El Trastorno Obsesivo Compulsivo, comúnmente conocido como TOC, se caracteriza por pensamientos intrusivos y recurrentes, así como por comportamientos repetitivos que buscan aliviar la ansiedad asociada con estos pensamientos.
A menudo, estas obsesiones y compulsiones pueden interferir significativamente con la vida diaria y las actividades cotidianas de quienes lo padecen.
Y aunque tenemos una imagen, en general, muy estereotipada de lo que entendemos por TOC, por ejemplo, muchas veces asociado a personas muy extremas en la limpieza o el orden de espacios, evitar números impares o tocar líneas en el piso; lo cierto es que no siempre se presenta de esa forma ni es la única manera en que una persona puede ver afectada su vida diaria por el TOC.
Es muy importante comprender que las preferencias o incluso una marcada inclinación por mantener espacios limpios, con un orden muy estructurado, números pares, evitar ciertas situaciones que nos resultan incómodas, no necesariamente es indicador de TOC.
Para comprender de forma general el funcionamiento de este diagnóstico, es valioso diferenciar las obsesiones de las compulsiones.
Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos no deseados y persistentes que provocan ansiedad o malestar significativo. Estos pensamientos pueden incluir miedos irracionales de contaminación, daño personal o de otros, necesidad de simetría o exactitud, entre otros. Algo que resalta es que incluso si la persona puede reconocer que estos pensamientos son irracionales, encuentra difícil controlarlos.
Por otro lado, las compulsiones son comportamientos repetitivos o actos mentales que una persona realiza en respuesta a las obsesiones con el fin de reducir la ansiedad o el malestar asociado. Estas acciones pueden incluir rituales de limpieza, verificación constante, contar, repetir palabras o frases, entre otros. Aunque inicialmente pueden proporcionar alivio temporal, las compulsiones suelen convertirse en un ciclo que refuerza las obsesiones y contribuye a la perpetuación del trastorno.
Estos son solo algunos ejemplos, es crucial destacar que las personas con TOC pueden experimentar una combinación de varios tipos de síntomas y que la gravedad de los síntomas puede variar ampliamente de una persona a otra; esto hace fundamental que se haga una valoración detallada para identificar si realmente se trata del TOC o de otro diagnóstico y desarrollar las mejores estrategias para cada paciente.
En cuanto al tratamiento, la terapia cognitivo-conductual, en particular la terapia de exposición y prevención de respuesta, cuenta con respaldo como una práctica basada en evidencia que beneficia a personas con TOC. Además, en algunos casos, se pueden recetar medicamentos, como un apoyo para que resulte más sencillo el afrontamiento y el establecimiento de estrategias, ayudando a controlar los síntomas (la medicación siempre debería ser recomendación de una persona especializada en el tema y con las debidas acreditaciones).
El Trastorno Obsesivo Compulsivo es una condición de vida que puede afectar la cotidianidad de quienes lo experimentan. Como condición, no tiene cura, pues es parte de la forma en el que el cerebro de la persona procesa y responde frente al entorno, lo cual no tendría que impedir que se pueda tener una vida plena, saludable y significativa; el acompañamiento adecuado puede hacer diferencia.