Segunda estación
CAMINO A LO DE ANÁS
En la Iglesia San Francisco Solano
G.: En la segunda estación “con Cristo vamos a lo de Anás”.
T.: Cristo nos amó, y nos purificó de nuestros pecados por medio de su sangre.
G.: Dios nos hizo entrar en el reino de su hijo muy querido.
T.: En quien tenemos la redención y el perdón de los pecados.
G.: Dice el Señor: “Cuando yo sea elevado sobre la tierra...
T.: ...atraeré a todos hacia mí”.
TEXTO BÍBLICO
Del evangelio de san Juan (Jn 18,12-16)
= El destacamento de soldados, con el tribuno y los guardias judíos, se apoderaron de Jesús y lo ataron.
Lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote aquel año.
Caifás era el que había aconsejado a los judíos: «Es preferible que un solo hombre muera por el pueblo».
G.: Palabra de Dios.
T.: Te alabamos, Señor.
Nos dirigimos a La Merced para la 3.ª Estación
Ante Anás eres juzgado y maltratado, Jesús. El maltrato se ha convertido en algo común, porque fácilmente agredimos con gestos, palabras o golpes. Con tu silencio nos invita a considerar que es importante el respeto, el respeto de la verdad. Como las autoridades que te acusan, también nosotros frecuentemente nos dejamos llevar por prejuicios, y fingimos deseo de escuchar cuando en realidad ya el juicio está firme. ¡Ablanda nuestro corazón, Señor, para que amemos y respetemos, escuchemos y busquemos serenamente la verdad! ¡La verdad en el amor, nos decía tu apóstol Pablo!
G.: ORACIÓN. Padre Celestial,
por consideración de la mansedumbre de tu Hijo Jesús,
y de su respeto por cada persona;
danos un corazón nuevo,
para que nuestras palabras sean siempre constructivas.
Por el mismo Cristo, nuestro Señor.
T.: Amén.
G.: Así habla el Señor: En el tiempo favorable, yo te respondí.
T.: En el día de la salvación, te socorrí.
G.: Yo te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo.
T.: Para restaurar el país, para repartir las herencias devastadas.