La música de Jürg Frey (Aarau, Suiza, 1953) habita en el umbral en que del estatismo se comienza a delinear una narrativa. Su particular forma de entender el silencio, influenciado por la estética clásica china, como un material absolutamente poroso y a la vez inaccesible se traslada a la elección de los sonidos, que adquieren a través de un nivel constructivo sutil y transparente algo de esa cualidad silenciosa. Si bien esta aproximación al material es prácticamente táctil, por analogía casi arquitectónica, pronto se descubre que los materiales están sedimentados de historia. Esta tensión entre la voz de un futuro imperceptible (una narrativa estática), la de un continuo presente (el silencio), y la de un pasado velado (la historia) emerge en la pregunta: ¿desde qué tiempo nos habla la música de Frey?