Las múltiples razas de cerdo repartidas a lo largo de los continentes y demás extensiones terrestres de Sustopia ha permitido la adaptación y diversificación de variopintos tipos de organismos que, con la competencia por la reproducción ejerciendo presión en todo momento, para continuar con el legado de las especies múltiples subespecies han convergido tomando una remembranza a su antepasado directo: el jabalí europeo (Sus scrofa) en poco menos de un millón de años. Por otra parte, aún persisten especies que conservan los patrones de pelaje concebidos por medio de la selección artificial, ya que la falta de superdepredadores exime la necesidad de desarrollar camuflaje: no obstante, algunas como las que sobreviven en las regiones con temperaturas friolentas emplean un patrón de pelaje oscuro que conserva el calor para sobrevivir a las duras condiciones ambientales. Las praderas, bosques y junglas se han convertido en los principales hogares para las nuevas generaciones de cerdos; en menor medida otros gruesos de la población se dividen en las regiones áridas donde las lagartijas arbóreas han obtenido mutaciones benéficas que les permiten adaptarse a los climas extremos de los desiertos de Sustopia.
Los mares y océanos aún persisten bajo los dominios de las tortugas marinas, que se han adaptado a diversos nichos y crecido en tamaño en consecuencia. Las mantarrayas por otra parte, se han visto relegadas en mayor medida a roles de depredación secundaria, aunque se han diversificado para obtener vitales papeles dentro de las cadenas tróficas de varios organismos.
Los insectos terrestres han regresado a viejos papeles ya conocidos tras la absoluta dominancia del cerdo, incluso formando parte de la dieta de dichos suinos. Por otro lado, aquellos capaces de emplear el vuelo seguirán desarrollándose y creciendo en tamaño dada a la falta de organismos voladores vertebrados, como es el caso de las libélulas dragón (Meganax imperator), que en las zonas pantanosas al sur de Darwuina logra cazar incluso a los lagartos.
Ahora surge en apogeo el Paradiceno, donde el pasar del tiempo repercutirá al futuro por venir de los habitantes del nuevo paraíso.