Fluidez lectora

Exactitud, velocidad, entonación y comprensión lectora.

Leer bien significa no cometer errores, pero también leer con cierta velocidad y entonación. Cuando una persona lee los textos de manera precisa, con la velocidad adecuada y con buena entonación se dice que tiene buena fluidez lectora. Y la fluidez lectora no solo es necesaria por cuestiones de estética, sino porque favorece la comprensión de lo que se lee. A mayor fluidez lectora mejor comprensión del texto.

Materiales que podemos usar en este tercer trimestre:

Etapas en el aprendizaje de la lectura

El aprendizaje de la lectura se realiza en dos etapas.

  • 1º Etapa: Una primera de enseñanza sistemática en la que el niño aprende las reglas de transformación de las letras en sonidos.

  • 2º Etapa: Etapa de autoaprendizaje en la que el niño automatiza esas reglas y forma representaciones internas de las palabras.


Si en la primera hay que ayudarle a discriminar las letras y sonidos y a memorizar la reglas, en la segunda hay que proporcionarle libros amenos y adecuados a su edad e intereses para que se aficione a la lectura. De esta manera, cuanto más lea más automatizará las reglas y más fluidez alcanzará. Ahora mismo nos encontramos en esta segunda etapa.

Ventajas para los buenos lectores

Es verdad que todos saben leer, si por leer se entiende convertir las letras en sonidos. Pero lo cierto es que no todos dominan la lectura de la misma manera. Leer bien tiene importantes implicaciones en el rendimiento escolar. Los niños que leen con fluidez suelen comprender mejor lo que leen. Ocurre así porque la automatización de la lectura les permite concentrarse más en el significado del texto. Y eso les sitúa en una posición de ventaja respecto de sus compañeros. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los conocimientos escolares se adquieren a través de los textos escritos.

Por el contrario, los niños que no dominan bien la lectura tienen más dificultades para obtener información del material escrito. Y, en consecuencia, su rendimiento escolar será más bajo.

Los buenos lectores se hacen cada vez mejores (porque leen más) y su comprensión de los textos y adquisición de conocimientos resulta más eficiente. Por el contrario, los lectores pobres cada vez tienen más dificultades porque los textos escritos cada vez son más largos y complejos. Con lo cual se cumple en lectura la parábola de que “los ricos (leyendo) se hacen cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres”.

La lectura como cualquier otra destreza necesita práctica

Con pequeñas ayudas se puede conseguir que los niños/as mejoren considerablemente su fluidez lectora, puesto que la lectura es una destreza y, como todas las destrezas, sólo requiere de práctica. Generalmente se considera que cuando un niño es capaz de descifrar las letras ya sabe leer y por lo tanto no necesita más ayuda. Pensar así es un grave error porque el descifrado de letras es solo el principio de un largo proceso de aprendizaje que requiere de mucha práctica durante muchos años.

Una vez que el niño sabe descifrar las letras debe de automatizar esa relación entre letras y sonidos para no tener que pararse a pensar cómo se pronuncia la palabra que tiene delante de sus ojos. También tiene que formar representaciones mentales de las palabras que va leyendo para leerlas y comprenderlas de manera directa, sin tener que ir letra por letra. O tiene que saber cómo entonar las oraciones en función de los signos de puntuación.

Todas esas operaciones, y algunas otras, las tiene que hacer de manera automática para que pueda dedicar sus recursos cognitivos a la comprensión de las frases y textos. Hasta que no consiga automatizar todos esos procesos no va a lograr una buena comprensión de los textos escritos. Y la automatización solo se consigue con la práctica.

¿Qué es la velocidad lectora?

Cuando hablamos de velocidad lectora nos referimos al número de palabras leídas por minuto. La manera más común de medirla consiste en poner un texto para que el lector lo lea y contar el número de palabras que consigue leer en un minuto. También se puede medir presentando una lista de palabras y comprobando cuanto tiempo tarda en leer la lista completa. Dividiendo el número de palabras correctamente leídas entre el tiempo invertido en leerlas se obtiene también la velocidad lectora.

¿Cómo la velocidad lectora afecta la comprensión de la lectura? Los niños necesitan “retener” las palabras que leen el tiempo suficiente para ver cómo esas palabras en conjunto crean significado. Mientras más tiempo tarden en leer cada palabra, más difícil les será conectar las palabras que forman una oración, un párrafo o la historia.

Los datos que a continuación se exponen corresponden a la velocidad lectora que un alumno/a debe tener en 1º de primaria y cursos sucesivos:

Palabras por minuto en un "Listado de palabras".

Palabras por minuto en un "texto".

Al término de la etapa de educación infantil un alumno/a debería tener la siguiente velocidad lectora:

¿Qué es la fluidez lectora?

La FLUIDEZ LECTORA, es un concepto más amplio. Es el término que indica leer con precisión, a buen ritmo y con la expresión y entonación correcta y, además, respetando las pausas. Un alumno/a tiene fluidez lectora cuando lee:


  • EXACTITUD: Sin errores, o con un número mínimo de ellos.

  • VELOCIDAD: Con una velocidad adecuada. Ni una lectura muy lenta, ni una lectura muy rápida .... permiten, en principio, la comprensión.

  • ENTONACIÓN: Agrupando correctamente los elementos (no hacer pausas dentro de una palabra o en un sintagma) y respetando los signos de puntuación. Dando una entonación similar a la que se suele utilizar en el lenguaje oral.



¿Cómo se puede adquirir mejor fluidez lectora?

La respuesta es sencilla: con la práctica. Para poder leer es necesario saber cuál es el sonido que corresponde a cada letra. Pero además hay que automatizar esa relación para no tener que pararse a pensar la pronunciación de las letras que forman cada palabra. Cuanto más automatizada esté esa relación más rápida será la lectura y menos recursos cognitivos necesitará. Los buenos lectores tienen tan automatizada la relación entre las letras y sonidos que no pueden evitar leer cualquier palabra que aparezca ante sus ojos (algo de lo que se aprovecha la publicidad).

Por otra parte, la práctica lectora lleva a que veamos las palabras escritas una y otra vez, especialmente las más frecuentes, con lo cual formamos representaciones de esas palabras en nuestra mente. Eso nos permite reconocerlas y leerlas directamente sin tener que ir identificando una letras tras otra. De esta manera cuántas más palabras tengamos en la cabeza más rápida será nuestra lectura. O dicho de otra forma, las personas que leen mucho tienen almacenadas las formas ortográficas de muchas palabras. Y eso les permite leer de manera más rápida y eficiente.

Leer a la velocidad adecuada

Leer de manera lenta dificulta la comprensión, ya que al dedicar excesivo tiempo en descifrar cada palabra resulta difícil seguir el hilo de lo que se lee. Pero una lectura demasiado rápida también dificulta la comprensión. De hecho, los métodos que tratan de incrementar la velocidad lectora no suelen ser recomendables porque el sistema no es capaz de procesar la información tan rápido. Lo que se gana en velocidad se pierde en comprensión. Los ojos se tienen que mover por el texto a la velocidad que indica el cerebro. Si se mueven muy lentos se pierde el ritmo de lectura. Pero si mueven muy rápido el cerebro no puede procesar toda la información que le llega.

En resumen, lectura fluida sí pero a una velocidad en la que el cerebro pueda asimilar la información.


Los signos de puntuación y la entonación.

Los textos transmiten significados, sentimientos, emociones, estados de ánimo, como alegría, pena, dolor, disgusto, asombro, ironía, etc. Cuando se lee en voz alta, se reflejan estos significados modulando o variando la voz, siempre dependiendo de lo que se quiera expresar.

Es muy importante dar a los signos de puntuación la entonación adecuada, ya que el silencio de las pausas y el tono con que se acompañe la lectura ayudan a comprenderla mejor y da la oportunidad de destacar las palabras o frases más importantes con la intensidad y el volumen con que se pronuncien determinadas sílabas o frases.

Una correcta dicción (pronunciación) y una modulación adecuada de la voz hacen el texto mucho más expresivo y atractivo al lector.

¿Qué es la comprensión lectora?

La comprensión lectora es una destreza lingüística que se basa en la interpretación completa de un texto escrito. Básicamente es la capacidad de entender lo que lees. No es suficiente con conocer el significado de cada una de las palabras que forman parte del texto, sino que es necesario tener una comprensión global de lo que se está leyendo.

Consejos y técnicas para mejorar tu comprensión lectora

  1. Lo más importante: LEER.

Sí, así, en mayúsculas. Para ser capaz de mejorar la comprensión lectora lo primero que hay hacer es crear en nuestros hijos/as el hábito de leer. Esto les ayudará muchísimo a mejorar diferentes aspectos de la lectura. Al leer irán aprendiendo a analizar el contexto, el mensaje de lo que leen y además mejorarán mucho su léxico, entre otras cosas.

  1. No tengas prisa.

¿Has oído eso de que las prisas no son buenas? Pues en la lectura es así. Un buen lector sabe adaptar la velocidad de lectura a la dificultad del texto.

  1. Analiza constantemente el texto que lees. Hacer preguntas sobre lo leído.

Desde este mismo momento los interrogantes serán sus mejores amigos a la hora de leer. Tenemos que insistir a nuestros hijos/as en que se pregunten constantemente qué, cómo, cuándo, por qué, etc. Este paso es indispensable para poder identificar y comprender cualquier tipo de texto.

Si haces un cuestionamiento a tu hijo sobre la información del texto, lo llevas a buscar pistas. Motívalo a que dialogue con los libros y a que pueda seleccionar la información que es relevante para él.

  1. Busca el significado de las palabras que no entiendas.

Si no entienden una palabra tienen que dejar lo que están haciendo y buscar su significado o que se lo pregunten a los adultos. No es posible comprender una lectura por completo si hay palabras en ella que dejan vacíos.

5. Establecer conexiones y asociaciones

Cuando acompañes a tu hijo/a en el momento de leer, muéstrale que los conceptos están conectados con su vida real. Uno de los mejores trucos para recordar lo que se lee y darle valor es ver que tienen una aplicación. Invítalo a identificar estas relaciones verbalmente y luego podrá hacerlo en silencio y de forma más espontánea e independiente.

6. Crear imágenes mentales que faciliten la comprensión de lectura

Los textos no son simplemente papeles llenos de letras; son universos por descubrir y por explorar. Haz que los niños imaginen y recreen las historias a través de su desarrollada creatividad para que se queden en su memoria.

Un buen recurso para ello es pedirle a tu hijo que dibuje lo que lee, que haga un dibujo de lo que más le ha gustado del libro,... No solo se lee con los ojos, sino que se lee a través de los cinco sentidos.

7. Identificar los elementos y categorías principales

Es importante que los niños puedan identificar los aspectos esenciales de una lectura. Es decir, los hechos y los personajes que influyen directamente en el desarrollo de los textos que abordan.

8. Releer los fragmentos que causan confusión

La primera lectura no siempre permite interpretar la totalidad de los significados. En muchas ocasiones es necesario navegar varias veces el mismo texto para poder explorarlo en su totalidad. En cada nueva lectura se adquieren detalles que brindan una comprensión más amplia del escrito. A veces es mejor hacerlo en silencio y otras veces en voz alta.

9. Crea un lugar adecuado para que tu hijo/a se siente a leer

Crear y fomentar el hábito lector de los niños/as depende tanto de los profesores/as, como de la familia, partes implicadas en la educación de nuestros niños/as. Así que hay que ponerse manos a la obra y sacar un poquito de tiempo para acompañarlos en ese magnífico viaje que es la lectura.


Como ya hicimos en el confinamiento, vamos a crear nuestro “Rincón de lectura”, pero un rincón que no se quite pasado un tiempo, un rincón que sea una parte más de nuestro hogar.


Usad vuestra imaginación: cojines, alfombras, dibujos, mascotas de peluche.. cread un rincón con los niños que les resulte cómodo y agradable. Podéis añadir a vuestro rincón de la lectura algunas manualidades para decorarlo.


Más información aquí

Como podrás concluir después de leer este artículo, las estrategias para mejorar la comprensión y fluidez lectora en niños fortalecen todas sus habilidades comunicativas y cognitivas. Trabaja desde casa para ayudarlos a tener más éxito en su vida escolar y a desarrollar un pensamiento crítico frente a lo que leen.