Literatura medieval
Table of Contents
Glosas
No obstante, en fechas recientes (2009) se ha declarado que los primeros testimonios escritos en romance corresponden a los manuscritos conocidos como Cartulario de Valpuesta, del siglo IX.
Jarchas
Ya sabemos que jarcha significa en árabe "salida" o "final". Su denominación alude a la posición que ocupaban, al final, en el poema culto árabe o hebreo, las moaxajas ("collar") en el que se incorporaban.
Si queréis leer alguna otra jarcha, podéis encontrarlas en esta dirección.
Composición de una cantiga
Conservamos sólo siete cantigas de Martín Códax, un trovador gallego del siglo XIII-XIV.
Podéis escuchar algunas cantigas con acompañamiento musical:
Ondas do mar de Vigo
Mia irmana fremosa
Eno sagrado en Vigo
Con estas instrucciones vais a escribir y grabar, acompañado de una oportuna música de acompañamiento, una cantiga:
Levantaos,amigo,que dormís las mañanas frías
todas las aves del mundo de amor hablaban:
¡Qué contenta estoy!
Levantaos, amigo, que dormís las frías mañanas;
todas las aves del mundo de amor cantaban:
!Qué contenta estoy!
Todas las aves del mundo de amor hablarían:
de mi amor y el vuestro se acordaban.
¡Qué contenta estoy!
Todas las aves del mundo con amor cantaban
mi amor y el vuestro allí mencionaban.
¡Qué contenta estoy!
De mi amor y el vuestro se acordaban;
vos les cortasteis los ramos en que se posaban.
¡Qué contenta estoy!
Mi amor y el vuestro allí mencionaban;
vos les cortasteis los ramos en que reposaban.
¡Qué contenta estoy!
Vos les cortasteis los ramos en los que se posaban,
y les secasteis las fuentes en las que bebían.
¡Qué contenta estoy!
Vos les cortasteis los ramos en que reposaban,
y les secasteis las fuentes en que se bañaban.
¡Qué contenta estoy!
Nuno Fernández Torneol
Verso 1º: NUEVO
Verso 2º: NUEVO
estribillo: ¡Qué contentos estamos!
Verso 3º: IGUAL QUE EL VERSO 1º, PERO CAMBIANDO EL ORDEN DE LAS DOS ÚLTIMAS PALABRAS
Verso 4º: IGUAL QUE EL VERSO 2º, PERO CON UN VERBO DISTINTO AL FINAL;
estribillo: ¡Qué contentos estamos!
Verso 5º: IGUAL QUE EL VERSO 2ª, PERO CAMBIANDO EL TIEMPO DEL VERBO;
Verso 6º: NUEVO
estribillo: ¡Qué contentos estamos!
Verso 7º: IGUAL QUE EL VERSO 4º;
Verso 8º: IGUAL QUE EL VERSO 6º, PERO CAMBIANDO EL VERBO;
estribillo: ¡Qué contentos estamos!
Os enlazo una página del wiki en la que se recogen recomendaciones para la recitación y un par de tutoriales para grabar audio con un programa gratuito, Audacity. De igual modo, en este otro enlace tenéis más instrucciones sobre el programa de grabación de audio. Por cierto, en la elección de la música, respetad los derechos de autor. Hay sitios en internet donde la música es libre: Jamendo; Incompetech o Musopen.
Más información sobre Audacity. Haz click sobre este enlace para descargar el programa en máquinas Windows:
2. Una vez en esta página, descarga el programa: primer enlace marcado en verde.
3. Como ves, el programa dispone de un instalador; por tanto, sólo tienes que hacer click sobre el archivo descargado y se autoinstalará.
4. El siguiente paso es descargar el codificador LAME mp3: segundo recuadro en verde. Sólo tienes que descargarlo a tu disco duro y posteriormente, hacer click sobre él. Te permitirá exportar tu grabación de audio en formato mp3.
5. Finalizada la instalación del programa y de su plugin LAME, podrás trabajar con él. Para aprender a manejarlo, consulta los tutoriales de los enlaces que aparecen más arriba.
6. Otro manual para cortar pistas de audio en Audacity:
Romances
Romance del infante Arnaldos
Romance del enamorado y la muerte
Romance del prisionero
Romance de la gentil dama
Romance de Abenámar
Romance del rey moro que perdió Valencia
Yo me era mora Moraima
Romance de Fontefrida
De cómo el arcipreste fuer enamorado
77 Así fuer que un tiempo una dueña me priso,
de su amor non fuy en ese tiempo repiso,
siempre avía d'ella buena fabla e buen riso,
nunca ál fiso por mí, ni creo que faser quiso.
78 Era dueña en todo, e de dueñas señora,
non podía estar solo con ella una hora,
mucho de omen se guardan allí do ella mora;
más mucho que non guardan los jodíos la Tora13.
79 Sabe toda noblesa de oro e de seda,
complida de muchos bienes anda mansa e leda,
es de buenas costumbres, sosegada, e queda,
non se podría vençer por pintada moneda.
80 Enviel' esta cantiga que es deyuso puesta
con la mi mensagera, que tenía empuesta;
dise verdad la fabla, que la dueña compuesta,
si non quier'el mandado, non da buena respuesta.
81 Dixo la dueña cuerda a la mi mensagera:
«Yo veo otras muchas creer a ti, parlera,
»et fállanse ende mal: castigo en su manera,
»bien como la raposa en agena mollera.»
De las propiedades que las dueñas chicas an
1606 Quiero abreviar la predicaçión,
que siempre me pagué de pequeño sermón,
e de dueña pequeña et de breve rasón,
ca poco et bien dicho afincase el corazón.
1607 Del que mucho fabla ríen, quien mucho ríe, es loco
es en la dueña chica amor et non poco,
dueñas hay muy grandes, que por chicas non troco,
mas las chicas e las grandes, se repienten del troco.
1608 De las chicas, que bien diga, el amor me fiso ruego,
que diga de sus noblesas, yo quiero las desir luego,
desirvos he de dueñas chicas, que lo avredes por juego.
Son frías como la nieve, e arden como el fuego.
1609 Son frías de fuera, con el amor ardientes,
en la calle solás, trevejo, plasenteras, rientes,
en casa cuerdas, donosas, sosegadas, bien fasientes,
mucho ál y fallaredes a do bien paredes mientes.
1610 En pequeña gergença yase grand resplandor,
en açúcar muy poco yase mucho dulçor,
en la dueña pequeña yase muy grand amor,
pocas palabras cumplen al buen entendedor.
1611 Es pequeño el grano de la buena pimienta,
pero más que la nues conorta et calienta,
así dueña pequeña, si todo amor consienta,
non ha plaser del mundo que en ella non sienta.
1612 Como en chica rosa está mucho color,
en oro muy poco grand preçio et grand valor,
como en poco blasmo yase grand buen olor,
ansí en dueña chica yase grand sabor.
1613 Como robí pequeño tiene mucha bondat,
color, virtud, e preçios, e noble claridad,
ansí dueña pequeña tiene mucha beldat,
fermosura, donayre, amor, et lealtad.
1614 Chica es la calandria, et chico el ruyseñor,
pero más dulçe canta, que otra ave mayor;
la muger, que es chica, por eso es mejor,
con doñeo es más dulçe, que açúcar nin flor.
1615 Son aves pequeñas papagayo e orior,
pero cualquier d'ellas es dulçe gritador,
adonada, fermosa, preçiada, cantador,
bien atal es la dueña pequeña con amor.
1616 De la muger pequeña non hay comparaçión,
terrenal parayso es, e grand consolaçión,
solás, et alegría, plaser, et bendiçión,
mejor es en la prueba, que en la salutaçión.
1617 Siempre qu'es muger chica más que grande nin mayor,
non es desaguisado del grand mal ser foidor,
del mal tomar, lo menos, díselo el sabidor,
por ende de las mugeres la mejor es la menor.
Poesía del siglo XV
La vaquera de la Finojosa
Moza tan fermosa
non vi en la frontera,
com'una vaquera
de la Finojosa.
Faciendo la vía 5
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño,
por tierra fraguosa
perdí la carrera, 10
do vi la vaquera
de la Finojosa.
En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado 15
con otros pastores,
la vi tan graciosa,
que apenas creyera
que fuese vaquera
de la Finojosa. 20
Non creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas
nin de tal manera;
fablando sin glosa, 25
si antes supiera
de aquella vaquera
de la Finojosa;
non tanto mirara
su mucha beldad, 30
porque me dejara
en mi libertad.
Mas dije: «Donosa
-por saber quién era-,
¿dónde es la vaquera 35
de la Finojosa?»
Bien como riendo,
dijo: «Bien vengades,
que ya bien entiendo
lo que demandades; 40
non es deseosa
de amar, nin lo espera,
aquesa vaquera
de la Finojosa».
Menga de Manzanares
Por todos estos pinares
nin en Val de la Gamella,
non vi serrana más bella
que Menga de Manzanares.
Descendiendo'l yelmo ayuso, 5
contra Bóvalo tirando,
en ese valle de suso
vi serrana entrar cantando;
saluela, segund es uso,
e dije: «Serrana, estando 10
oyendo, yo non m'excuso
de facer lo que mandares».
Respondiome con ufana:
«Bien vengades, caballero.
¿Quién vos trae de mañana 15
por este valle señero?
Ca por toda aquesta llana
yo non dejo andar vaquero,
nin pastora, nin serrana,
sinon Pascual de Bustares. 20
Pero ya, pues la ventura
por aquí vos ha traído,
convien'en toda figura,
sin ningund otro partido,
que me dedes la cintura, 25
o entremos a braz partido,
ca dentro en esta espesura
vos quiero luchar dos pares».
Desque vi que non podía
partirme d'allí sin daña, 30
como aquel que non sabía
de luchar arte nin maña,
con muy grand malenconía,
armele tal guadramaña
que cayó con su porfía 35
cerca d'unos tomellares.
La mozuela de Bores
Mozuela de Bores
allá do la Lama
púsom'en amores.
Cuidé qu'olvidado
Amor me tenía, 5
como quien s'había
grand tiempo dejado
de tales dolores,
que más que la llama
queman amadores. 10
Mas vi la fermosa
de buen continente,
la cara placiente,
fresca como rosa,
de tales colores 15
cual nunca vi dama
nin otra, señores.
Por lo cual: «Señora
-le dije-, en verdad
la vuestra beldad 20
saldrá desd'agora
dentr'estos alcores,
pues meresce fama
de grandes loores».
Dijo: «Caballero, 25
tiradvos afuera;
dejad la vaquera
pasar al otero;
ca dos labradores
me piden de Frama, 30
entrambos pastores».
«Señora, pastor
seré si queredes;
mandarme podedes,
como a servidor; 35
mayores dulzores
será a mí la brama
que oír ruiseñores».
Así concluimos
el nuestro proceso 40
sin facer exceso,
e nos avenimos.
E fueron las flores
de cabe Espinama
los encubridores. 45
La serrana de Boxmediano
Serranillas de Moncayo,
Dios vos dé buen año entero,
ca de muy torpe lacayo
faríades caballero.
Ya se pasaba el verano, 5
al tiempo que hombre s'apaña
con la ropa a la tajaña,
encima de Boxmediano
vi serrana sin argayo
andar al pie d'un otero, 10
más clara que sal'en mayo,
el alba nin su lucero.
Díjele: «Dios vos mantenga,
serrana de buen donaire».
Respondió como'n desgaire: 15
«¡Ay!, qu'en hora buena venga
aquel que para Sant Payo
d'esta irá mi prisionero».
E vino a mí como rayo
diciendo: «Preso, montero». 20
Díjele: «Non me matedes,
serrana, sin ser oído,
ca yo non soy del partido,
d'esos por quien vos lo habedes.
Aunque me vedes tal sayo 25
en Ágreda soy frontero,
e non me llaman Pelayo,
maguer me vedes señero».
Desque oyó lo que decía,
dijo: «Perdonad, amigo, 30
mas folgad ora conmigo,
e dejad la montería.
A este zurrón que trayo
quered ser mi parcionero,
pues me fallesció Mingayo, 35
que era comigo ovejero.
Jorge Manrique
I
Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
II
Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
mas que duró lo que vio,
pues que todo ha de pasar
por tal manera.
III
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir,
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir;
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.
IV
Dejo las invocaciones
de los famosos poetas
y oradores;
no curo de sus ficciones,
que traen yerbas secretas
sus sabores;
aquel sólo invoco yo
de verdad,
que en este mundo viviendo
el mundo no conoció
su deidad.
V
Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino
para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos.
VI
Este mundo bueno fue
si bien usásemos dél
como debemos,
porque, según nuestra fe,
es para ganar aquel
que atendemos.
Aun aquel Hijo de Dios,
para subirnos al cielo,
descendió
a nacer acá entre nos,
y a morir en este suelo
do murió.
VII
Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que, en este mundo traidor
aun primero que miramos
las perdemos:
de ellas deshace la edad,
de ellas casos desastrados
que acaecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.
VIII
Decidme: La hermosura,
la gentil frescura y tez
de la cara,
la color y la blancura,
cuando viene la vejez,
¿cuál se para?
Las mañas y ligereza
y la fuerza corporal
de juventud,
todo se torna graveza
cuando llega al arrabal
de senectud.
IX
Pues la sangre de los godos,
y el linaje y la nobleza
tan crecida,
¡por cuántas vías y inodos
se pierde su gran alteza
en esta vida!
Unos, por poco valer,
¡por cuán bajos y abatidos
que los tienen!;
otros que, por no tener,
con oficios no debidos
se mantienen.
X
Los estados y riqueza,
que nos dejen a deshora
¿quién lo duda?
no les pidamos firmeza,
pues son de una señora
que se muda.
Que bienes son de Fortuna
que revuelven con su rueda
presurosa,
la cual no puede ser una
ni estar estable ni queda
en una cosa.
XI
Pero digo que acompañen
y lleguen hasta la huesa
con su dueño:
por eso no nos engañen,
pues se va la vida apriesa
como sueño;
y los deleites de acá
son, en que nos deleitamos,
temporales,
y los tormentos de allá,
que por ellos esperamos,
eternales.
XII
Los placeres y dulzores
de esta vida trabajada
que tenemos,
no son sino corredores,
y la muerte, la celada
en que caemos.
No mirando a nuestro daño,
corremos a rienda suelta
sin parar;
desque vemos el engaño
y queremos dar la vuelta,
no hay lugar.
XIII
Si fuese en nuestro poder
hacer la cara hermosa
corporal,
como podemos hacer
el alma tan gloriosa,
angelical,
¡qué diligencia tan viva
tuviéramos toda hora,
y tan presta,
en componer la cautiva,
dejándonos la señora
descompuesta!
XVII
¿Qué se hicieron las damas,
sus tocados y vestidos,
sus olores?
¿Qué se hicieron las llamas
de los fuegos encendidos
de amadores?
¿Qué se hizo aquel trovar,
las músicas acordadas
que tañían?
¿Qué se hizo aquel danzar,
aquellas ropas chapadas
que traían?
XIX
Las dádivas desmedidas,
los edificios reales
llenos de oro,
las vajillas tan fabridas,
los enriques y reales
del tesoro;
los jaeces, los caballos
de sus gentes y atavíos
tan sobrados,
¿dónde iremos a buscallos?
¿qué fueron sino rocíos
de los prados?
XXIII
Tantos duques excelentes,
tantos marqueses y condes
y varones
como vimos tan potentes,
di, Muerte, ¿do los escondes
y traspones?
Y las sus claras hazañas
que hicieron en las guerras
y en las paces,
cuando tú, cruda, te ensañas,
con tu fuerza las aterras
y deshaces.
XXIV
Las huestes innumerables,
los pendones, estandartes
y banderas,
los castillos impugnables,
los muros y baluartes
y barreras,
la cava honda, chapada,
o cualquier otro reparo,
¿qué aprovecha?
Cuando tú vienes airada,
todo lo pasas de claro
con tu flecha.
XXV
Aquel de buenos abrigo,
amado por virtuoso
de la gente,
el maestre Don Rodrigo
Manrique, tanto famoso
y tan valiente;
sus hechos grandes y claros
no cumple que los alabe,
pues los vieron,
ni los quiero hacer caros
pues que el mundo todo sabe
cuáles fueron.
XXVI
Amigos de sus amigos,
¡qué señor para criados
y parientes!
¡Qué enemigo de enemigos!
¡Qué maestro de esforzados
y valientes!
¡Que seso para discretos!
¡Qué gracia para donosos!
¡Qué razón!
¡Qué benigno a los sujetos!
¡A los bravos y dañosos,
qué león!
XXXIII
Después de puesta la vida
tantas veces por su ley
al tablero;
después de tan bien servida
la corona de su rey
verdadero;
después de tanta hazaña
a que no puede bastar
cuenta cierta,
en la su villa de Ocaña
vino la Muerte a llamar
a su puerta
XXXIV
diciendo: -«Buen caballero
dejad el mundo engañoso
y su halago;
vuestro corazón de acero
muestre su esfuerzo famoso
en este trago;
y pues de vida y salud
hicisteis tan poca cuenta
por la fama,
esfuércese la virtud
para sufrir esta afrenta
que os llama.
XXXV
«No se os haga tan amarga
la batalla temerosa
que esperáis,
pues otra vida más larga
de la fama gloriosa
acá dejáis,
(aunque esta vida de honor
tampoco no es eternal
ni verdadera);
mas, con todo, es muy mejor
que la otra temporal
perecedera.
XXXVI
«El vivir que es perdurable
no se gana con estados
mundanales,
ni con vida delectable
donde moran los pecados
infernales;
mas los buenos religiosos
gánanlo con oraciones
y con lloros;
los caballeros famosos,
con trabajos y aflicciones
contra moros.
XXXVII
«Y pues vos, claro varón,
tanta sangre derramasteis
de paganos,
esperad el galardón
que en este mundo ganasteis
por las manos;
y con esta confianza,
y con la fe tan entera
que tenéis,
partid con buena esperanza,
que esta otra vida tercera
ganaréis.»
XXXVIII
[responde el Maestre]
-«No tengamos tiempo ya
en esta vida mezquina
por tal modo,
que mi voluntad está
conforme con la divina
para todo;
y consiento en mi morir
con voluntad placentera,
clara y pura,
que querer hombre vivir
cuando Dios quiere que muera,
es locura.
XL
Fin
Así, con tal entender,
todos sentidos humanos
conservados,
cercado de su mujer
y de sus hijos y hermanos
y criados,
dio el alma a quien se la dio
(el cual la dio en el cielo
en su gloria),
que aunque la vida perdió,
dejonos harto consuelo
su memoria.
Recitación de Manuel López Castilleja
Amancio Prada- Copla 1ª
Amancio Prada- Copla XII
Amancio Prada- Copla XXV
Amancio Prada- XXXIII
Amancio Prada- Copla XXXIV
Amancio Prada- XXXVIII
Coplas a la muerte de su colega- Luis García Montero
Recitación de Manuel López Castilleja