Primera estación
CON CRISTO AL HUERTO
En la Iglesia Jesús nazareno
G.: En la primera estación “con Cristo vamos al Huerto de los Olivos”.
T.: Cristo nos amó, y nos purificó de nuestros pecados por medio de su sangre.
G.: En Cristo hemos sido redimidos por su sangre.
T.: Y hemos recibido el perdón de los pecados.
G.: Fuimos rescatados con la sangre preciosa de Cristo.
T.: El cordero sin mancha y sin defecto.
TEXTO BÍBLICO
Del evangelio de san Lucas (Lc 22,39-46)
= En seguida Jesús salió y fue como de costumbre al monte de los Olivos, seguido de sus discípulos.
Cuando llegaron, les dijo: «Oren, para no caer en la tentación».
Después se alejó de ellos, más o menos a la distancia de un tiro de piedra, y puesto de rodillas, oraba:
«Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya».
Entonces se le apareció un ángel del cielo que lo reconfortaba.
G.: Palabra de Dios.
T.: Te alabamos, Señor.
Nos dirigimos a San Francisco Solano para la 2.ª Estación
Estamos contigo en el Huerto, Señor. Por un lado nos invitas a estar despiertos y vigilantes, y a orar contigo; por otro, dejas oír aquellas palabras --que se convertirían en camino para seguirte--: "Padre, que no se haga mi voluntad sino la tuya". Allí, en Getsemaní, Judas te entrega con un beso; lo que nos recuerda que también nosotros a veces somos como Judas: porque no hacemos caso de tus palabras, porque recortamos tu evangelio, porque acomodamos tu mensaje a nuestro gusto, ¡y mucho más! En el Huerto, Señor, eres juzgado como criminal, y eres considerado “descartable”. ¡Gracias, Jesús, por tu Sí al Padre Celestial, por beber el cáliz del sufrimiento!
G.: ORACIÓN. Padre Eterno,
tú que escuchaste la oración de tu Hijo amado en el Huerto,
y lo consolaste por medio del ángel;
te pedimos la gracia de buscar el reino de Dios y su justicia,
para que se haga tu voluntad en nuestra existencia.
Por Cristo, nuestro Señor.
T.: Amén.
G.: Dios dice: Es demasiado poco que seas mi Servidor.
T.: Para restaurar a las tribus de Jacob y hacer volver a los sobrevivientes de Israel.
G.: Yo te destino a ser la luz de las naciones.
T.: Para que llegue mi salvación hasta los confines de la tierra.
G.: Vamos a tu encuentro, Señor.
T.: Solo tú tienes palabras de vida eterna.