Resultados de la encuesta realizada entre alumnado de 1º de ESO del IES Rosalía de Castro. | A. COCIÑA
Resultados de la encuesta realizada entre alumnado de 1º de ESO del IES Rosalía de Castro. | A. COCIÑA
Los contenidos digitales atrapan con facilidad a la mayoría de la población y, aunque para muchas cosas resulten útiles o entretenidos, esconden muchos peligros que pueden llegar a ser desconocidos. Los contenidos inapropiados para los menores, los contenidos violentos o los bulos, también conocidos como Fake news, pueden ser algunos de ellos. También, como sostiene Maialen Garmendia, investigadora del grupo europeo EU Kids Online, “son muy preocupantes los contenidos de tipo sexual”. Por otro lado, “la multiplicación de fake news es un hecho sin precedentes”, tal y como afirma la profesora de la Universidad de Santiago Antía Mª López. Tampoco se debe olvidar que “el problema no es solo el consumo de contenidos violentos, sino la exposición a la red, a los videojuegos, a las pantallas…”, tal y como explica la doctora Inmaculada Escamilla Canales, psiquiatra infantil.
Los dispositivos electrónicos cada vez llegan antes a las manos de los menores y estos pueden ser muy beneficiosos o muy perjudiciales, tal y como afirma la profesora Garmendia: “Hoy en día un teléfono móvil para muchos padres es muy útil, aunque sea un elemento que genera bastante inquietud por los temas de los peligros. Sin embargo, si le damos un móvil a un hijo nuestro, sabemos que en cualquier momento va a poder contactar con nosotros”.
La investigadora vasca explica que entre los peligros más habituales están las apuestas y la pornografía: “Son muy preocupantes los contenidos de tipo sexual, el tema de la violencia que hay en los contenidos pornográficos y las apuestas”. Particularmente, para Garmendia, “las apuestas son un problema, aunque para hacerlas en internet tienes que tener una tarjeta”.
Por lo tanto, según ella, tener un control sobre la actividad de los hijos “es útil para evitar que los menores hagan un uso irresponsable y fuera de hora de sus dispositivos”. Sin embargo, afirma que “el mejor control parental es la comunicación”.
Por otra parte, la adicción de Internet en menores es otro peligro habitual, pero la profesora Garmendia explica que “no le gusta hablar de adicción, porque los médicos todavía no han reconocido la adicción a Internet”. Sin embargo, “un uso extremo de Internet sí que llevaría a un joven o niño a no poder desarrollar bien su actividad cotidiana y evidentemente tendría unas consecuencias graves”.
Otro problema grave está en la participación de los menores en las redes sociales. Ya “en el 2010”, recuerda Garmendia, “descubrimos que quienes tenían perfiles públicos en las redes sociales eran los niños de nueve y diez años. Es evidente que muchos menores quieren entrar en las redes sociales y falsifican su edad. Dicen que tienen más años de los que tienen y entran”. La investigadora cree “que al final la cuestión no está solo en que haya un número límite de edad, pero también lo que hay que hacer es que las empresas verifiquen esa edad, para que un niño que tiene doce años y dice que tiene quince no lo pueda hacer y haya un mayor control para que no acceda si no debe”. Por todas estas razones, para la profesora vasca es fundamental tener en cuenta “la madurez del menor y las necesidades” específicas que este tenga para darle acceso a un móvil o a las redes sociales, aunque “en teoría, las redes sociales no se deberían utilizar hasta los catorce”. Sin embargo, según la investigadora vasca, “este tema es inagotable porque siempre hay nuevos dispositivos, nuevas redes y nuevos peligros que estudiar”.
Mirando hacia el futuro la profesora Garmendia explica que “es partidaria de las medidas educativas que promuevan unas habilidades digitales en los menores que les permitan gestionar mejor esos dispositivos o también medidas educativas en torno a la concienciación sobre vuestra disposición a utilizar correctamente ciertos dispositivos”.
La ficción en las noticias
Pero en internet no todos los peligros están en los contenidos inapropiados para menores o los contenidos violentos. Las fake news están por todas partes. Estas informaciones falsas o bulos son contenidos con apariencia pseudoperiodística cuyo único objetivo es desinformar. Según Antía María López Gómez, profesora titular de la Facultad de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Santiago, “la primera fake news está datada en torno a 1835 en The Sun, un modesto diario neoyorquino, que contrata a Richard Adams Locke para impulsar el periódico, captar más lectores y situarlo en una posición de cierto éxito. El periodista se fija en un detalle anecdótico y jocoso en una revista británica y relata que hay vida en la luna. La repercusión de esta noticia absolutamente estrafalaria es tal que todos los periódicos neoyorquinos se hacen eco de este hecho y acaba siendo una fake news con un grado de éxito inaceptable en un concepto de comunicaciones más serias y rigurosas, y esas publicaciones acaban hincando la rodilla ante esta noticia tan imposible de creer”.
En el ámbito de la política, la profesora también indica que “se recoge por primera vez en un diccionario esta locución, fake news. En el 2017 en el Collins se da cabida a este término, a esta expresión. Y se hace debido al éxito del marketing en el ámbito político, en 2016, de la campaña de las presidenciales estadounidenses. Esa campaña enfrenta a Hillary Clinton y a Donald Trump”. También afirma que “hay un estudio del MIT, precisamente, que publican en Science, que dice que el 30% de la información engañosa que se utilizó para cubrir la campaña de Donald Trump lo generaron bots, y eran falsedades creadas por máquinas”.
Si las redes sociales, los medios de comunicación y hasta las noticias de periódicos están llenas de informaciones falsas, también llamadas fake news, ¿cómo podemos distinguir estas informaciones falsas de las verdaderas? Antía Mª López comenta, que “para distinguir la información fiable de los bulos, hay una página, la cual es EFE VERIFICA - Agencia EFE que es un servicio gratuito”. Seguidamente, explica que “es muy complicado evitar las noticias falsas, así que, lo mejor es combatirlo con una actitud responsable. Evitarlo es difícil, prevenirlo es difícil, lo que podemos hacer es como mucho combatirlo, con una actitud responsable en la búsqueda de información y a ese otro nivel que os decía”.
También, según la profesora, para intentar evitar estas informaciones falsas deberíamos fiarnos de los medios convencionales: “Las fuentes convencionales, me refiero a las fuentes de emisión, los medios convencionales son siempre mucho más fiables que lo que me llega por WhatsApp, que probablemente genera un problema. Y de lo que publica El País digital deberíamos quedarnos con los hechos, es decir, el sistema o el medio ya nos pone un poco en frente al carácter veraz o falaz de una información”.
Los bulos y las informaciones falsas siempre han existido, pero en los últimos años se han difundido mucho más, tal y como afirma la investigadora de la USC: “Se han popularizado primero porque la cuestión comunicativa es transversal prácticamente a todos los niveles de organización social. Desde luego, está mediatizada la política, la educación, hasta la medicina. Prácticamente en todos los ámbitos que integran una sociedad encontramos alguna incidencia mediática”.
Particularmente, los bulos y la política se han ido lamentablemente de las manos en varias ocasiones, y las noticias falsas están influyendo de un modo “imperativo” en la política, según la investigadora. Estos bulos han ido muy lejos, ya que, según la profesora López, “la multiplicación de fake news es un hecho sin precedentes” y su diversificación “hace cada vez más difícil detectarlas”, ya que “son intersecciones de la Inteligencia Artificial y de software que nos permiten edición de video y edición de audio que falsean prácticamente todos los rasgos de la cara, distorsionan la voz y los intercambian”.
Por su parte, la doctora Inmaculada Escamilla Canales, psiquiatra infantil de Madrid y Doctora en Neurociencias por la Universidad de Navarra, explica que el problema principal de los contenidos en Internet “no es solo el consumo de contenidos violentos, sino en la red, en los videojuegos o en las pantallas”. Además, estos contenidos tienen múltiples efectos, ya que, como explica la psiquiatra, “cognitivamente, el cerebro cambia mucho. Se vuelve más rígido y en esos casos afecta sobre todo al área de matemáticas y la creatividad; eso como mínimo”.
Por otro lado, indica que “el consumir contenidos violentos en la red lo que hace es disminuir la capacidad de relacionarnos y de aumentar el tiempo que empleamos viendo contenidos violentos”. Además, según la doctora Escamilla, “hay que evitar el tiempo de uso de videojuegos en general, y todos debemos de conocer lo que provocan. Además de reducir el uso de esos videojuegos, se debe evitar la conexión a la red los fines de semana, en el tiempo libre y, sobre todo, en edades tempranas”.
Por otra parte, la doctora explica que “por donde está aumentando mucho la consulta en psiquiatría, además de por el tiempo y la adicción, es por el abuso, por el acoso, por las situaciones que se dan en la comunicación online”, un tema que afecta a siete de cada diez niños o adolescentes en España, según datos de la ONGBullying Sin Fronteras.
“Nosotros solo tenemos una pantalla con imágenes debajo; sin embargo, hay muchas otras cosas que están estimulando al cerebro, mucho más de lo que uno, conscientemente, puede ver, pero hay muchas otras cosas que no se ven y que el cerebro está recibiendo”, afirma la doctora Escamilla Canales. Como sostiene la psiquiatra, “antes había muchos dibujos animados y había tiroteos, películas del oeste y muchas películas de vaqueros, pero no teníamos los problemas que tenemos ahora. Porque esto se transmitía a través de dibujos, de la televisión, de cómics, de libros; entonces, la forma en la que se transmitía no era la misma, por lo que no afectaba al cerebro igual”. Explica también la doctora que, como no vemos a la persona que está detrás de la pantalla y que nos está hablando mal, es mucho más fácil que el número de violencia en la red online o en las redes sociales se incremente: “Es muy fácil intimidar o acosar a las personas por esa vía porque uno cuando está hablando a la cara todavía siente esa intimidación natural; entonces, tenemos esos frenos que son necesarios para tener una buena relación”.
La psiquiatra madrileña durante la entrevista por videoconferencia. | I. GIL
Hoy en día Internet es imprescindible para la mayoría de la gente, ya que según el Informe Digital Global Abril 2024, un 67,1% de la población usa Internet, e incluso hay personas que trabajan a distancia. Y toda esta red va a ir creciendo más y más de cara al futuro. Pero para conseguir un futuro en Internet sin peligros, “es fundamental el informar y hablar de las consecuencias. Formar a la familia y a los políticos es una parte fundamental”, tal y como indica la doctora Escamilla Canales. Respecto al control de los dispositivos móviles de los menores, que es una muy buena opción para mejorar muchos problemas sobre el consumo de contenidos inadecuados por parte de los menores, la profesora Maialen Garmendia afirma que es “partidaria de las medidas educativas que promuevan unas habilidades digitales en los menores”.
También se debe tener en cuenta que incluso “la OTAN tiene su propio sistema de detección de las fake news”, tal y como indica la doctora Antía Mª López. ¿Cómo es esto posible? Esto explica hasta qué punto pueden afectar las fake news a nivel mundial, y por eso se necesitan cambios de cara al futuro. A cada paso que da la tecnología, hay que avanzar con ella con medidas para poder eliminar, evitar o prevenir todo este tipo de contenidos u otras situaciones desagradables. El secreto, según la profesora López es la formación: “El analfabetismo mediático nos hará terriblemente débiles y, sin embargo, la disposición de los criterios que nos otorgue la buena formación, la sólida formación, siempre nos hará menos vulnerables”.