Mariano Lastra Valdor se licenció en 1985 en Oceanografía Biológica y en 1992 logró su doctorado en la Universidad de Santiago. Además, cuenta con un Máster en Oceanografía y Ecosistemas Marinos. Tras lograr su doctorado, se trasladó a la Universidad de Vigo, donde desarrolla su labor actualmente. Allí es investigador del Centro de Investigación Mariña de la Universidad de Vigo (CIM) y miembro fundador en activo del Grupo de Investigación EcoCost de la Universidade de Vigo, grupo de referencia competitiva por parte de la Xunta de Galicia. También trabaja para la Misión Azul, encargada de divulgar el medio marino y luchar contra la desinformación.
Este especialista habla sobre distintos aspectos de sus investigaciones: desde el aumento del nivel del mar, hasta las distintas especies exóticas del litoral gallego, pasando por los niveles de contaminación o los efectos del traslado de especies por causa de la temperatura y los problemas que este intercambio puede acarrear.
—El cambio climático es un problema que afecta a las costas de todo el mundo, por el aumento del nivel del mar y la llegada de plásticos. ¿Cuáles son las principales causas de este incremento?
—En el aumento del nivel del mar, por ejemplo, hay dos causas fundamentales a escala global. Una es el deshielo ártico y también el antártico, además de todo lo que son los glaciares y que se traducen en vertidos de los ríos, aunque fundamentalmente es el hielo en los océanos Ártico y Antártico. Pero eso supone aproximadamente solo el 50% del aumento del nivel del mar. El otro 50% se debe simplemente a la dilatación de un hueco cuando aumenta la temperatura. Con la dilatación, cualquier cuerpo sólido, líquido o gaseoso, al aumentar la temperatura, aumenta de volumen. Al océano le pasa lo mismo: al calentarse, al aumentar de temperatura, sobre todo en sus capas superficiales, aumenta de tamaño. Eso supone (la dilatación) el 50% y el deshielo el otro 50%, más o menos, en números globales. En lo que se refiere al norte de la Península Ibérica, esta pequeña región del planeta, está ascendiendo bastante rápido. Posiblemente, los datos más fidedignos sean los que obtiene un centro de investigación que está en San Sebastián, el AZTI ,dependiente del Gobierno Vasco y que tiene una base histórica bastante prolongada. Calculan que el aumento del nivel del mar sube entre 3 y 8 mm. por año, a día de hoy. Eso es demasiado, es muy rápido. Si te das cuenta, es casi 1 cm. por año el aumento del nivel del mar. Eso es una exageración.
—¿Cómo afecta la subida del nivel del mar a nivel ecológico en el medio terrestre en Galicia?
—En los ecosistemas litorales los efectos son muy variados. A nivel biológico el cambio de temperatura se traduce en que las especies que se distribuyen según ese parámetro de temperatura sufren consecuencias. Por ejemplo, las especies acostumbradas a una temperatura a de 14 o 15 grados, si aumenta la temperatura 1 grado, quiere decir que van a tener que migrar; en el hemisferio norte, hacia el norte, donde hay aguas más frías para poder sobrevivir. Eso es lo que está pasando: muchas especies que son de aguas templadas, al recibir aguas más cálidas, al estar en un lugar con aguas más calientes de las que les gustan, simplemente se van hacia el Polo Norte para conseguir vivir en un medioambiente más frío. Y por ello hay más especies que viven en el sur, en un ambiente subtropical o incluso tropical, a las que les gusta el agua más caliente, que pueden desplazarse y sobrevivir en aguas de nuestras costas. Muchas especies invasoras están llegando porque las temperaturas se lo permiten. Antes había una barrera térmica. Hay especies que no pueden vivir por debajo de los 15 grados, pero que por encima de los 16 o 17 están ya están en la Cornisa Cantábrica y ni digamos en el Mediterráneo. La desaparición de especies de aguas más templadas y la llegada de especies tropicales y subtropicales es una consecuencia inmediata de este aumento de temperatura del agua.
—¿En qué lugares en concreto de Galicia hay más contaminación que en el resto y por qué?
—Zonas contaminadas de forma grave prácticamente no hay. Hay algunas zonas en las que hay puntualmente vertidos industriales o aportes orgánicos urbanos que no están resueltos, pero en toda Europa hay una cosa que se llama Directiva Marco de Aguas, que obliga a los gobiernos a depurar todas las aguas vertidas al mar y a los ríos, y a mantener un estado ecológico y medioambiental de limpieza de esas aguas de forma muy estricta. Hasta hace no mucho tiempo, en la ría de Pontevedra, en el entorno de la ensenada de Placeres, cerca de Pontevedra, donde vertía la celulosa, era una zona muy contaminada. Pero también era un entorno muy contaminado la ría del Burgo, en A Coruña, simplemente por acumulación orgánica. En general las grandes ciudades, las grandes concentraciones humanas o industriales, suelen ser zonas en riesgo por la contaminación. El resto del litoral gallego está bastante limpio, en mi opinión.
—Usted dijo que el plástico recoge toxinas en el mar. ¿Cuáles son las toxinas peligrosas y cuáles de ellas son las más extendidas?
—Yo creo que los pesticidas y los metales pesados son los más peligrosos. Los derivados de la quema de materia orgánica, unas cosas que se llaman dioxinas, también son muy peligrosas. Es un tipo de moléculas que son muy activas, las acumulamos en tejidos grasos y cuando las dosis son altas son mortales, o pueden causar daños irreversibles. Por ejemplo, el mercurio, el vanadio o el arsénico, ese tipo de átomos que están en el medio, para los peces son prácticamente redes que los cazan y, si estos organismos los ingieren y nosotros los ingerimos, pues tienen consecuencias. En mi opinión, prácticamente todos los organismos, cualquier pez que saquemos del mar en una zona con microplásticos, tiene microplásticos dentro. Esa es una de las malas noticias que os tengo que decir. Las concentraciones que hay hoy en día no son preocupantes , pero es un hecho. Aunque sea poco, cualquier sardina, merluza, rape, caballa que comamos hoy va a tener algo de microplásticos. No hay que preocuparse, pero, si la cosa va a más, entonces sí. Hay que tratar de limpiar los plásticos del medio, sobre todo los grandes fragmentos, las bolsas, papeles, cabos que se tiran al mar. Hay que retirarlos cuanto antes para que no se descompongan en fragmentos más pequeños. Los plásticos son un problema grave a nivel global.
—¿Cómo afectan los plásticos y microplásticos a la fauna marina gallega?
—Ese es un asunto bastante preocupante. Los vertidos de plásticos proceden, fundamentalmente, o bien de vertir en vertederos descontrolados o bien de los buques que los tiran por la borda, del tipo que sean, desde grandes cruceros hasta pequeñas embarcaciones de recreo y también restos de plásticos, por ejemplo, de la pesca o de la acuicultura que accidentalmente se desprenden y van al medio marino. Los grandes plásticos, cuando se erosionan, se desgastan, simplemente, por la abrasión del mar, por el efecto de las olas o al chocar contra las rocas se van fragmentando cada vez más y se resuelven al final en microplásticos. Los microplásticos se incorporan prácticamente a la dieta de todos los organismos marinos, simplemente, porque hay muchas especies que son filtradoras, como por ejemplo las almejas, los mejillones, las ostras, pero también son filtradoras las anchoas, las sardinas, que son el alimento de peces más grandes, de los atunes o de los peces espada; o sea, que los microplásticos están presentes en prácticamente toda la cadena alimentaria. Los microplásticos, por sí solos, no son preocupantes, porque los animales lo ingieren y, a continuación, lo expulsan por el intestino, por las heces. Atraviesa el intestino y no lo acumulan, ya que normalmente no son acumulables; pero sí son acumulables las sustancias tóxicas que se fijan al plástico, que se fijan a los microplásticos, esos sí son acumulables; sí los asimilamos y los retenemos en nuestro organismo. A los microplásticos y a los plásticos vienen adheridos metales pesados, pesticidas, moléculas que son tóxicas y son peligrosas, derivadas de procesos químicos complejos. Esas sí son preocupantes, no tanto los microplásticos, sino las sustancias que esos plásticos, que estos microplásticos, son capaces de adherir a su superficie y que sí los acumulamos. Pero, prácticamente, en cualquier organismo del litoral que abras y disecciones vas a encontrar microplásticos en su interior.
—Ya que solo se habla de lo negativo, ¿qué mejoras cree que han tenido la fauna marina y las costas gallegas en los últimos años?
—La principal mejora que ha tenido la fauna gallega y los organismos marinos en el litoral, posiblemente venga de dos factores claves. El primero es la educación; ya nos hemos educado a nivel poblacional en el cuidado de la naturaleza, en el cuidado del medio ambiente. Vosotros sois la clave de todo esto en buena medida y no diremos para el futuro. Vosotros sois los artífices de que debemos conservar la naturaleza y que debemos de preocuparnos por ella si queremos sobrevivir como especie a largo plazo. Y, luego, también está la legislación, sobre todo en lo que se refiere al control del comportamiento humano frente a la naturaleza. Hablo del Seprona, la Guardia Civil o de la vigilancia pesquera en las rías, pero también todo lo que tiene que ver con la legislación española y la europea. Los bancos de marisqueo no se pueden esquilmar, hay que calcular unas determinadas cuotas y no se pueden superar porque te puede caer una multa. En cosas de ese tipo la legislación también es clave e importante. Pero, en general, creo que se está haciendo bien, o se está mejorando mucho con respecto al pasado.
—Otro problema importante es la contaminación de las aguas que llegan al mar. ¿Qué efectos específicos tiene esto en el ecosistema marino, sobre todo en las rías gallegas?
—La contaminación de las rías gallegas, cuando se da o cuando ocurre, no tiene por qué ocurrir, pero, si ocurre, las repercusiones siempre son rápidas y a veces letales, muy graves para la fauna marina. Desde luego, todos los organismos que reciben de forma directa un aporte de petróleo o de gasoil o de materia orgánica, en su mayor parte mueren directamente. A medida que ese vertido se va diluyendo en el océano, el efecto va siendo menor, pero, siempre, en función de las particularidades de cada vertido, de cada contaminación, algunas especies sobreviven y otras mueren. Depende de la sensibilidad de las especies y de la naturaleza del vertido, pero la lucha es para que eso no ocurra y tratar de evitarlo es prioridad de todas las administraciones y de todos los ciudadanos.
—Si el nivel del mar sube notablemente, los animales marinos tendrían más espacio para vivir. ¿De qué modo les sería un problema por la contaminación que habría en el terreno inundado?
—Tienes razón. Tendrían más espacio para vivir, pero no sería significativo. El litoral a veces está muy contaminado y, con un exceso del nivel del mar, puede liberar contaminantes al océano. Ese es un factor que debemos tener en cuenta, ya que es un daño colateral al medio del mar que ya de por sí sería un problema grande. Y ten en cuenta que con la velocidad con la que está aumentando el nivel del mar, en los próximos 50 años va a haber ciudades muy grandes, con millones de habitantes, que van a verse inundadas o con riesgo de inundación. Ese sería el principal problema. Además, si el aumento del nivel del mar permite que las aguas costeras se llenen de contaminantes, sería un problema añadido, desde luego, al que todas las especies se tendrán que enfrentar, y por eso no son buenas las expectativas.
—Según el Faro de Vigo, hay bastantes animales marinos en peligro de extinción, como, por ejemplo, el delfín mular. ¿De qué manera cree usted cree que les afectará el cambio climático o el calentamiento de las aguas gallegas a estas especies amenazadas?
—El delfín mular en concreto es una especie relativamente abundante en nuestras costas y la que estamos obligados a proteger. Todos los cetáceos marinos están bajo protección de la legislación medio ambiental. El riesgo que puede tener el calentamiento de los océanos puede venir fundamentalmente con la pérdida de su fuente de alimento. Se sabe que, por ejemplo, las sardinas o el bocarte, que son en buena medida el alimento en el que se basa la población del delfín mular, están emigrando hacia el norte; y, si se van hacia el norte esas especies que son su alimento, puede llegar un momento en que no haya suficiente alimento en las rías o en las costas gallegas para sostener a las poblaciones del delfín. Puede haber unas especies que las sustituyan, igual sí, pero por ahora no está a la vista. Fundamentalmente, en mi opinión, el riesgo sería la pérdida de alimento que, de forma natural, debería estar en el medio.
—Si una especie como el delfín mular se extinguiera, ¿qué problemas supondría para los demás animales marinos de su entorno?
—Si se extingue el delfín mular sería un síntoma que nos avisa de que algo grave está pasando a niveles alimenticios por debajo del delfín; es decir, si se extingue por caza, sería una salvajada, pero, si se extingue de forma espontánea, querrá decir que está pasando por términos de contaminación o que está pasando por términos de las fuentes de alimento. Y eso tiene difícil solución. Las consecuencias serían que desaparecería un depredador importante en la cadena alimenticia; y, que desaparezcan los depredadores, sería un síntoma de que algo grave está pasando en el ecosistema. Por eso sería una mala noticia para todos.
—¿Qué animales cree usted que tienen más riesgo de extinción en Galicia por la contaminación o por el calentamiento global?
—Digamos que los que están con más riesgo de extinción son las que ya tienen riesgo actualmente; grupos como las tortugas, las focas e, incluso, los cetáceos, pues son las especies que tienen más riesgo de extinción, y que nosotros nos demos cuenta. Cuando bajamos ya a la escala de los organismos que tienen un tamaño de 1, 2, 3 milímetros, como son muchos invertebrados, o en el plancton o enterrados en el sedimento, ahí ya sería difícil saber por qué se extinguieron. Y a veces desaparecen y no nos damos cuenta, ya que hay pocos estudios sobre ellos. Pero, como os dije, los que tienen más riesgo son los cetáceos, las focas y las tortugas.
—Muchas especies se han visto afectadas por el cambio de la temperatura de las aguas y por los drásticos cambios de sus hábitats y han tenido que emigrar a otros lugares, pero también hay especies exóticas que se establecen en aguas gallegas. ¿Cómo afecta esto al resto de especies autóctonas?
—Las especies exóticas las podemos diferenciar en dos grupos: las que se hacen llamar especies invasoras y las que son simplemente exóticas. El problema, cuando viene una especie exótica, de otras latitudes, es que se convierta en lo que nosotros llamamos especies invasoras, que son las que compiten, desplazan y extinguen a las especies autóctonas; porque compiten por el mismo recurso, por el mismo espacio o por el alimento. Eso puede pasar y, de hecho, ya está pasando, por ejemplo, con el alga sargassum muticum. Hay varias especies de algas que están llegando a nuestros roquedos y están desplazando a nuestras especies autóctonas. Una vez que llegue una especie invasora o una especie exótica, aunque no sea agresiva, es prácticamente imposible eliminarla. Sería costosísimo y el esfuerzo no compensaría. Normalmente, lo que hacen es ir integrándose en el ecosistema y llegar al equilibrio de competición con las especies autóctonas. Lo que suelen hacer es tratar de remediarlo para que no lleguen más especies. Aunque a largo plazo el equilibrio que se alcanza es aceptable, ya que a largo plazo las especies autóctonas suelen recuperar el territorio y el alimento.
—Hace cuatro meses hubo un accidente por el que llegaron pellets de plástico a las costas gallegas. ¿Cómo afectan estos residuos a las especies marinas?
—Los pellets en sí no eran un problema serio. Yo creo que hubo pocas especies que los ingirieran y que les provocara la muerte. Creo que los pellets son más problemáticos cuando empiezan a fragmentarse y comienzan a convertirse en fragmentos de plástico más pequeños, porque de cada uno podrían salir miles de fragmentos de microplásticos. Es la superficie de estos la que sí se puede convertir en sustancias, moléculas, metales peligrosos, que si se ingieren sí que pueden hacer daño. Pero el plástico por sí mismo o los pellets por sí mismos, si algún organismo los ingiere, lo normal es que a continuación lo expulse a través de los intestinos al medio sin provocar mayor problema.
—¿Cuáles son las predicciones sobre el futuro de los ecosistemas marinos en unos cien años?
—Las previsiones son pesimistas, sobre todo porque el cambio climático y el ascenso del nivel del mar van a provocar desastres a lo largo de la línea de costa en todo el planeta. Se sabe que va a aumentar la temperatura, se sabe que va a aumentar el nivel del mar, que la frecuencia y la intensidad de las tormentas va a aumentar y eso va a provocar desde desastres destructivos a problemas de presencia de especies exóticas o invasoras y la desaparición de recursos pesqueros. La visión que tienen los científicos que se dedican especialmente al cambio climático es pesimista. Ojalá que le podamos poner remedio, pero hay que ponerse con ello en serio.
—En el caso hipotético caso de que una de las especies no se asentara en su nuevo hogar, ¿cuáles son las predicciones sobre el futuro de los ecosistemas marinos en unos cien años?
—Esa no es la dinámica de las especies invasoras. Las especies invasoras llega un momento en el que se adaptan al medio, ocupan nichos, y puede que en algunos ambientes desplacen a las especies autóctonas. Pero que sean tan destructivas como acabas de plantear, yo no conozco ningún caso. Aunque luego es muy difícil eliminar a una especie invasora, no hay ninguna especie invasora, en el medio marino, que acabe ganando esa lucha contra las especies autóctonas.
—Usted dijo que, cuando cayeron los pellets, no causaron muchos problemas, ya que no muchos animales los ingirieron. ¿Cómo se ha comprobado eso?
—Los grupos que trabajaban recorriendo regularmente la costa, buscando aves marinas varadas, aves marinas muertas o cetáceos muertos por la playa, sobre todo por los periodos de invierno, no dieron la voz de alarma en ningún momento. Yo creo que el problema de esos pellets es a un plazo un poco más largo y de forma muy sutil. Espero que haya algún grupo de los que trabajan en Galicia en contaminación esté siguiendo el proceso de degradación de esos pellets; de la descomposición de esos pellets en fragmentos mucho más pequeños, que son más peligrosos. Pero, lo que se hizo bien fue la idea de retirar la mayor cantidad de pellets posible de las playas, pero no porque el peligro fueran los pellets, sino porque se iban a convertir en fragmentos muy pequeñitos que, prácticamente, toda la cadena trófica iba a ser capaz de comer.
—¿De qué manera cree usted que se podrían recuperar las especies, citadas anteriormente, en los ecosistemas gallegos?
—Deberían hacerse ya planes de protección o, incluso, de importación de ejemplares para ver si son capaces de colonizar nuestros ecosistemas, reproducirse en ellos y mantenerse de forma estable. Desde luego, a lo mejor algo de legislación en términos de limitar o controlar los principales riesgos a los que se enfrentan estas especies, que, por ejemplo, en el caso de las tortugas son las redes, los trasmallos que utilizan los pescadores. Desde luego hay que ser muy estrictos en que si algún ejemplar se encuentra enmallado en algún arte de pesca hay que liberarlo o hay que llevarlo a algún centro de recuperación. Todo ese tipo de estrategias son fundamentales. Si luego se puede, en organismos de mayor tamaño, en cetáceos, ballenas, delfines, se debería implementar alguna directiva que permita salvaguardarlos y hacerlos respetar. Pero, normalmente, se debe conservar el hábitat en donde viven limpio y que el hombre los moleste lo menos posible, ya que suelen recuperarse de forma natural, de forma espontánea. Hay que dejarlos en paz y mantener los ecosistemas limpios y nuestras rías limpias. Con eso volverán, seguro, pero hay que hacerlo.
—Al principio de esta entrevista mencionó que el cambio climático provoca una migración masiva hacia ecosistemas con una temperatura más adecuada. ¿De qué forma considera que este fenómeno es una vía de transmisión para virus y otras enfermedades?
—Los virus son como cualquier otra especie, tienen unos rangos de temperatura ideales dentro de los cuales en unos sobreviven y contagian y en otros no. Si aumenta la temperatura del mar o la de la atmósfera, que es lo que está pasando, virus que son típicos de zonas más cálidas llegan a nosotros y nos alcanzan. Ya veremos cuál es el resultado. Nosotros no nos vamos a desplazar, no vamos a huir de ellos, y tendremos que coexistir con ellos. Pero esto, de hecho, ya se está dando. Los mosquitos africanos, el mosquito tigre, que ya está en el sur de España. No era típico de nuestras latitudes, pero ya está aquí, y con él pueden llegar otras enfermedades, virus o bacterias que no deberían estar aquí, pero que, con el aumento de temperatura, sobreviven y nos alcanzan.
—¿Cuáles son las predicciones sobre el futuro de los ecosistemas marinos en unos cien años?
—Las previsiones son pesimistas, sobre todo porque el cambio climático y el ascenso del nivel del mar van a provocar desastres a lo largo de la línea de costa de todo el planeta. Se sabe que va a aumentar la temperatura, se sabe que va a aumentar el nivel del mar, que la frecuencia y la intensidad de las tormentas va a aumentar y eso va a provocar desde desastres destructivos a problemas de presencia o llegada de especies exóticas o invasoras y la desaparición de recursos pesqueros. La visión que tienen los científicos que se dedican especialmente al cambio climático es pesimista. Ojalá que le podamos poner remedio, pero hay que ponerse con ello inmediatamente.