Martha Wolff en su laboratorio de la Universidad de Antioquía. CEDIDA
Martha Isabel Wolff Echeverri es una reconocida entomóloga especializada en entomología forense, que entre otras cosas ayuda a establecer aproximadamente cuánto tiempo hace que ha muerto una persona u animal. Estudió biología en la Universidad de Antioquia y alcanzó el grado de doctora en Ciencias biológicas, especializándose en Entomología. Es docente y fundadora del laboratorio de entomología de la Universidad de Antioquia. También tiene 3 libros publicados en 2006, 2015 y 2015, además de muchos estudios.
En 1997 comenzó a recolectar e identificar diversos insectos para la enseñanza y la conservación. Actualmente, la colección es una de las más grandes del país, conteniendo cerca de un millón de ejemplares de especies de insectos que existen en la tierra.
—Usted es entomóloga y profesora en la Universidad de Antioquia. ¿Cómo se interesó por los insectos, sobre todo aquellos que están en peligro de extinción?
—Como profesora yo he tenido la posibilidad de hacer muchas salidas de campo y he podido ver como va bajando la cantidad de insectos que se recolectan cada vez. Mi interés ha sido el de toda la vida, desde que ingresé en la universidad. Cuando comencé a dar cursos de entomología empecé a ver la importancia de los insectos y la disminución de las especies. Me llamó la atención, como le ha pasado a todos los entomólogos en el mundo. Todas estas especies que están en peligro de extinción porque son muy vulnerables es muy importante conocerlas, saber dónde viven, cuáles son sus requerimientos, su biología. Tal vez nos pueda orientar hacia cuál puede ser su conservación, porque todos los insectos tienen derecho a estar en el planeta, sean una ayuda directa para los seres humanos o no.
—¿Por qué son beneficiosos los insectos en los ecosistemas día a día?
—Son absolutamente beneficiosos, porque hay insectos que participan en nuestra alimentación, ya que más del 80% de las plantas son polinizadas por insectos y por eso dependemos mucho de ellos en nuestra alimentación diaria. Otros son recicladores, reciclan organismos muertos como animales o plantas. Ellos son reciclados y así no van a causar contaminación del aire ni en el planeta. Los insectos, al alimentarse de ellos o al enterrar ya sean los animales muertos o su materia fecal, van a abonar, van a reciclar, van a formar suelo que va a permitir el crecimiento de otras plantas. Esto también hace falta en los ecosistemas acuáticos, los insectos en el agua sirven de fuente de alimentación para peces por ejemplo, pero hay algunos que nos indican la calidad del agua. Hay algunos que necesitan aguas muy, muy limpias con mucha oxigenación. Si estamos en un río y no vemos ese insecto, eso nos está diciendo que el agua está muy contaminada. Ellos son indicadores de todo. Son herramientas muy importantes para entender la dinámica del planeta, de todos los ecosistemas.
—Centrándonos ahora en Colombia, ¿qué insectos se encuentran amenazados y cuáles son las causas?
—Son varios. Por ejemplo, hay varios tipos de abejas: no las abejas que viven en colonias, sino las abejas solitarias que son polinizadoras también. Ellas son las más amenazadas. Todo el tema de los insecticidas en los cultivos las están matando. El insecticida mata todo: no discrimina al insecto que se denomina como plaga, sino también a los beneficiosos. Hay muchas abejas que están en peligro de extinción, pero también mariposas y escarabajos de los que se han estudiado. También tenemos muchas moscas que son recicladoras y también están en peligro de extinción.
—Para usted, ¿cuál es el insecto más beneficioso en los ecosistemas si tuviera que elegir uno?
—Imposible. No podría elegir porque todos tienen una función. Depende de lo que quieras saber. Si participa en la alimentación, como por ejemplo las abejas, es difícil porque en el país tenemos varias que están en peligro de extinción de las que se llaman abejas solitarias, que también se llaman abejorros. No podría elegir ningún insecto. Es muy difícil resaltar a un insecto sobre los demás. En Colombia hay muchos que todavía no se conocen, falta mucho por explorar. Hay muchas especies de las que no se conoce su biología; no se han descrito. Es una pena, pero no podría decir una.
—¿Cuáles son las principales causas que ponen en peligro a los insectos en su país?
—Las principales causas son la deforestación, cortar los árboles y acabar con los bosques. Esto lo hacen para tener más cultivo o para tener vacas, ganado para la carne. A esto se le llama la propiedad agrícola o la propiedad ganadera que se está extendiendo. Lo peor es la deforestación, cortar los bosques, porque en ellos viven muchos animales: insectos, mamíferos grandes y pequeños roedores. Otro problema es el uso de insecticidas. Esto también está acabando con los insectos en el mundo y también en Colombia. Otro problema que yo considero muy grave es la luz artificial, la contaminación lumínica. Vamos talando bosques, vamos cultivando, construyendo casas. Hay personas que utilizan reflectores enormes. Las comunidades pequeñas se van volviendo pueblos y después ciudades. La contaminación lumínica es otro de los peligros más grandes para la vida de los insectos. Porque los insectos nocturnos se mueven orientados por la luz de la luna o por la luminosidad que dan otros astros. Sucede que la luz artificial los confunde, la luz de las casas, la luz de las calles, de los estadios… Eso confunde a los insectos y los atrae a las luces y los lleva a una mortalidad masiva por esa confusión de las luces artificiales. Es actualmente otro de los grandes problemas que están matando gran cantidad de insectos casi igual que el uso de insecticidas. La luz artificial no es la del sol ni la de la luna, es la que el hombre ha creado para su beneficio.
—¿Cómo se están enfrentando en Colombia estos problemas y de qué modo está implicado su grupo de investigación en su solución?
—Lo que estamos haciendo en Colombia es conocer primero para poder saber como proteger. Estamos intentando conocer la mayor diversidad posible de insectos para poder protegerlos. Colombia es un país relativamente grande y con muchos ecosistemas: tenemos costa Atlántica y Pacífica, tenemos bosques secos y bosques pluviales con el bosque más húmedo del mundo, tenemos páramos, zonas con nieve, pero también tenemos desiertos. Primero tenemos que conocer la diversidad para poder protegerla. Por ahora estamos tratando de conocer la mayor diversidad en el país para que una vez conozcamos dónde viven, podamos hacer recomendaciones para su protección. En nuestras publicaciones hacemos alusión a eso. Si hay una zona muy difícil de acceder porque es de un bosque muy conservado, recomendamos no alterar sus ecosistemas para que se puedan conservar esas especies.
—¿Cómo es posible que los insectos no se enfermen y mueran estando en las descomposiciones de los animales?
—Los insectos son mucho más antiguos que los humanos. Los insectos tienen más de 400 millones de años de evolución, eso les ha permitido en todos estos años ir conociendo y adaptando su organismo a las diferentes situaciones. Por eso tienen un sistema inmunológico sumamente eficiente. Ellos no se enferman porque su cuerpo es capaz de manejar todas esas enfermedades que sí lo son para otros animales. Con la evolución consiguieron adaptarse a muchas condiciones. Por ejemplo, en el tema de la descomposición hay bacterias, hongos u otros organismos que enfermarían, pero a ellos no, porque su cuerpo está adaptado para que ese tipo de organismos no les afecten.
La entomóloga durante la videoconferencia con alumnado del IES Rosalía. MEET
—¿Para usted cuál es la causa que pone más en peligro a los insectos en peligro de extinción?
—Los humanos somos el peor peligro para los insectos en su extinción porque son las acciones de las personas las que van a llevar o están llevando a los insectos a la disminución y a la extinción.
—¿Hay algún insecto que usted conozca, que tenga una característica que pueda ser peligrosa para él o para el medioambiente?
—No, porque no es el mismo tipo de insecto el que está en todas partes. Por eso son tan importantes los ecosistemas. Entonces hay insectos que son de tierras altas, insectos de tierras bajas, del agua, que viven solo en la copa de los árboles y hay otros que viven enterrados. Entonces, realmente, no hay un insecto que sea peligroso para otro. El tema es que hay insectos predadores, que se van a alimentar de otros, pero es parte de su biología, es parte de su vida.
—¿De qué modo puede haber ventajas de la extinción de algunos insectos, sobre todo las especies invasoras?
—No hay ventajas. Las especies invasoras se crean porque las personas transportan insectos o especies de un país a otro. Entonces hay, por ejemplo, insectos de los Estados Unidos que los traen para un país como Colombia y, como el insecto no es de aquí, no ha convivido aquí, no conoce y no ha estado en interacción con las especies de aquí, se vuelve un insecto invasor; y no hay quien lo controle. Eso ha pasado mucho en Australia y diferentes países del mundo. El problema realmente es el desconocimiento de los humanos cuando transportan especies de plantas o de insectos de un lado a otro. Cuando las plantas llegan a otros países, como hay muchos insectos que se alimentan de plantas, entonces lo que va a pasar es que los insectos nativos se van a quedar sin poder alimentarse, porque esa planta no es la que usualmente se planta en ese país. El problema no es el insecto sino la gente que los mueve a sitios de los que no son.
—Antes mencionó a las abejas como insecto esencial para el ser humano. ¿Qué pasaría si desaparecieran todas las abejas?
—Se pondría más grave la crisis alimentaria, mucho más grave, sobre todo para la alimentación del ser humano, y para las plantas que son polinizadas por insectos. El 80% de las plantas las polinizan insectos. Las abejas son uno de los mayores grupos polinizadores y, si se extinguen, va a venir una gran crisis alimentaria porque la polinización manual no es eficiente, es lenta y no da el mismo resultado que la polinización por los insectos porque el insecto tiene el cuerpo adaptado para polinizar a la planta específica a la cual poliniza.
—Usted antes comentó que existen insectos depredadores. ¿De qué modo hay algunos insectos que se ven en peores condiciones por su tamaño?
—Los insectos más grandes son los que están sufriendo más porque requieren más alimentación. Entonces, los insectos que son depredadores suelen ser los más grandes y, como no hay suficiente cantidad de alimento porque cada vez hay menos insectos y comida para ellos, son estos los que van a sufrir más. Los depredadores también van a controlar poblaciones para que no sean demasiados. Ellos también son los que manejan el equilibrio en el planeta en relación a las poblaciones. Los depredadores son muy importantes para la regulación de las poblaciones.
—¿Usted posee una colección de insectos con cerca de un millón de ejemplares. ¿Qué insectos en peligro de extinción tiene usted y qué puede comentarnos acerca de ellos?
—Tenemos varias especies aquí en el laboratorio: abejas en peligro de extinción, escarabajos y libélulas también. Nosotros estamos haciendo una difusión muy amplia de esas especies porque, como sabemos donde fue colectada cada una de ellas, se hace motivando a la conservación de esas áreas, que no se colecten más. Si quieren conocer las especies pueden venir aquí, o, si no, mandamos las fotografías. Ese es un mecanismo de protección que hacemos con estas especies en extinción. Cuántas más estén en esos listados, mejor, aunque no hemos terminado de revisar., pero ya tenemos varias especies de estos grupos que mencioné anteriormente: escarabajos, abejas y libélulas. Dándolas a conocer para su protección.
—Según National Geographic, una de las maneras en la que la contaminación afecta a los insectos es que sus antenas se contaminan con partículas de humo. ¿Qué ocurre exactamente en el cuerpo de estos seres cuando les afecta esta contaminación o cualquier otra?
—Imagínate que las antenas son los órganos olfativos de los insectos, su nariz. Ellos se comunican, y muchas veces su comunicación es a través de un olor que emiten. Estas son hormonas llamadas feromonas. Es la manera de como una especie encuentra a su pareja. A través del olor que genera el macho, por ejemplo, la hembra es capaz de localizarlo. Entonces, ¿qué pasa cuándo hay esa contaminación que se pega a las antenas? No se pueden encontrar, se van a perder. No va a poder existir el emparejamiento y se parará la reproducción de esa especie. Por otra parte, las antenas en los insectos que son voladores, como las abejas, las moscas y los mosquitos, también se utilizan para direccionar hacia dónde van. Si hacia arriba, hacia abajo, la dirección que lleva o la velocidad del vuelo por un órgano que hay en las antenas. Si eso está contaminado, se desorientan y se pierden. Piensa que no va a haber posibilidades de que sigan reproduciéndose. Además de que el insecto se va a desorientar y perder.
—¿Cómo podemos prevenir la extinción de insectos en el futuro?
—Cuidando los bosques. Cuidando el agua, sin contaminarla. También cambiar la luz artificial y buscar otro tipo de iluminación que no afecte a los insectos. Hay que estudiar más sobre eso. Sobre cuál es el tipo de luces que debería haber en las calles, en las lámparas, en los reflectores, como en sitios donde se requieren estadios y donde van muchas personas. Esa es una de las formas. El tema del cambio climático, por supuesto, pero, el cambio climático es todo eso: es la deforestación, los insecticidas, la luz artificial. Con eso estamos aumentando el calor del planeta y matando. Lo primero es la conservación de los sitios naturales. Las aguas, los bosques, los pantanos, los humedales. Cuidar todas esas áreas, parar de contaminar, parar de tirar basura, parar el consumo de plástico, la contaminación lumínica.
—Usted, ¿qué proyectos futuros pretende llevar a cabo sobre la extinción de insectos y sobre los insectos en general?
—Nosotros estamos trabajando en áreas conservadas. Es uno de los proyectos más importantes de nuestro grupo. Consiste en tratar de conocer cuáles son las especies en las áreas más conservadas de los ecosistemas de Colombia, de los distintos bosques: bosques secos, bosques húmedos, altos, bajos, ecosistemas acuáticos. Nuestro proyecto es conocer. Conocer para la protección. Así nosotros podemos dar elementos a las autoridades y decirles: “Mira, en un ecosistema acuático con estas características hay estas especies. En los páramos hay estas especies. Hay que conservarlos”. Porque de eso van a depender los hongos, que están ahí también, pero también la supervivencia de pequeños roedores, de los lagartos, de las ranas, que se van a alimentar de insectos y de todos los otros que también se alimentan de ellos. Porque los insectos son la base de la cadena alimenticia. Muchos animales dependen de los insectos: peces, roedores, aves. El trabajo es seguir conociendo, principalmente en esas zonas menos alteradas, para poder dar elementos para su protección. Y mucha educación, en general, para todas las personas.