de León. Roger de Lauria creyó oportuno dejar confiar a los franceses en su aproximación a la costa catalana y se mantuvo al pairo con su flota de 22 galeras compuesta por marinos y guerreros de todo el Reino: Almogàvers catalanes y aragoneses, aventureros sicilianos, corsarios valencianos, mercenarios napolitanos... El dia 7 de septiembre del 1285, Roger se aproximó a la escuadra francesa cerca de los islotes de Les Formigues, entre el cap Cros y el cap de Sant Sebastià, cerca de Palamós y Palafurgell. Esperó el cambio de viento a la caida de la noche y aproximandose silenciosamente por la amura de estribor cayó sobre el escuadrón central francés. Los galeotes bogaban a ritmo de embestida, de forma infernal, pues en la velocidad residía la victoria. La flota aragonesa dobló la linea enemiga con celeridad, disparando las ballestas en la oscuridad entre lanzamientos de fuegos al enemigo que aclararon las cubiertas francesas. Mientras tanto, varios centenares de almogàvers permanecían esperando el abordaje haciendo chocar sus espadas y escudos gritando el temido ¡¡¡desperta ferro!!! Los franceses, despertados cruelmente en la noche, apenas pudieron reaccionar, pues cuando el resto de las tripulaciones salían a cubierta, el sangriento abordaje era un hecho. (Quizás se debería poder representar el hecho de que en las naves se lleve infantería de abordaje, p.ejem en Lepanto) Solo pudieron escapar, a fuerza de remos, dos galeras francesas. 13 galeras y todas las naos fueron capturadas y llevadas a Barcelona como testimonio del gran triunfo. Roger de Lauria supo aprovechar al máximo el papel de los ballesteros catalanes (de habilidad reconocida en toda la cristiandad) en los combates navales. El almirante francés Aubert d'Enguerrand, cayo prisionero y fue rescatado por un alto precio. La mortandad en la batalla fue terrible. No hay datos exactos acerca de las bajas, pero se estiman en unos 200 confederados aragoneses por 3500 franceses. La victoria fue seguida de una masacre. Tras el combate, Roger de Lauria hizo tirar al agua a los prisioneros heridos y sacar los ojos al resto. El terror que infundió en los ánimos franceses fue tal, que la guerra naval quedo minimizada a algunos bloqueos navales aragoneses en los meses siguientes. Al día siguiente, Roger de Laúria penetró al puerto de Roses mediante el ardid de llevar estandarte francés en sus naves y ocupó la villa, a la que antes de abandonar pegó fuego a la guarnición francesa. También se apoderó de Cadaqués. La batalla significó dejar sin logística al ejército francés que invadió Gerona. Las provisiones que debían llegar a Roses habían sido arrebatadas por Aragón como botin de guerra.
T
ras el desastre de su flota, el rey de Francia pidió una tregua a Roger de Lauria... Cuenta el cronista Bernat Desclot que los embajadores franceses amenazaron a Roger de Lauria, en nombre del rey de Francia, con armar trescientas galeras si no se avenía a la tregua. Roger, altivo, respondió :"Ja en podrà armar tres-cents o deu mil si vol el rei de França, que no crec que tingui ganes d'encontrarme ni vaixell de cap mena s'atreveixi a creuar la mar; més, que dic, vaixell!; no crec que ningu peix gosi alçar-se sobre lo mar si no porta un escut o senyera del Rei d'Aragó en la cua per mostrar guiatge d'aquell noble senyor el rei d'Aragó e Sicília!" (Ya podría armar el Rey de Francia 300 galeras o 2000 si quiere, que no creo que tenga ganas de enfrentarse a mi, ni barco de ningún porte se atreva a cruzar el mar, que digo barco, no creo que ningún pez ose alzarse sobre el mar si no lleva el escudo o bandera del Rey de Aragón en la cola para mostrar respeto de nuestro noble señor, el Rey de Aragón y Sicilia). Poco después Philippe l'Hardir, gravemente enfermo, abandonaba Gerona y se retiraba en dirección a Francia con su ejército, pasando el collado de Panissars, perseguido por varias compañias de almogàvers y marineros de Lauria. El desastre francés fue completo (1 de octubre del 1285). La peste declarada unas semanas antes (les mosques de san narcis) les impulsó a una vergonzosa retirada en la que murió el rey Philippe III. Esta campaña fue seguida de ataques destructivos a las costas francesas, que asolaron sus costas y contribuyeron a aumentar la leyenda de guerreros sin piedad de las compañias almogàvers.