Han pasado unas cuantas horas desde que Angie vino a mi habitación y ahora ella se encuentra cómodamente durmiendo como un gato felino abrazando mi brazo como si fuese una clase de almohada. Mi brazo remplazo la almohada que ella trago consigo. Y no solo eso, sino que ahora sus delicadas piernas también se envuelven en mi cintura de forma bastante conflictiva ya que varios sectores delicados de ella se encuentras firmante presionando contra mi piel.
Un ejemplo del peligro de esto, esta claro en mi mano. Mi brazo que es abrasado por ella, esta fuertemente retenido y llega a tocar sus abultados pechos.
Pero como si eso no fuese suficiente, al final de mi brazo, mi mano también esta peligrosamente apretado entre los muslos de Angie, haciendo que mis dedos y mi conciencia se contengan con todo lo que tengo para que mi mano permanezca quieto como una estatua, sin tocar nada allí abajo.
Vamos, imouto, ¿acaso quieres matar de un infarto a tu Onii-sama?
Afuera de la ventana, por el reflejo del vidrio se ve claramente como la oscura noche a teñido todo el cielo y una iluminante luna llena redonda se a alzado en el cielo. Debido a la nevada y al frio polar que siempre abarca en esta región, la brisa fría y seca golpea de vez en cuando la ventana.
Mientras permanezco sin moverme mucho, con mis ojos cerrados fingiendo dormir. Oigo un leve aleteo mesclado en el sonido de la brisa, ya un pequeño golpe de algo que se estaciono en el marco de la ventana.
…Ya es hora.
Con mi mano izquierda, tomo las piernas enredadas en mi cuerpo y lentamente, con mucho cuidado, la muevo lentamente a un lado. Luego muevo mi hombro y voy sacando despacio mi brazo del agarre de Angie con mucho cuidado hasta finalmente liberarme de esta niña. Deje escapar un suspiro aliviado y me sale de entre las sabanas para levantarme de la cama.
Pero entonces—
“Hmm~ Onii-sama…”
Me petrifique en el lugar, mientras me volteo y observo a Angie. Al ver que sigue dormida, deje escapar un suspiro de alivio. Parece que simplemente hablo dormirá. Que susto me has dado, tonta.
Pise el frio suelo descalzo y con pasos ligeramente de puntilla, camine hacia la ventana.
Desbloque el cerrojo de la ventana y la abrí muy sutilmente para que el viento no entre demasiado. Asomo mi cabeza y veo que en el barandal de la ventana una pequeña paloma negra y con plumas largas y similares a la de un halcón se encuentra estacionado allí. El ave no parece asustada por mí y simplemente se rasca con total normalidad debajo del ala, quitándose alguna que otras plumas por si sola con su pico.
“… Finalmente llegaste eh, pequeño amigo” Murmure con una leve sonrisa en mis labios.
Tomo a la paloma oscura con mis manos y la meto dentro de la habitación. El ave no se mueve mucho mientras la cargo, cierro la ventana y me dirijo hacia mi escritorio en donde la bajo a la paloma y la reviso.
Un leve brillo se refleja en mis ojos cuando veo que en la pata de la paloma tiene enganchado un tubo anular de color gris oscuro para que sea menos distinguible.
“Haber, quédate quieto pequeño amigo” El tubo anular estaba sujetado por un lazo ajustado que tuve que desatar para desprender el tubo anular de la paloma. Coloque el tubo en la mesa y con un pequeño cuchillo que tenia guardado en un cajón, le quite la tapa al tubo y una carta enroscada y pequeña cayo en la mesa.
Despliegue la carta y comencé a leerla en silencio.
Mis ojos recorrieron de la carta, leyéndola con extrema atención y repasando una y otra vez los nombres de las casas y familias nobles que se encuentras subrayadas en la carta. Uno por uno, repaso los nombres mencionados en la carta para guardarlos en mi memoria y luego al terminar de leer la carta, una leve sonrisa se eleva entre mis labios mientras murmuro:
“…Lo sabía.”
Pero entonces levanto una ceja al ver una pequeña nota escrita justo al final de la carta, bien en la punta del extremo inferior que dice:
{Ya te di la información que querías, ahora espero mi parte.}
No puedo evitar fruncir mi ceño. Me recuesto en el respaldar de mi silla y reflexiono por un rato. Pero al final, deje escapar un pesado suspiro mientras sacudo mi cabeza.
Después de todo, un trato es un trato y no voy a faltar a mi palabra.
Tomé un pedazo de papel de un diario y comencé a escribir lo que esa persona quiere. Aunque claro, me salte varias partes importantes que no me conviene revelar. Luego de llenar toda la nota, lo enrollé como un rollo y lo introduje en el tubo anular. Lo selle de nuevo y lo sujete a la pata de la paloma utilizando el mismo lazo con el que vino el tubo.
Abrí nuevamente una abertura en la ventana.
“Vamos, amiguito, llévale esto a tu ama.”
La paloma agito sus alas y salió de la habitación volando por los aires entre la fuerte briza, dando varias vueltas en piruetas y elevándose hacia arriba hasta desaparecer en la oscura noche con la brillante luna en lo alto.
“Bien ahora entonces…” Me gire hacia atrás y observo a angélica durmiendo en mi cama.
“Oi, Angie, ¿estás despierta?” Pregunte.
Pero Angie no mostro la más mínima respuesta. Su respiración segua normal, y no mostro el más mínimo señal de estar fingiendo que duerme. Me frote la barbilla mientras la miro detalladamente para detectar cualquier señal de que esté actuando.
Supongo que no te despertaras hasta que vuelva.
“Pero para asegurarme de que no me estas engañando” Me acerque y aprete la pequeña nariz de Angie con mis dos dedos. Le tape la nariz. Espere unos segundos y Angie gimió y frunció las cejas.
“Hmm~” Gimió dolorosamente Angie mientras se dio la vuelta dormida.
Le solté la nariz y asiento con la cabeza al sentirme seguro de que no esta actuando. De veras parece que sigue dormida, lo cual me deja aliviado. Seria un problema si estuviera despierta.
Me dirigí hacia mi mueble cercano y rápidamente me cambie a otra ropa para salir mientras que también tome desde un cajón de abajo, una vieja mascara blanca con dos agujeros como ojos que tengo guardara desde hace un buen tiempo. Esta mascara vieja y desgastada es una máscara común que suele ser vendida todos los años en los festivales de fin de año. Una mascara que cualquiera puede conseguirla con unas pocas moneras de plata y que, por ello mismo, es difícil de rastrear ya que se vende en múltiples provincias de todo el reino.
Luego de darle una última mirada a angélica para asegurarme de que sigue dormida, abrí silenciosamente la ventana y salte afuera.
Desvaneciéndome en la oscuridad.
…1156 palabras.