CUANDO BRILLA EL SOL
Comienza un día difícil. Después de unos cuantos días pateando y viviendo este país báltico y sus bosques de la mano de este equipo humano, nuestro cuerpo tiene dificultad para aclimatarse: mucho frío, horas de pie, horario de comidas y de clase muy diferente al nuestro.
Sin embargo, sin haber consultado demasiado el plan con la prisa de la organización matinal, llegamos al Mysko Mokykla, enfrentamos la mañana de forma radicalmente distinta. Parece que llovizna, pero en un momento empieza a salir un rayo de sol.
Después de una divertida asamblea con juegos para trabajar la atención y el trabajo en equipo, llega Peter, que con su acento inglés nos presenta LA ACTIVIDAD: el alumnado de tercero y cuarto, junto con un cuaderno de campo fotográfico de herbología local, se les pide, completamente en inglés para trabajar el bilingüismo, que circulen libremente por el campo con su bol y tijeras, probando las plantas y flores que vayan a componer su producto final: una ensalada natural y creativa.
Tras una mañana forestal, inmersa en la conexión con la naturaleza, volvemos a la cocina y se termina y degusta nuestra ensalada con una mijilla de queso-crema local, increíble. ¿Se puede pedir más? Competencias y motivación en estado puro. Se respira felicidad.
Una vez más llega la hora de comer, el alumnado se acerca poco a poco al tipi comedor, el profesorado acompaña y nosotros, para no faltar a nuestra costumbre, hacemos piña con ellos y ellas, riendo sobre costumbres de cada país, lugares de interés y mucho más.
Es turno de Ernesta, tutora de segundo y algo así como mentora pedagógica del centro. Proyecto de ciencias "La vida: Life". El alumnado, junto a una enciclopedia ajada, un cubo y motivación para reventar se dirigen al lago, por un precioso paseo. Allí bajo techo de madera reciben una pequeña explicación sobre el mundo animal y la rana en particular haciendo uso de material simple como folletos, enciclopedia y alguna foto de Google, el alumnado va directo a experimentar en el lago, con palos buscan huevos de rana para llevarlos a la escuela y allí hacerse cargo de ellos para vivir el ciclo vital de este animal. ¿Anécdotas? Millones. La caza de la rana, rescate de plásticos, atención especial a cadáveres animales con su respectivo funeral...
Acaba la jornada laboral y no sabemos que nos espera una de las experiencia que nuestras retinas jamás olvidarán. Nos recomiendan visitar algo que ya habíamos bicheado: Istmo de Curlandia. Unos 50 km de naturaleza viva. Esa duna, esos pueblitos de pequeños barcos que zozobran con la brisa del báltico y ese bosque de estatuas talladas en madera que simulan columpios infantiles donde nos partimos de risa una y otra vez.
Gracias a nuestra conductora, que no para de pinchar para ver el atardecer en este enclave natural, frontera con Rusia, que nos sobreestimula los sentidos.
Termina el día con un atardecer de ensueño, atardecer de arena fina y poca presencia humana en el entorno. Nos quedamos complemente en silencio por varios minutos observando el horizonte. Se esconde el sol. Termina un día inspirador, lleno de ideas y con las retinas cargadas, volvemos a nuestro KUBU.