La Mente Microscopica

EL ULTIMO DEBE SER PRIMERO Y EL PRIMERO EL ULTIMO

Piensa ahora acerca de este asunto con sensibilidad.

Es la vida preciosa?

Si lo es, entonces debemos respetar toda vida, animal y vegetal. Como nuestra referencia es la vida de los animales y su destrucción, debemos incluir en nuestras reflexiones aquí, tanto las formas de vida animal más pequeñas como las mas grandes.

Desde luego no hay “derecho a la vida”. Existe tan solo el proceso natural, la fuerza de vida, la fuerza que nos mueve a sobrevivir, lo que tenga que ser será.

Esta fuerza está dirigida a la aparente supervivencia individual, pero cuanto mas elevado es el organismo, mas dirigida está a la supervivencia de las especies. Por tanto, nosotros, como el teórico animal más elevado en el planeta debemos dirigir nuestro trabajo en el comportamiento natural para todo aquello que es beneficioso a la raza humana

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Significa esto que debemos sacrificar nuestra vida para la supervivencia de la mayoría?

No precisamente.

Significa que debemos sacrificar lo que puede ser sacrificado para el beneficio de todos, cuando obedecemos lo que es natural.

Esto parece que va para adelante hasta que nos damos cuenta de que todos los seres vivos en este planeta viven en un equilibrio especial. Si somos conscientemente antagonistas a este equilibrio, entonces somos antagónicos a nuestra fuerza vital.

Debemos declarar que nuestra “corrupción” es evolución por lo tanto natural, pero si declaramos esto, estamos declarando que la fuerza vital es suicida, y no lo es.

La naturaleza no está ordenada en la forma que la gente cree. Genera aleatoriamente de su repertorio variaciones genéticas y esas variaciones que veces son necesarias para la supervivencia de las especies proveen cambios que permiten una existencia continuada en un entorno no cambiante. Pero si una variación es antievolutiva entonces estas aberraciones serán eliminadas naturalmente.

Desafortunadamente en el ser humano el virus de la ignorancia ha generado un potencial de supervivencia de si mismo.

Es la supervivencia de la Identidad a cualquier coste, aquí y ahora, para la satisfacción de la identidad aquí y ahora. No hay un sentido de equilibrio con la naturaleza, existe tan solo una insaciable urgencia para pedir y recibir lo que la Identidad establece como sus necesidades.

Es como estas películas de robots de ciencia ficción, puestos juntos, que repentinamente debido a una pequeña variación en la biocomputadora corren frenéticamente.

Somos una biocomputadora que corre frenéticamente. Por diez mil años hemos permanecido en esta desastrosa carrera.

Destruimos toda vida. No sacrificamos nada de nuestra identidad. Esto debe cambiar. ¿Por donde empezar?

Existe un himno religioso que muchos niños han aprendido. Se titula “Todas las cosas brillantes y bellas”. Es sencillo y su mensaje es este.

Todas las cosas grandes y hermosas

Todas las criaturas grandes y pequeñas

Todas las cosas sabias y maravillosas

El señor, Dios, las hizo.

Ahora no importa si crees en un dios, muchos dioses o en ningún dios, el mensaje es claro y directo.

Respeta la vida de todas las criaturas grandes y pequeñas.

Esto no significa no matarlas, significa respetarlas planamente. Significa que no debes matarlas si ello va contra tu sabiduría natural.

Por que?

Porque están ahí?

No. Debemos abstenernos, por que son parte de una energía y una falta de respeto hacia una parte aparente es una falta de respeto por la totalidad.

Esto es entonces nuestro problema fundamental.

No respetamos la vida aunque estamos preparados para el servicio verbal y el homenaje mental.

No respetamos la totalidad de la existencia ni vemos su verdadera belleza. No respetamos nuestras propias vidas.

Tan sólo obedecemos a nuestras identidades. Ansiamos y nos aferramos. Y este ansia y aferramiento nos destruirá a nosotros y tal vez a toda criatura viviente.

Si la raza humana se extingue, ello no puede ser considerado una tragedia. Lo que puede considerarse una tragedia, es la pobre calidad de la criatura humana mientras vive.

La calidad que disminuye por debajo de la más pequeña y simple criatura humana que existe.

Los organismos que has visto en la imagen superior hacen lo que es natural para ellos. Son perfectos.

¿Estamos haciendo los humanos lo que es natural hacer para nosotros?

¿Estás haciendo lo que natural de hacer para ti?

La respuesta es claramente: No.

Estás sufriendo y aceptando ese sufrimiento para la felicidad de las Identidades. ¿Qué te estás perdiendo? Tu herencia, la belleza de la vida natural.

Que noble. Que magnífico. “Dejo morir todo para que mi identidad pueda vivir.”

¿Es este tu grito de batalla?¿Es este tu himno?

Cuando hace tiempo los Reyes morían, su muerte era proclamada para preservar su linaje. La proclamación era: “El rey ha muerto. Larga vida al rey”

Un día seremos capaces de gritar sin honor

La vida natural ha muerto. Larga vida a la Identidad”

Y mientras gritamos caeremos en nuestra propia tumba.

Así sea.