“Onii-sama, no tienes que sentirte tan frustrado por haber perdido.” Comento Angie mientras le dio un mordisco al panecillo que tenía entre sus manos.
Luego de calentarme la garganta con el té que me había traído Angie, me puse a reflexionar rigurosamente sobre el enfrentamiento de practica que tuve con Barkust. Aun no lo entiendo, he estado peleando contra ese bastardo de Barkust desde hace más de tres años, pero un no logro vencerlo. Me frote las cejas mientras me pregunto; ¿Cómo demonios es que aún no puedo siquiera lograr rasparlo? ¿Cuán duro es ese maldito?
Varias dudas y preguntas surgen en mi cabeza mientras rememoro una por una las escenas de todas las peleas que hemos tenido hasta ahora. Pero por más que reflexione y reflexione sobre todas las peleas que tuvimos en estos últimos años, aun sigo sin ideas de cómo lograr vencer a ese bastardo.
Quizás si utilizo eso podría… ¡No! ¡Eso está fuera de discusión! Si lo utilizara, los problemas que me vendrían encima luego serian infinitos. Ya suficiente tengo con la situación actual. Debo de seguir manteniéndolo guardado. Esta es la segunda vez en el día que dudo de ello, y al darme cuenta de esto rápidamente hago toda duda fuera de mi plano de opciones. Lo mejor y más sensato será seguir practicando mis habilidades de espada con Barkust hasta el día que logre la habilidad suficiente para vencerlo. Y por más que no me guste y me haga sentir molesto el hecho de haber perdido nuevamente, no puedo dudar de mi camino.
Angie que me vio fruncir el ceño, frustrado por haber perdido, tomó el panecillo que había mordido y…
¿Hm?
Me lo metió en la boca.