Annika Coleman
Annika Coleman
San Sebastián, España (2022)
Jardines de Rochambeau (2024)
Al entrar en Brown, tenía dos cosas claras: que quería ser médica y que estaba perdidamente enamorada del español. Por entonces, en el invierno pandémico de 2021, me apunté para mi primera clase universitaria de química y mi primer seminario de estudios hispánicos. Al redactar mi primer ensayo del curso, que trataba de la construcción de la masculinidad en la cultura gauchesca, me di cuenta de que el departamento no era solo un espacio de aprendizaje lingüístico: era un refugio de pensamiento crítico sobre el mundo social. Dentro del santuario, me he deleitado de cuatro años entrenando mi ojo analítico, diseñando un arsenal de preguntas que me guía a aproximarme a textos con curiosidad y un sano escepticismo.
Ahora, en la primavera idílica de 2024, me cuesta asimilar que se acerca rápidamente el día de emerger del refugio. Sin embargo, en este momento de cierre, digo con certeza y agradecimiento que, más que cualquier clase de química, mis estudios de HISP han sido una de las influencias más significativas en reconceptualizar mi visión de la medicina y definir el tipo de médico que aspiro a ser.
A lo largo de esta página, presento una muestra de obras propias que me han resultado particularmente impactantes y representativas de mi recorrida en el departamento. Espero que disfruten de esta instantánea de mi viaje universitario.
La pluma como jeringa:
Mi introducción a la medicina narrativa
El curso HISP 750Q, “La salud, la enfermedad, y la medicina,” dictado por la Profesora Kunheim, marcó un punto de giro en mi trayectoria en Brown. Analizando la literatura que exploraba la compleja experiencia de vivir junto con el dolor y la enfermedad, llegué a entender que la escritura se puede usar como jeringa: con lenguaje puntiagudo, se inyecta de nuevo la humanidad en la medicina muchas veces impersonal y estéril.
Siguiendo ese hilo, el curso me introdujo a Rita Charon, médica, profesora de Columbia, y fundadora de la medicina narrativa, un campo que busca forjar empatía en el ámbito médico a través de la creación y divulgación de historias. En su ensayo “The Narrative Road to Empathy,” no solo plantea la importancia de la sabiduría narrativa en el proceso diagnóstico sino también se atreve a redefinir el papel del médico. Como escribo en mi ensayo, “Charon manifiesta que el papel del proveedor médico no solo abarca curar la enfermedad y alargar la vida sino también acompañar al paciente – como guía o en otros momentos como aliado fiel – en la faz del sufrimiento emocional y físico.” Hasta hoy, este ensayo de Charon sigue sirviéndome de guía en mi camino hacia convertirme en médica-acompañante.
En mi tercer año, tenía la oportunidad de adentrarme en el mundo de la ecocrítica con el Profesor Martínez-Pinzón y la Profesora Lehnen en HISP 1331P: “Jardines salvajes.” La clase en sí era un laboratorio: audazmente dictada en dos idiomas – el español y el portugués – nuestro pequeño “jardín” animó la experimentación. Aproveché esta mentalidad científica para conducir mi propio experimento literario: me atreví a combinar la biología, la narrativa médica, y la salud ambiental en una sola obra.
En particular, mi proyecto multiparte exploraba como el frecuente contacto con los pesticidas afecta la salud respiratoria de los trabajadores migrantes latinos del condado de Salinas, California. Ya que crecí a treinta minutos de los campos de Salinas, tenía un fuerte deseo de expandir mi conocimiento sobre la vida diaria de la población migrante que vivía a mi alrededor. Lo que descubrí a la vez me horrorizó y me inspiró a seguir investigando. Por lo tanto, el semestre siguiente, expandí el proyecto en mi clase de salud pública PHP 400: “La introducción a las disparidades médicas.”
Síntesis y sinergia:
Poniendo en práctica la medicina narrativa
HISP 750B: “La diáspora latinoamericana en Estados Unidos” con la Profesora Montero representó para mí un momento de sinergia. Como curso de “engaged scholar" centrado en un voluntariado con la comunidad latina de Providence, diáspora me dio un espacio para reflexionar sobre mi trabajo como intérprete médica en el Rhode Island Free Clinic. Mezclar el estudio teórico de la latinidad y la migración con un compromiso comunitario con orientación médica me guió a explorar (a) como la clase social, la raza, y el estatus de inmigración afecta la salud y la calidad de cuidado médico que uno recibe y (b) siendo mujer blanca no hispana y médica aspirante, cómo puedo trabajar para no solo desarrollar empatía para mis pacientes sino convertirme en aliado de las comunidades marginadas.
La obra incluída arriba, titulada “FLASH: instantáneas de pacientes, gringas, y lo que no se habla” es el fruto de esta reflexión. Escrita originalmente como entrega semanal del curso, terminé publicando una traducción de esta obra en el Brown Journal for Medical Humanities. Una síntesis de HISP 750Q, HISP 750B, una clase de antropología médica, y mis interacciones cara a cara con pacientes latinos, este artículo me dejó poner en práctica lo que había aprendido sobre la medicina narrativa.