02. Mitología

El sol a lo largo de la historia del ser humano ha sido fuente de diferentes especulaciones, en un principio, las primeras civilizaciones decidieron imponer al Sol el grado de dios, en la civilización egipcia por ejemplo se le dio el nombre de Ra (en realidad tenía un nombre secreto que sólo el mismo dios sabía), llegó a ser dios sobre todos los dioses y demiurgo (que él mismo se hizo a partir de la masa primordial o nun) sabemos que uno de los faraones de la XVIII dinastía, Ajenatón el revolucionario, decidió eliminar la idolatría de los otros dioses emplazando por encima de todos ellos la adoración a Atum-Ra el disco rojo solar, aunque esto únicamente duró durante su reinado. El Sol además era el ojo que todo lo ve que siempre está en el cielo y En Sumeria en cambio el dios del Sol era conocido como Shamash. El Sol al tener la capacidad de poder ver todo lo que pasaba en la Tierra fue también considerado como el dios de la justicia. Por ello era representado como un gobernador sentado en un trono. Cada mañana, las puertas del este se abrían, y Shamash aparecía, viajaba alrededor del cielo, y entraba en la puerta del oeste, por la noche viajaba por el inframundo para poder comenzar al otro día en el este. En Babilonia, localizado en el sur de Mesopotamia, el símbolo de Shamash era el disco solar, con una estrella de cuatro puntas dentro.

Para la cultura griega el Sol también era un dios: Helios. Aunque un antiguo filósofo, Anaxágoras, intentó conceder una visión más pragmática de nuestro astro rey definiéndolo como una roca incandescente, esto le valió el destierro de la ciudad por ateo. Estas tres civilizaciones han tenido conexiones geográficas y por esto quizá existen varias coincidencias en la forma de aparecer en el cielo del dios Sol, en las tres aparecía sobre un vehículo, ya sea una barca, o un carro.

Para los Celtas, Lugh era el dios del Sol. El dios del inframundo era su abuelo Balor. Balor era el líder de los Fomorii, que eran las malas personas que vivían en el inframundo. De acuerdo a una profecía, Balor sería asesinado por su nieto. Para evitar que la profecía se realizara, Balor trató de matar a su nieto, pero Lugh sobrevivió milagrosamente. Lugh fue criado secretamente por el dios del mar, Manannan, y con el tiempo se convirtió en un gran guerrero. Cuando alcanzó la madurez, se unió a las personas de la diosa Dana, llamados los Tuatha De Danaan, para ayudarlos en su lucha contra los Fomorii y Balor. Balor tenía un ojo que era capaz de matar a quien lo mirara. Lugh tiró una bola de piedra mágica al ojo de Balor, y lo mató.

Lugh corresponde al dios Galés Lleu y al Gálico Lugos. Del nombre de Lugh se derivan los nombres de ciudades actuales como Lyon, Laon y Leyden. Hoy día, la gente todavía recuerda la figura de Lugh con el festival que conmemora el comienzo de la cosecha en Agosto. De acuerdo a la mitología Nórdica, Freyr estaba asociada al Sol. Ella era la diosa de la paz y la fertilidad. Sus padres fueron el dios del mar Njord y la gigante Skadi. En un viaje al inframundo conoció y se enamoró de la gigante Gerd. El envió a su sirviente, Skirnir, en un viaje para que convenciera a Gerd a que se casara con él. También le dio una espada mágica para que la utilizara. Skirnir, sin embargo, no pudo convencer a Gerd a que se casara con su amo. No fue hasta que la amenazó con la espada mágica que Gerd aceptó encontrarse con Freyr en un bosque para convertirse en su esposa. El viaje de Skirnir al inframundo figura los meses de invierno en las tierras Nórdicas, donde hay períodos largos de obscuridad. [18]

Ya en el continente americano tenemos los Aztecas, para los cuales el dios del Sol era Tonatiuh. Los Aztecas creían que cuatro soles habían sido creados en eras anteriores, y que todos habían muerto al final de cada ciclo cósmico, (algo muy curioso si tenemos en cuenta que existen cuatro planetas gaseosos en nuestro sistema solar) Tonatiuh era el quinto sol. Tonatiuh estaba a cargo del Paraíso Azteca llamado Tollán, en aquel paraíso solamente los guerreros muertos y las mujeres que morían en el parto podían ser recibidos. Tonatiuh era el responsable de soportar el universo. Para prevenir el fin del mundo, los Aztecas creían que era esencial mantener la fuerza del dios del Sol ofreciéndole sacrificios humanos. [18] Aunque quizá lo más importante a tener en cuenta de esta civilización era su calendario solar. El origen del calendario Azteca debemos buscarlo originariamente en la cultura de los Olmecas; los Aztecas, que eran un

pueblo astrónomo, adoptaron el calendario Olmeca y lo perfeccionaron comparando los movimientos del Sol con los de Venus y la constelación de las Pléyades. Definieron Xiuhpohualli, como el año civil Azteca, este se compone de 18 meses, de 20 días cada uno y 5 días de inactividad denominados nemontemi. En total, suman 365 días. El Xiuhpohualli se inicia el 2 de febrero y los nemontemi son los últimos días de enero y el primero de febrero. Cada cuatro años, se agrega un día nemontemi, que equivale a nuestro año bisiesto, y cada 130 años se suprime un día nemontemi. De esta forma se obtiene una aproximación al año solar trópico más exacta que la que proporciona el calendario gregoriano en uso. [23] En el imperio Inca comenzaron adorando a Viracocha dios de la creación, también llamado Illa Viracocha Pachayachachi, era considerado como el esplendor originario o El Señor, Maestro del Mundo. En realidad esta divinidad fue tomada por los antiguos Tiahuanacos, que provenían de Titicaca, y al igual que su homónimo el dios Quetzalcoatl, surgió de las aguas, para dar la vida a los primeros habitantes del mundo. Después de él los Incas comenzaron a adorar otras divinidades entre ellas el dios INTI (El Sol) llamado el Siervo de Viracocha, el cual ejercía la soberanía actual en el plano divino. Existía también dentro del mismo plano el Emperador llamado Hijo de Inti o Hijo del Sol que reinaba sobre los hombres, así pues el hijo del sol era el gobernante de los Incas. Inti era la divinidad popular mas importante, y se adoraba en múltiples santuarios. A el se le rendían ofrendas de oro, plata y ganado, así como las llamadas Vírgenes del Sol. La esposa de INTI era la llamada MAMA QUILLA (Madre Luna) y madre del firmamento, de ella se tenia una estatua en el Templo del Sol, en el que una Orden de Sacerdotisas le rendía culto. [13]

Las tres grandes religiones precolombinas presentan la característica común de realizar sacrificios humanos para conseguir que así el Sol continúe su ciclo. Tsohanoai era el dios del Sol de los Indios Navajo de Norte América. Cada día él cruza el cielo, cargando al Sol en su espalda. Por la noche, el Sol descansa colgando una clavija en su casa.

El Hinduísmo es la religión más antigua de la India. Está basado en las antiguas escrituras, la asimilación de otras culturas y creencias religiosas. La escritura más antigua Hindú es el Rig Veda la cual es una colección de cantos e himnos compuestos hace más de 3 000 años. Muchos son los dioses y diosas que se describen en las escrituras sagradas Hindúes. En la Mitología Hindú, Surya es considerado como el dios del Sol que es representado como un hombre rojo con tres ojos y cuatro brazos, montado en una carroza tirada por siete yeguas, Surya sostiene lirios de agua en dos de sus manos, con su tercera mano el atrae a los creyentes, a los que bendice con su cuarta mano. En India, Surya es considerado una deidad benevolente capaz de curar a los enfermos. Aún hoy, las personas colocan el símbolo del Sol en sus tiendas ya que creen que les traerá buena suerte. Cuando Surya se casó con Sanjna, su esposa no podía aguantar la luz intensa y el intenso calor. Por este motivo, ella se escapó a un bosque donde se transformó en una yegua para evitar que Surya la reconociera. Pero Surya pronto descubrió el refugio de Sanjna. El fue al bosque disfrazado de caballo. Sanjna dio a luz a varios hijos, y luego se reunió con su esposo. Sin embargo, el calor y la luz de Surya eran tan insoportables que Sanjna estaba siempre cansada cuando hacía sus tareas domésticas. Finalmente, el padre de Sanjna decidió ayudarla a recortar el cuerpo de Surya reduciéndolo en una octava parte. De esta manera, era más fácil para Sanjna vivir cerca de su esposo. [18]

En Japón el Sol todavía está muy presente, su bandera representa el círculo del sol sobre un fondo blanco. Su origen tradicional se remonta a Amaterasu Omikami literalmente: la "Deidad que ilumina el cielo", que en la mitología japonesa es la diosa del Sol, nació de las manchas que Izanagi lavó en el río al salir del infierno. Resplandeciente en su apostura, dignificada con su atuendo, de carácter magnánimo y benigno, y brillaba gloriosamente en el cielo. Tenía a su cargo el gobierno de los cielos. [18] Wakatsuki escribe: "Nuestra bandera nacional, que lleva un sol rojo brillante sobre un fondo blanco como la nieve, simboliza la gran virtud de la diosa Amaterasu. Es un emblema muy puro, cuya hermosa sencillez conviene perfectamente a nuestro país y que debe considerarse como el memorial de los orígenes de nuestro pueblo. Representa la constitución de nuestra patria".

El símbolo del sol se utilizó profusamente en la historia japonesa asociado, en principio, a la familia imperial. El emperador Keiko (s. I d.C) lo portaba en su barco como bandera. La emperatriz Jingo, esposa del decimocuarto emperador, lo empleó en insignias militares. De hecho era un tema repetido tanto en estandartes como en abanicos de guerra (tessen) y banderas del uniforme de los soldados (sashimono). La emperatriz Suiko, a finales del siglo VI mandó poner las imágenes del sol y la luna en la bandera imperial, usándose en las grandes celebraciones. Hacia 1870 se comenzó su uso como bandera nacional. La importancia de Amateratsu se hace patente en El Naiku del Ise-Jingû, que es el templo sintoísta más importante del mundo y está dedicado a la diosa Amaterasu. [18]

Así hemos visto que el Sol ha sido de gran importancia para nutrir la mitología en todo el planeta, normalmente vemos que en casi todos los pueblos representan al sol divinizado pero como un ser humano, ya sea como hombre o como mujer, y su poder normalmente está asociado a los gobernantes, ya sea utilizando su símbolo o bien haciendo creer al pueblo que sus líderes son hijos de él.