La depresión es un diagnóstico que cada vez escuchamos más.
Hoy por hoy se identifica como una de las principales causas de incapacidad a nivel mundial.
A toda persona nos puede pasar sentirnos tristes o con un ánimo decaído cada tanto o ante situaciones difíciles, eso no necesariamente es depresión (aunque igualmente puede ser valioso pedir apoyo si lo necesitamos).
Para hablar de un diagnóstico de depresión (o como también se le llama clínicamente "trastorno depresivo" o "depresión clínica") se requiere una entrevista y un instrumento de evaluación que permita identificar los síntomas, su relevancia, el tiempo que llevan presentes y la forma en que impacta la vida de cada paciente.
Por depresión entonces entendemos que es un trastorno del estado de ánimo que puede causar síntomas como:
Angustia o sentimiento de tristeza constante
Desesperanza, vacío
Pérdida de interés o placer por la mayoría de las actividades habituales o cosas que antes disfrutaba
Arrebatos de enojo, irritabilidad o frustración, incluso por cosas simples
Alteraciones del sueño, como insomnio o dormir demasiado
Cansancio y falta de energía, (incluso las tareas pequeñas requieren un esfuerzo mayor)
Falta de apetito y bajar de peso (sin buscarlo), o más antojos de comida y aumento de peso
Ansiedad, agitación o inquietud
Lentitud para razonar, hablar y hacer movimientos corporales
Sentimientos de inutilidad o culpa, fijación en fracasos del pasado o autorreproches
Dificultad para pensar, concentrarse, tomar decisiones y recordar cosas
Pensamientos frecuentes o recurrentes sobre la muerte, alguna idea sobre hacerse daño
Problemas físicos inexplicables, como dolor de espalda o de cabeza (que no tienen causa física)
Los síntomas siempre deben ser valorados por una especialista y así llegar a lo que llamamos un diagnóstico diferencial, que básicamente es saber que realmente sea depresión y no otra cosa. Es importante saber que el diagnóstico no pretende etiquetar a pacientes, se trata de una base que nos permite tomar mejores decisiones clínicas y ayudar a comprender lo que nos ocurre y lo que podemos hacer al respecto.
Los síntomas se valoran a partir de la percepción cada paciente y suele ser evidente que hay una afectación (leve, moderada o severa) en distintos ámbitos como escuela o trabajo, familia, pareja, etc. A veces incluso en las actividades más cotidianas como el aseo personal, alimentación o arreglo personal.
También puede pasar que una persona se sienta triste o abrumada sin saber realmente el motivo e incluso sienta culpa por identificar cosas por las cuales agradecer, pero no sentir bienestar a pesar de ello.
Ten en cuenta que los síntomas pueden variar para cada persona y que incluso es posible que haya personas que "no parecen" tener ningún problema y en realidad sí están sufriendo aunque no lo muestren abiertamente.
La depresión requiere apoyo, no es algo que solamente con "ganas" y "actitud positiva" se vaya.
A veces una persona con depresión tendrá distintos episodios a lo largo de su vida. A veces se requiere además de la terapia, un tratamiento psiquiátrico (medicamentos). A veces se requiere un tratamiento largo, a veces no.
Cualquier opción (que con fundamento) sea mejor para ti y te permita sentirte mejor es válida y no te hace débil o un fracaso.