El futuro de Cordoba Cap 17..pdf

Capítulo 17:
El Gran Córdoba como proyecto

Dentro de esta región quiero poner la lupa sobre un territorio en el que se define su futuro. Se trata de los predios militares, tierra aún virgen de construcciones e infraestructura, que se extienden a la derecha de la autopista cuando uno va de Córdoba a Carlos Paz. La Reserva Militar La Calera. 

Es casi como si fuera otra ciudad de Córdoba entera. ¿Por qué motivo se han salvado de malas ventas o de proyectos sin sentido como los que hemos visto muchas veces? Solo Dios lo sabe. Pero lo cierto es que allí está, como oportunidad latente, para que definamos qué queremos hacer con ese enorme espacio, en el marco de una visión estratégica de cara al futuro.

Ya vamos terminando esta gran aventura que hemos recorrido juntos. Pero no quería escribir el último capítulo sin dejar sentado antes la importancia estratégica de mirar a la Capital de Córdoba y a todas las ciudades que están cerca de ella como una unidad, en el marco de la región metropolitana.

Tal vez a algunos les guste esto y otros lo vean como un tremendo error, sobre cómo dejamos que creciera la mancha urbana de todos estos centros urbanos. A esta altura eso no importa. Ahora, lamentarnos sería como llorar por la leche derramada. Ya tenemos una realidad y es que a la Ciudad de Córdoba (que ya tiene uno de los ejidos más grandes del mundo) hay que sumarle otras 14 ciudades muy importantes como son entre otras Carlos Paz, Alta Gracia, Monte Cristo, Jesús María, Villa Allende, La Calera y el corredor de las sierras chicas, y los otros conglomerados que están alrededor de Córdoba.

No quiero nombrarlas a todas (no es esta una lección de geografía), pero sí nombro algunas porque nos amplían la mirada: Cosquín, Río Segundo, Colonia Caroya, Río Ceballos, Unquillo, La Falda, Villa Del Rosario, Malagueño, Malvinas Argentinas, Estación Juárez Celman, Saldán, Capilla del Monte, Salsipuedes, Santa María de Punilla, Mendiolaza, La Cumbre, Río Primero, Despeñaderos, Valle Hermoso, Huerta Grande, Tanti, Pozo del Molle, Bialet Massé, Colonia Tirolesa, Villa Giardino, Toledo, La Granja, Agua de Oro, Piquillín, Sinsacate, Lozada, Los Cocos, San Antonio de Arredondo, Anisacate, Villa Parque Santa Ana, Villa Santa Cruz del Lago, Estación General Paz, Icho Cruz, Bouwer, Parque Siquiman, Mi Granja, Mayu Sumaj, San Roque, Falda del Carmen, Potrero de Garay, La Bolsa, Los aromos, Ciudad de América, Cuesta Blanca, Cabalango, San Clemente, Tala Huasi, La Paisanita…

No mirar los problemas y los desafíos de esta región, con una mirada conjunta -metropolitana- sería una verdadera locura. Transporte, agua, tratamiento de la basura, infraestructura, seguridad, salud, educación, cloacas, desagües, medio ambiente, no hay tema en el que, si uno de estos municipios (y sobre todo Córdoba) se corta solo e intenta una solución por su cuenta, no esté sentenciando al resto. Porque lo que hace uno, afecta a todos.

 

I.     ¿Es suficiente con un “ente metropolitano”?

 

Recientemente se ha creado un ente largamente esperado que aglutina a todos estos municipios y comunas. La iniciativa va en la buena senda. Alguno podría poner reparos respecto de la utilización política que se está haciendo de estos espacios. Pero no lo haremos aquí: mientras sea bueno, no hay problema de que haya rédito político para alguien.

La cuestión es si resulta suficiente. Porque en esta región tenemos un desafío político grande: si cada municipio mantiene sus potestades intactas y el avance en medidas comunes en este tipo de entidades solo dependerá de la unanimidad de todas las voluntades de los intendentes sentados allí (que además son de distintos partidos), posiblemente estemos ante otra institución que nace más para la puesta en escena que para otra cosa.

Realmente necesitamos que, en una acción extraordinaria, los municipios deleguen facultades en este ente metropolitano, para que se puedan tomar decisiones y ejecutarlas desde ese nivel superior (por lo tanto, también tendrán que delegar presupuesto). Sé que es un pedido político muy difícil (casi imposible, dirán algunos), pero si no lo hacemos, esta región en un plazo breve será un caos.

Lo que estamos proponiendo es más parecido a lo que forjó la Unión Europea, cuando los países entendieron que no lo podrían lograr si cada uno mantenía sus potestades soberanas. Realmente había que deponer esa pretensión y entregar a un órgano superior las decisiones estratégicas (en ese caso la Comisión y el Parlamento Europeo). Todos deberían someterse al sano principio de la mayoría. Y acatar las decisiones, sin posibilidad de amagar con retirarse ante cada cosa que no le guste a un país u otro.

Aquí hay que hacer lo mismo, si queremos garantizarnos un futuro para esta región. Posiblemente los políticos no lo harán porque no les gusta perder poder (y presupuesto). Pero los ciudadanos tenemos que exigirlo con mucha fuerza. ¡Y los jóvenes ni hablar! Porque además es muy probable que las nuevas generaciones sean las que más experimenten esta integración, viviendo en una ciudad de las afueras, trasladándose a otra para trabajar, yendo a buscar provisiones a otras, cultura a la ciudad central, deporte a otra, esparcimiento a una de más allá, etc.

 

II.    La potencia de la región metropolitana

 

Córdoba como región metropolitana es una propuesta muy interesante hacia el futuro. No solo tiene que pensarse como una unidad para resolver problemas y desafíos -un mal necesario, digamos-, sino también como una plataforma para aprovechar las oportunidades que nos da la escala.

Esta región central está llamada a convertirse en un polo similar a San Pablo, Santiago de Chile, Montevideo, Miami o el propio Buenos Aires. Incluso competir con esas regiones.

Cuando lo vemos desde esta perspectiva, advertimos que, en un espacio con distancias no mayores a 80 kms, tenemos de todo para ofrecer. Si lo integramos, la propuesta de valor es muy diferencial.

En perspectiva de oportunidad, si pudiéramos llegar a establecer viendo al todo como un conjunto, la ubicación de las empresas, el desarrollo más denso de edificios y el despliegue más extendido de barrios, el emplazamiento estratégico de hospitales, de comisarías, etc., es probable que rápidamente podamos convertir en uno de los espacios más apetecibles para vivir e invertir de toda Sudamérica.

Dentro de esta región quiero poner la lupa sobre un territorio en el que se define su futuro. Se trata de los predios militares, tierra aún virgen de construcciones e infraestructura, que se extienden a la derecha de la autopista cuando uno va de Córdoba a Carlos Paz. La Reserva Militar La Calera.

Son campos del Ejército que ocupan 11.377 hectáreas, desde las ciudades de Córdoba y La Calera hasta el dique San Roque, bordeando esta autopista que llega a Villa Carlos Paz. Para que se puedan dar una idea de lo estratégico del futuro de esta tierra, todo el ejido de la Ciudad de Córdoba, que es un cuadrado de 24 km de lado y de 576 km2, dentro de la circunvalación tiene una superficie ocupada similar a todo este predio. Es casi como si fuera otra ciudad de Córdoba entera.

Y al estar en el corazón de esta región puede ser el punto que nos levante y nos catapulte, o -por el contrario- un motivo de vergüenza y decepción. ¿Por qué motivo se han salvado de malas ventas o de proyectos sin sentido como los que hemos visto muchas veces? Solo Dios lo sabe. Pero lo cierto es que allí está, como oportunidad latente, para que definamos qué queremos hacer con ese enorme espacio, en el marco de una visión estratégica de cara al futuro.

Por ahora es una reserva natural. Podría ser que quisiéramos mantenerla así para siempre y sería una opción muy interesante. Pero tendríamos que preparar todo para preservarla porque el crecimiento poblacional podría hacer estragos. De hecho, dos o tres incendios continuados en los últimos años la afectaron en forma dramática. ¿Cuántos más estragos así puede soportar?

Si, en cambio, la decisión fuera construir allí -en una parte- la ciudad de Córdoba del futuro, como han sabido hacer otras regiones, tendríamos que auditar también en este caso que el proyecto sea sustentable por muchas generaciones. No podemos rifar nosotros lo único que nos está quedando de modo tal que pueda afectar a las próximas 100 generaciones.

Traigo aquí a colación lo que sucedió con los predios de los ferrocarriles. Es impresionante cómo la desidia en la preservación de esas empresas y el abandono finalmente permitieron que muchísimas ciudades y comunas pudieran salvar a través de esos terrenos la falta de planificación urbana que habían vivido.

En esos lugares construyeron sus parques centrales, costaneras y centros deportivos. Todavía hay muchos predios (como el que está al frente de la Casa de Gobierno en la ciudad de Córdoba) esperando una reconfiguración y un destino.

Nos aseguremos que en el caso del predio de los militares al que hice mención no sea la desidia y la improvisación las que prosperen, sino la inteligencia y la visión estratégica.