Escuela sin Educación

Contexto: Buen Vivir

Tomé esta clase durante mi penúltima semestre en Amherst College. Esta clase trataba de la ideología indígena de sumak kawsay y como se presenta en gobiernos en países como Ecuador. También, consideramos maneras diferentes que se presenta fuera del mundo político. Para nuestros proyectos finales, tuvimos la oportunidad de escribir una propuesta para un libro que pensamos que debería ser traducido al inglés. Como alternativo, también podríamos escribir una historia creativa que relaciona un poco al concepto de sumak kawsay. Elegí escribir una cuenta corta sobre dos inmigrantes luchando para educación iguales para todos los estudiantes en una escuela en Florida. Creo que el sentimiento de sumak kawsay se presenta de una manera sutil en el activismo de los estudiantes en mi historia.

Los Estados Unidos: Educación sin Escuela


Amelia

“¡Amelia Reyes, espero que ya te hayas levantado! ¡Vas a llegar tarde para la escuela otra vez!”


Amelia abrió sus ojos lentamente, y miró el reloj con miedo de la hora que vería: 6:45 AM. Por dios…

Se levantó de su cama de repente, y mientras que se apuró a través de su rutina de la mañana, se dio cuenta de que su despertador le había traicionado de nuevo. Corrió por la casa, tomando un momento por darle un beso a su mamá en la cocina. Y así como así, a las 7:00 AM ella estaba por la puerta, en su coche y en camino a la escuela.


Amelia había sido conduciendo a la escuela desde el día que consiguió su licencia de conducir. Con el sistema de autobuses en su región, tenía que caminar por treinta minutos a la parada de autobús más cercana, y cuando lo llegaba, el viaje a la escuela tomaba cuarenta y cinco minutos adicionales. Por eso, Amelia empeció trabajando como una camarera en un restaurante cerca de su casa cuando tenía 14 años, siempre ahorrando para un coche.


Pero así era Amelia. Una chica trabajadora y determinada, en todos los aspectos de su vida.


Su familia inmigró a los Estados Unidos de la República Dominicana cuando tenía solo tres años. La Universidad de Florida ofreció un puesto como un profesor a su padre, así que ella y sus padres se mudó de su hogar para tener acceso al montón de oportunidades que ofrece los Estados Unidos. Cuando Amelia tenía diez años, después de mudándose a nuevo apartamento casi cada año, sus padres compraron una casa. Como una niña, el cambio constante era un poco frustrante, pero a medida que crecía, Amelia comenzó a reconocer los sacrificios que sus padres hicieron para darle las oportunidades que tenía ahora.


Por eso, ella estudió mucho en la escuela, tomando todos los cursos de niveles superiores que pudo en la escuela media. Participó en extracurriculares como el club de arte, y se ofreció como tutora voluntaria para estudiantes que necesitaban ayuda con las matemáticas. Cuando fue el tiempo de pensar en las escuelas secundarias, una de sus maestras recomendó que miró a Longside High School, una escuela con un programa avanzada, donde pudiera aprovechar los recursos educativos y asegurarse de ingresar a una buena universidad.


Amelia solicitó el programa sin pensarlo mucho, pero cuando llegó la carta de admisión, el orgullo en los rostros de sus padres la alegró de haber aplicado.


Ahora, Amelia estaba en su cuarto año a Longisde High School y durante su tiempo ahí, había hecho algunas observaciones de la escuela y del programa en el que estaba. Primera, el programa no era diverso. Compuesto por ciento cincuenta estudiantes en total, más de cien personas en el programa avanzado eran blancos. Segundo, mientras que la mayoría de los estudiantes en el programa fueron blancos, el resto de la escuela fueron estudiantes negros y latinos de barrios circundantes porque la escuela estaba ubicado en un barrio de este demográfico. La cosa final que notó Amelia, fue que los estudiantes en el programa y los demás, nunca interactuaron. Como resultado, el dinámico entre los dos grupos siempre había sido muy raro.

Para Amelia, una afro latina que tenía piel oscuro como los otros estudiantes, pero solo tomó clases con la gente blanca en el programa avanzada, esta escuela siempre se convirtió en un espacio tenso para su entendimiento de su identidad.


Sin embargo, Amelia encontraba la paz durante sus viajes a la escuela en su coche. Escuchó la música y dejó todos sus pensamientos para los treinta minutos, como una forma de meditación. Siempre miraba por el parabrisas al mundo volando más allá, gozando los colores cálidos del amanecer que pintaba el cielo.


Ahora, estaba la primavera, la estación favorita de Amelia: los días se hacen más largos, las flores florecen y el sol brilla más y más cada día, anticipándose al verano. Mientras que manejaba el carro, ella absorbió la belleza del paisaje que la rodeaba durante todo el viaje, hasta que se detuvo en el estacionamiento de la escuela. Amelia se bajó del auto y, recordando su tardanza, corrió a su primera clase.


Aunque todos los estudiantes en su programa eran simpáticos, había sido difícil conectar con ellos como una afro latina. No había muchas personas que se pudiera relacionar con su experiencia como inmigrante y mujer negra en el contexto de los Estados Unidos. Debido a este, Amelia no tuvo tantos amigos íntimos a Longside High School. Mientras estaba en la escuela, Amelia a menudo encontraba su interacción social limitada a pequeñas charlas ocasionales y sonrisas sutiles intercambiadas con aquellos que reconocía. Pero eso estaba bien con ella.


Siempre había un lugar donde se sentía lo suficientemente cómoda para ser ella misma, y tan pronto como sonó la campana del almuerzo, recogió sus pertenencias y fue a ver su persona favorita en Longside High School: Señora DeJesús. Señora era una maestra de español que Amelia se encontró durante su primer año. Con el tiempo, Amelia comenzó a sentirse cada vez más cómoda con ella, y ahora visitaba su salón de clase todos los días.


Mientras Amelia estaba fuera del aula, esperando para abrir la puerta, escuchó una voz desconocida. Ughhhhhh… Ella odió cuando estaban otras estudiantes en la clase de Señora DeJesús, porque significa que no tuviera mucho tiempo a hablar con ella. Entró el aula y se sentó en una silla un poco más lejos del escritorio de Señora DeJesús, para que no interrumpiera la conversación que tenía lugar.


“Señora, es muy frustrante. Puedo ver problemas prominentes en esta escuela que afecta a la mayoría de la población, pero no hay nada que puedo hacer. La escuela literalmente está ubicado en una área que es predominantemente negra y latina, pero todos los recursos van a los estudiantes blancas porque están en ese programa.” El chico que estaba hablando parecía tenso mientras paseaba de un lado para otro.


“Lo sé, niño, pero creo que hay cosas que puedes hacer. Piensa en lo que quieres cambiar y puedo ayudarte, diciéndote con quién hablar en la administración. El cambio puede no ser grande al principio, y es un proceso gradual, pero no debes rendirte.”


Amelia observó cómo sus hombros se relajaban lentamente mientras interiorizaba lo que ella decía. La señora siempre supo lo correcto que decir para calmar a la gente.


“Tienes razón.” El muchacho del misterio dijo pensativamente mientras que él empaquetaba su mochila. Dijo un rápido agradecimiento a la Señora antes de salir, dejando a Amelia y a Señora DeJesús como las únicas personas en la clase.


“¿Quién es eso? Amelia preguntó curiosamente, casi inmediatamente después de que él salió.


“Dios mío, ella puede hablar!” Señora comentó sarcásticamente. Amelia se burló y tomó un bocado del sándwich que recibió para el almuerzo.


“Su nombre es Jasiel. Se mudó aquí a principios del año y ha estado ayudando algunos de mis estudiantes con el español para obtener créditos adicionales en una de sus clases.”


La señora hizo una pausa por un momento antes de decir “Deberías hablar con él. Es un estudiante muy apasionante y simpático. Y es de la República Dominicana también.”

“Oh, entonces, ¿ya que somos del mismo país, deberíamos hacernos amigos inmediatamente?”


“Sabes que eso no es lo que quiero decir niña. No puedo ser tu única amiga en esta escuela para siempre” bromeó. “Solo necesitas empezar con ‘hola’, y ver como fluye la conversación. Ya tienen una cosa en común”.


“Okay Señora”, respondió Amelia, no haciendo caso del pedido y, en cambio, enfocándose en su comida. Pero ya sea que quisiera reconocerlo o no, las palabras que había escuchado de Jasiel antes, continuaron repitiéndose en su cabeza. ¿Qué se podría hacer?

Jasiel

Jasiel siempre sentía mejor después de hablar con Señora DeJesús. Estaba cansado de su clase de ELL. Él era un chico inteligente, pero fue claro que la mayoría de los maestros de ELL no se preocupaban por los estudiantes.


Ahora, porque las clases del día habían terminado, Jasiel estaba tumbado en la hierba mirando el cielo mientras pensaba en lo que la Señora había dicho.


Jasiel también fue un inmigrante de la República Dominicana, pero la historia de su vida fue un poco distinto de la de Amelia. Él pasó la mayoría de su vida en la República Dominicana, donde trabajó duro en la escuela. Su familia siempre tuvo dinero suficiente, pero sus padres enfatizaba la importancia de la educación durante su niñez.


Un día, mientras cenaban, María y Arturo, los padres de Jasiel, le dijeron que habían decidido mudarse a los Estados Unidos. Jasiel estaba estupefacto. No era la primera vez que mencionaban mudarse. Los tíos de Jasiel vivían en Florida, y en los últimos años sus padres habían planteado la idea de mudarse cerca de ellos. Aunque era joven, vio que sus padres se sentían limitados en sus respectivos trabajos. Como doctoras, a ambos de sus padres se les negaron repetidamente los aumentos que solicitó, a pesar de las horas adicionales de trabajo que realizaron.


Desde que llegaron a los Estados Unidos, la asimilación había sido un proceso difícil. La barrera del idioma hizo que fuera más difícil para María y Arturo encontrar un trabajo de lo que esperaban. Tuvieron que quedarse con Tío Carlos, el hermano de María, más tiempo del previsto. Jasiel vio a sus padres trabajar muy duro, perfeccionando su inglés a través de una organización local sin fines de lucro, y estudió con ellos para practicar su propio inglés, al tiempo que los ayudaba a repasar lo que aprendieron.

Una vez que finalmente pudieron conseguir trabajo, fue en un pequeño pueblo, a dos horas de Tío Carlos. Por supuesto, María y Arturo no sabían mucho sobre el sistema de educación pública en Florida en ese momento, así que cuando Jasiel se inscribió en la escuela y automáticamente se zonificó para la escuela más cercana en el área, pensaron poco en eso.


Con el inglés que había aprendido con sus padres, creyó que podía arreglarse en la escuela, pero después de reunirse con el consejero académico, rápidamente lo colocó en una clase de ELL. El consejero se aseguró de que sería temporal, hasta que estuvieran seguros de que podría hacer la transición fácilmente a clases regulares, pero habían pasado meses y el consejero no había sido útil en las siguientes conversaciones.


En realidad, las clases de ELL pudieran haber sido útiles para Jasiel, si realmente lograran su objetivo previsto. Desafortunadamente, Jasiel pasó la mayor parte de su tiempo en sus clases de ELL sin hacer nada. Por lo general, solo le entregaban una hoja de trabajo para completar por final de la clase. Se dio cuenta desde el principio de que los instructores que impartían las clases no estaban calificados para enseñar clases que necesitaban un nivel tan alto de atención.


Era de esto de lo que Jasiel se quejaba a la Señora Dejesús durante su hora de almuerzo. A menudo tenía esa conversación con ella, solo con la esperanza de expresar su frustración a alguien que creía que sería más probable que entendiera su perspectiva. Esta vez, sin embargo, ella le había sugerido que considerara lo que se podía hacer. Entonces, mientras se tumbaba allí en la hierba, viendo pasar las nubes perezosamente, pensó en los problemas que experimentó en las clases y en lo que pensó que debería cambiar. De repente, una sombra comenzó a bloquear el calor del sol que había sentido previamente en su rostro.


Jasiel levantó la vista y vio una cara vagamente familiar. Cuando se sentó, notó que era la chica que había visto antes en la clase de Señora DeJesús.


“Hey … ¿What’s up?” dijo torpemente en inglés. Aunque se sentía más cómodo hablando en inglés, todavía se sentía un poco incómodo en su boca, especialmente cuando no tenía tiempo para prepararse para el cambio de idioma.


Debido a esto, sintió alivio cuando ella le respondió: “Podemos hablar en español, si es más natural”.


Reconoció su acento dominicano y le preguntó con curiosidad: "¿Eres dominicana?”.

“¡Por supuesto! He pasado la mayor parte de mi vida en los Estados Unidos, pero mis padres siempre me enseñaron todo sobre la cultura dominicana. Incluyendo el idioma… obviamente”.


Se rieron juntos por un segundo, y Jasiel disfrutó de estar en compañía de alguien con quien sentía que podía relacionarse por primera vez en un rato. Aunque había una comunidad latina decente que asistió a Longside High School, muy pocos vinieron de la República Dominicana. Muchos eran cubanos o puertorriqueños como la Señora DeJesús. Fue reconfortante escuchar el acento con que había crecido de alguien que no eran sus padres. Esto era lo que pasaba por la mente de Jasiel cuando las palabras de Amelia interrumpieron sus pensamientos.


“Escuché lo que estabas hablando con la Señora DeJesús en el almuerzo. Si realmente estás planeando hacer algo, quiero ayudar, pero creo que podemos ayudar a más personas”.


Como afro latina, Amelia explicó que pensaba que era importante incluir a los estudiantes negros en su activismo. Como alguien que creció en los Estados Unidos, vio muchas similitudes en la forma en que los negros y latinos luchaban por mejorar sus comunidades. A pesar de que las experiencias de los estudiantes negros eran diferentes de las de las clases de ELL, tenían la experiencia compartida de no contar con fondos suficientes y luchar con maestros que se preocupaban poco por su educación.


Esto era lo último que esperaba saber de ella, pero inmediatamente le hizo sonreír. Algo que no había reconocido mientras pensaba, era la soledad que sentía ante la idea de tener que enfrentarse a todo un sistema por su cuenta.


Sin embargo, ahora que sabía que tendría el apoyo, tanto de la Señora DeJesús como de Amelia, las cosas parecían un poco más posibles. Los dos pasaron esa tarde discutiendo qué cambios él sentía que podrían beneficiar al departamento de ELL, pero los principales problemas que encontraron estaban arraigados en la financiación. Necesitaban maestros calificados, necesitaban traductores para comunicarse con los padres, necesitaban más recursos de libros de texto. Sin embargo, aunque la mayoría del dinero de las escuelas se destinó al programa avanzado de Amelia, ELL estaba increíblemente subfinanciado.


Al día siguiente, decidieron hablar con la Señora DeJesús y pedirle consejo. Ella les dijo que son los condados los que asignan fondos en todo el distrito escolar. Ella sugirió que aboguen por más fondos ELL en la próxima reunión de la junta escolar, pero para hacerlo tendrían que presentar investigaciones y estadísticas para respaldar sus demandas.


La próxima reunión de la junta escolar estaba programada para el jueves siguiente, por lo que Jasiel y Amelia dedicaron todo el tiempo libre que tenían a encontrar investigaciones que respaldaran sus afirmaciones. Encontraron programas ELL exitosos y sugirieron cambios que reflejaban esos programas, e incluso observaron las estadísticas actuales de calificaciones de los estudiantes ELL de Longside, que revelaron que tenían un rendimiento académico inferior.


Usando la información que habían obtenido, formularon un discurso para presentar a la junta. Su discurso fue en inglés y español para que pudiera ser inclusivo. Crearon carteles sobre la reunión y los publicaron en todas sus cuentas de redes sociales y hablaron con los estudiantes ELL de la escuela para obtener todo el apoyo posible. Querían que los estudiantes, los padres e incluso los maestros de apoyo fueran aquí para ayudarlos a abogar por su comunidad latina y negra local.


Finalmente, fue el día de la reunión. Amelia y Jasiel se vestían más elegantemente que nunca, con la esperanza de que eso ayudara a la junta a tomarlas en serio. Llegaron temprano al edificio de la junta escolar y practicaron sus discursos entre ellos, pero no pasó mucho tiempo antes de que la gente comenzara a llegar. Comenzó con Jasiel viendo a algunos estudiantes ELL que reconoció de la clase. Asintió con la cabeza antes de concentrarse nuevamente en el discurso en el papel frente a él.


Sin embargo, él y Amelia pronto se distrajeron cuando más personas entraron al edificio. Esperaban tener una participación decente, pero la muestra de apoyo con la que se encontraron fue inesperada. Padres, estudiantes y maestros llenaron la sala, sosteniendo carteles en protesta por las condiciones educativas que se habían visto obligados a aceptar durante demasiado tiempo. Muy pronto, no había suficientes sillas para que todos se sentaran.


Empoderados por la muestra visual de apoyo que estaban recibiendo de su comunidad, se prepararon para la tarea que tenían por delante. Cuando llegó el momento, Amelia subió y dio su discurso primero en inglés. Ella presentó las estadísticas y toda la investigación que habían compilado, y enumeró sus demandas para que los miembros de la junta escolar las entendieran.


Después de que terminó, se encontró con una ola de aplausos y vítores. Luego, fue el turno de Jasiel. Aunque sus discursos eran los mismos, estaba nervioso. Se sentía responsable de presentar este tema a la comunidad latina, y quería hacer un buen trabajo. Amelia debe haber captado su estrés porque le dio un apretón tranquilizador en la mano antes de que se levantara para dar su discurso. "Hola a todes", Jasiel comenzó un poco tembloroso. Miró a la gran multitud de personas aquí para apoyarlo, respiró hondo y recitó el discurso que había revisado con Amelia innumerables veces. Los alentadores asentimientos, silbidos y vítores mientras hablaba lo estimularon hasta el final. Y al concluir, decidió incorporar las palabras que había visto en uno de los letreros en la parte posterior que le habían llamado la atención toda la noche: ¡“No podemos seguir enviando a estos estudiantes a la ESCUELA SIN EDUCACIÓN!”. Y con eso, la multitud estalló. Jasiel miró a Amelia, y ella le dio una sonrisa orgullosa cuando vino a saludarla. "¿Y ahora qué?", le preguntó. "Luego, la junta tiene que deliberar", le dijo. Observaron juntos cómo los miembros de la junta salían de la sala para ir a otra parte del edificio donde podían discutir en privado.


Amelia y Jasiel esperaban pasar este tiempo esperando y preocupándose por cuál sería la decisión de la junta, pero rápidamente se encontraron con tantas personas que les agradecieron su dedicación a esta causa. Señora DeJesús fue la primera en acercarse a ellos y felicitarlos por sus discursos impactantes. También, los estudiantes y los padres querían hablar con ellos. Una madre se acercó a ellos con lágrimas en los ojos, "Muchas gracias a ambos por preocuparse lo suficiente como para hacer esto. No sabía que esto estaba sucediendo, y quiero lo mejor para mis hijos. Vinimos aquí desde México no hace mucho tiempo y quiero que mis hijos puedan crecer y vivir una vida mejor aquí.”

Antes de que los dos pudieran responder, la puerta se abrió y el tablero regresó a la habitación, que rápidamente se quedó en silencio. El golpeteo de los talones de la portavoz resonó cuando se acercó al podio en la parte delantera para anunciar la decisión de la junta, que hizo que interpretara para los hispanohablantes en la sala.


“Reconocemos la importancia de estas demandas y las hemos considerado ampliamente juntos. Queremos asegurarnos de que todos los estudiantes de Longside tengan acceso a una educación integral, y debido a eso, asignaremos más recursos y fondos a ELL y programas no avanzados allí. Será un proceso gradual porque tomará tiempo reorganizar el presupuesto escolar y especificar hacia dónde se dirigirán los fondos, pero el cambio está llegando. Gracias”


Antes de que pudiera terminar de decir gracias, la multitud rugió en celebración. Jasiel miró a Amelia con una gran sonrisa en su rostro. ¡Lo habían hecho! Ambos reconocieron que el cambio no iba a ser inmediato y que aún quedaba más por hacer, pero era un paso en la dirección correcta. El trabajo que habían hecho ese día continuaría impactando a generaciones de personas que fueron a Longside después de graduarse. Juntos ayudaron a mejorar sus comunidades abogando y demostrando la fuerza de la unidad.

FIN.