El primer barco eléctrico, ORTZE, construído a nivel estatal, está listo y disponible en la Formación Profesional de Euskadi. Esta tecnología se ha instalado en el buque escuela ORTZE y será operado por el IES Náutico Pesquero de Pasaia. El barco ya está operativo, y además de poder visitarlo en Pasajes, ahora también se puede visitar de forma VIRTUAL en el siguiente link:
Más información del proyecto en el siguiente enlace: PROYECTO BUQUE ORTZE
La realidad virtual es una herramienta que se utiliza en el ámbito de la psiquiatría y la psicología desde hace más de veinte años.
No obstante, hasta la aparición de los Smartphone no era posible que el gran público tuviera acceso a ella.
La mayoría de las aplicaciones terapéuticas se basan en la creación específica de un ambiente en 3D que fomenta la interacción de los pacientes.
La creación de un ambiente artificial inmersivo permite administrar terapias expositivas que no suponen riesgo alguno para la salud del paciente.
Tampoco requieren que este deba acudir en persona a la consulta o ambulatorio del terapeuta.
Asimismo, en el ámbito de la sanidad, como en otros muchos, la realidad virtual es una herramienta de gran utilidad para la formación y la evolución profesional de enfermeros y personal médico en diversas disciplinas.
En esta línea, la realidad virtual también permite organizar congresos médicos de forma remota.
Posibilidades de las aplicaciones de la realidad virtual en casos médico-psiquiátricas
Tratamiento de Fobias:
La realidad virtual brinda la posibilidad de crear escenarios inmersivos que permitan la administración de terapias expositivas adecuadas en función de la fobia que presente cada paciente.
La administración de la terapia puede realizarse por niveles mediante la creación de otros ambientes en los que el estímulo fóbico aumente de manera gradual.
Al tratarse de ambientes virtuales, la seguridad del paciente no corre ningún peligro.
Si un paciente sufre de vértigo, en primera instancia se le pedirá que se ponga de pie sobre una silla.
Después de una serie de pruebas de dificultad progresiva, se le pedirá que se sitúe al filo de un barranco, obviamente sin que exista riesgo alguno para la integridad física del paciente.
Déficit de atención:
Las simulaciones digitales son muy eficientes para el tratamiento de ciertos trastornos de atención.
A la hora de examinar la visión de un paciente, la experiencia inmersiva permitirá identificar hacia qué direcciones dirige su mirada;
de esta forma, se podrán construir experiencias adecuadas para cada paciente, con distracciones programadas que servirán para controlar su atención y actuar en función de los datos recogidos.
Salud mental:
La realidad virtual permite simular los avatares de aquellas personas con las que un paciente tenga o haya tenido dificultades para relacionarse a lo largo de su vida.
De esta manera, el paciente podrá interactuar con estas personas de manera artificial y afrontar sus problemas relacionales a distintos niveles.
La realidad virtual contribuye, entre otras cosas, a superar parcialmente el miedo al juicio ajeno:
si algún paciente no se siente cómodo tratando con un terapeuta, se le podría instar a que tratase con un ordenador.
Cabe destacar que ningún paciente puede ser sometido a terapia, ya sea presencial o a distancia, sin la supervisión de un psicólogo o psiquiatra.
Aplicaciones para personas discapacitadas:
La realidad virtual permite a las personas con discapacidades físicas o movilidad reducida vivir experiencias a las que, de otra manera, no tendrían acceso, como por ejemplo la exploración de entornos naturales, las actividades deportivas, etc.
Además, supone un plus educativo e innovador gracias al cual muchas personas discapacitadas pueden aprender cómo se desarrollan ciertas actividades cotidianas.
Meditación y gestión del estrés:
La posibilidad de recrear virtualmente cualquier tipo de ambiente es muy útil para las aplicaciones del ámbito de la meditación guiada y la gestión del estrés.
En una sala de espera muy ruidosa o en una oficina repleta de personas en plena actividad laboral, un dispositivo de realidad virtual con aplicaciones para meditar puede ser ideal para relajarse.
Además, este tipo de aplicaciones pueden mejorar la gestión de las crisis de ansiedad o los ataques de pánico.
Gestión del dolor:
La gran capacidad de inmersión que posee la realidad virtual resulta muy útil en la terapia del dolor o bien durante tratamientos u operaciones especialmente invasivos, y puede contribuir a la reducción de la cantidad de anestesia necesaria. Gracias a la realidad virtual, un paciente cuya mente esté en otro lugar se abstraerá de aquello que le sucede en el trascurso de una intervención.
Valoración de lesiones cerebrales y rehabilitaciones:
El paciente se somete a una serie de pruebas que le llevarán a interactuar en situaciones cotidianas.
Este método facilita una evaluación precisa de la gravedad de las lesiones sufridas y, por consiguiente, permite una asistencia que se adapte mejor a las necesidades de rehabilitación de cada paciente.
La realidad Virtual y las tecnologías relacionadas nos ofrecen cada vez más posibilidades para trabajar con ellas y más facilidades para utilizarlas. Esta documentación pretende presentar algunas de estas tecnologías y guiarnos en su utilización.
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Médicos y personal sanitario
La creación de experiencias que reproduzcan situaciones críticas con pacientes es una herramienta muy útil para la formación del personal sanitario.
Por otro lado, el uso de tecnologías complementarias a los visores de realidad virtual,
como guantes o trajes especiales que permitan reproducir estímulos táctiles, también puede contribuir a la formación de los cirujanos.
Técnicos
La realidad virtual permite formar a los técnicos en materia de gestión de situaciones de emergencia sin poner en riesgo la vida de nadie.
El grado de realismo es tan alto que estas experiencias resultan verdaderamente enriquecedoras y formativas.
La rentabilidad de este sistema permite que las experiencias formativas lleguen a miles de personas vía streaming 360, además de aportar una ventaja fundamental: una formación homogénea para todo el personal sanitario.
En salud, las tecnologías inmersivas, aplicadas en el ámbito del eHealth o salud digital, se están utilizando en un amplio abanico de casuísticas. Desde experiencias como la del Hospital de La Paz en Madrid, en la que se utiliza la RV en tres fases diferenciadas con pacientes infantiles con trasplante de hígado. La primera fase tiene como objetivo anticipar tanto al paciente como a la familia cómo va a ser el proceso del trasplante. Mediante unas gafas de RV tanto el paciente como la familia previsualizan dónde van a estar el día del trasplante, cómo y por dónde van a bajar al quirófano, qué se hará allí, el TAC, etc. Eso permite disminuir la ansiedad del paciente y la familia ya que el día del trasplante todo ese proceso no es totalmente nuevo sino que ya cuentan con cierto grado de familiaridad al haberlo podido explorar en RV. La segunda fase es de distracción en aquellos procesos que son dolorosos como quitar o poner un drenaje. Al paciente infantil se le da una experiencia inmersiva en RV en la que debe concentrarse para controlar, por ejemplo, un dinosaurio con la mirada. Cuando se consigue que la atención del niño/a se enfoque en otra tarea, el dolor es menor. Y por último, una tercera fase de formación y concienciación sobre el tratamiento a seguir tanto para el paciente como para su entorno mediante un sistema de formación en RV que te coloca en primera persona en situaciones tipo con las que el paciente y su entorno se van a encontrar. ¿Cómo el trasplante afecta o condiciona tu actividad (o la de tu hijo/a, hermano/a…) y hábitos de ahora en adelante?
El objetivo y la metodología de la última fase de la experiencia del Hospital de La Paz es perfectamente aplicable a otros procesos en los que el paciente experimenta un cambio en sus hábitos y un acompañamiento en este formato es susceptible de mejorar la efectividad de los métodos actuales. El Dr. Manuel Armayones Ruiz, director de desarrollo del eHealth Center de la UOC me proponía hace unas semanas un proceso como el descrito para acompañar a las personas a las que se les acaba de diagnosticar diabetes en qué implicaciones tiene en su salud y en sus hábitos vitales ese diagnóstico.
Pero no sólo eso, ¿qué hay de aprovechar el aprendizaje inmersivo para formar no sólo a los pacientes sino también a los futuros o actuales profesionales de la salud?
Hay diversos casos de éxito al respecto. En la University of New England se ha introducido una experiencia formativa de Realidad Virtual en el currículum de los estudiantes de medicina, enfermería y fisioterapia mediante la cual se coloca al estudiante en el papel y la perspectiva de una persona mayor con dificultades de visión, audición y Alzheimer. En la experiencia, el estudiante debe completar una serie de tareas habituales en el día a día de una persona mayor con estas limitaciones. Los resultados de la experiencia piloto que llevó a la inclusión definitiva de la experiencia en el currículum formativo de medicina, enfermería y fisioterapia fueron que el entrenamiento inmersivo con RV en salud es efectivo potenciando la comprensión de los problemas relacionados con la edad e incrementando la empatía de los alumnos con las personas mayores que presentan estas dificultades.
Un procedimiento similar se ha aplicado en la formación del personal encargado de hacer las admisiones en hospitales en el sur de Australia. Permitiendo a esas personas fallar en el proceso de admisión, aprender de ello y empatizar con distintas casuísticas de pacientes.
La simulación más realista posible es aquella que se hace con actores y voluntarios. Esta simulación tiene diversos inconvenientes entre los que destacan, en primer lugar, el coste y la compleja logística de cada simulación. Hay que contratar actores y voluntarios, hay que convocar en un mismo lugar y tiempo a diversos sujetos para que sean formados, hay que reservar un espacio adecuado para realizar la formación. El segundo gran inconveniente es la falta de homogeneidad entre distintas sesiones de dichas simulaciones. Imaginen una simulación con actores y voluntarios desarrollada en Barcelona y otra en Madrid, en días distintos, con sujetos distintos, con lugares distintos y seguramente con actores distintos. La formación no es la misma por mucho que se intente replicar.
Por contra, en RV mediante el uso de vídeo 360 interactivo (en el que el usuario es expuesto a situaciones en las que debe tomar decisiones y en función de sus decisiones el programa formativo avanza en una dirección u otra) obtenemos el entorno de simulación más próximo al realismo de las simulaciones con actores pero, en primer lugar, reduciendo el coste económico, ya que el recurso formativo se desarrolla una vez y se reutiliza repetidamente mediante las gafas de RV. En segundo lugar, simplificando la logística al uso de unas gafas de RV, no hace falta desplazamiento, no hace falta convocatoria, no hay que coordinar a los sujetos de la formación. Simplemente los sujetos, de manera autónoma y en el momento que más les encaje, se ponen las gafas de RV y empiezan su formación. Y en tercer lugar, garantizando la homogeneidad de la formación ya que todos los sujetos de la formación utilizan el mismo recurso que no cambia como en el ejemplo de la simulación con actores.
Imaginen una formación así para que los residentes de un hospital dispongan de un entorno de simulación realista pero seguro, con un alto grado de inmersión que les permita fallar y aprender del error sin generar consecuencias en sus hospitales. Un entorno con alta disponibilidad que les permita aprovechar cualquier momento para ponerse las gafas y progresar con su formación. Un entorno que garantice la homogeneidad de la formación sobre todas las personas que la realizan. Imaginen que los residentes de un hospital puedan aprender a dar malas noticias a las familias con este método. Imaginen que mediante este método los residentes puedan enfrentarse a un pool de situaciones tipo con las que sabemos que se van a enfrentar y que les ofrecemos el espacio para practicar las distintas técnicas que pueden utilizar para optimizar los resultados de su comunicación. Sin miedo a fallar por las consecuencias, explorando, comparando, aprendiendo. Imaginen cómo una simulación así generará en los residentes las emociones que experimentarán después cuando estén delante de la família real. Imaginen cómo esos residentes irán adquiriendo “horas de vuelo” que les permitirán enfrentarse a esas situaciones con mayor confianza y sentir el “yo ya he vivido esto”.
En resumen, la realidad virtual, así como las tecnologías inmersivas por extensión, no son una varita mágica de propósito general que se pueda aplicar de manera indiscriminada en cualquier ámbito y con cualquier propósito. Pero si esa varita se aplica de una manera informada, con un análisis y unos objetivos rigurosos y coherentes con las potencialidades que ofrece esa tecnología, los resultados son asombrosos en términos de eficacia, eficiencia y efectividad.