Soberanía Política
Soberanía Política
Por Luis Fux
Nosotros, los peronistas que integramos la generación del 70, nunca le dimos demasiada importancia a la lucha democrática, quizá debido a la existencia del Movimiento, al que utilizábamos como lugar de retroceso cuando perdíamos el aparato del Estado. Por eso solo recurríamos al PJ en circunstancias electorales. Y para realzar nuestra vocación frentista, siempre lo hicimos con otros partidos, que en muchos casos apenas eran sellos de goma que utilizaban al Frente no como una opción política o una alianza, sino para conseguir ubicaciones elegibles en las listas legislativas o cargos ejecutivos en nuestros gobiernos.
Sin embargo, Perón fue claro en los 70 cuando dijo “la organización vence al tiempo”, y también en su libro La revolución peronista, donde plantea que la última etapa de esta revolución es la institucionalidad. No lo supimos interpretar: en esa época despreciábamos la “democracia burguesa” y creíamos en la Revolución. Y pensar que la teníamos adelante...: esa democracia debíamos profundizar.
Los partidos políticos europeos, institucionalizados después de la Segunda Guerra, terminaron siendo los formadores de cuadros y diagramadores de las estrategias y programas de gobierno. Definieron gran parte de la ocupación de los lugares de gobierno y aún hoy lo siguen haciendo.
¿Qué pasaría si hoy metiéramos el Movimiento Peronista dentro del Partido? Así lograríamos transparentar la política interna. Terminaríamos con la transa, con la calesita de candidatos, que siempre son los mismos (hoy gobernadores, mañana diputados) y que les pasan los cargos a sus mujeres y a sus hijos como si se tratara de una herencia.
La tarea sería convertir al PJ en una institución representativa, con líderes genuinos que sean producto de la lucha y la militancia cotidiana en sus respectivos espacios. Compañeros y compañeras que nunca llegan a ser elegidos porque les falta un padrino político, a diferencia de los candidatos que son fruto del marketing, inventados por distintos sectores con intereses concretos que luego hacen que se alineen con ellos sindicatos y agrupaciones políticas y sociales.
Un PJ que abone la construcción de un proyecto colectivo, sin personalismos ni líderes providenciales. Que forme cuadros, diseñe estrategias de gobierno y defina la ocupación de los espacios en el aparato del Estado.
Para volver a tener una Patria económicamente libre, socialmente justa y políticamente soberana.