Para comprender a lo que nos referimos con Autismo, (Trastorno del Espectro Autista o TEA como sería el nombre oficial de diagnóstico según los manuales actuales para tal fin) no podría acotarlo de forma tan concreta en una sola exposición, sin embargo, el presente escrito tiene la finalidad de ser una primera pauta que pueda dirigir a la identificación de aquellos elementos clave para su comprensión y continuar informándose sobre el tema.
De inicio, valgan aclaraciones que, aún hoy en día, resultan necesarias: el autismo no es una enfermedad; no se "causa" por vacunas; no se "quita" con ciertos tipos de alimentación (y con nada, puesto que no es una enfermedad a curar); no te "da" en algún momento de la vida, se nace autista.
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Hay muchísimos mitos y estigma referente al autismo, como recomendación de base: escuchar a la comunidad autista, a las personas autistas (que usan o no comunicación verbal, que escriben, que dibujan, que usan Sistemas Alternativos y Aumentativos de Comunicación, que cantan, crean contenido, etc.) es ya una fuente de información muy valiosa. Por otro lado, buscar personas que tienen actualización y sensibilidad sobre el tema, pensando en no caer justamente en prácticas que promueven mitos, estigma o desinformación.
También en términos generales, una buena idea es comprender el autismo desde el paradigma de la neurodiversidad. Este concepto (que muchas veces se confunde o malinterpreta) puede conceptualizarse de distintas formas.
Como hecho biológico, la neurodiversidad nos recuerda que todas las personas diferimos de alguna manera, cada cerebro humano tiene su propio funcionamiento y, aunque compartimos muchas funciones, capacidades y demás, hay en cada cerebro algo único que vuelve a cada persona única también.
Como paradigma, el paradigma de la neurodiversidad, se plantea una visión específica sobre muchas variables del funcionamiento neurológico del ser humano. Aquí aparece el concepto de neurodivergencia y neurotipo.
Si bien cada cerebro es distinto (neurodiversidad como hecho biológico), es cierto que hay personas cuyo cerebro procesa la información, se adapta al entorno o funciona de una forma marcadamente (un tanto más o un tanto menos, dependerá cada caso) de la "norma". Citando a Ernesto Reaño: el tipo de cerebro mayoritario es el neurotípico (neurológicamente típico) y las demás formas (neurotipos) conforman la neurodivergencia (aquello que diverge del cerebro considerado «normal»).
Recordemos que por "normal" se refiere a que es la norma, es decir, la mayoría, no significando esto que sea mejor o peor, más o menos funcional, simplemente una mayoría y personas que no estamos dentro de esa mayoría.
Siendo así, el autismo o TEA o CEA (Condición del Espectro Autista, que muchas personas usan como una alternativa al diagnóstico, para reafirmarlo como condición de vida, aunque no sea de uso oficial diagnóstico) entrarían en la definición de neurodivergencia, al no ser un neurotipo mayoritario en la población general.
Entonces, ¿síntomas, características? bueno, hay un dicho entre personas autistas: "si conociste a una persona autista, solo has conocido una persona autista"; esto da cuenta de muchas variables que pueden intervenir o considerarse y una gran cantidad de diferencias entre las propias personas autistas. Claramente, eso tampoco implica que "cualquiera" es autista o "todo mundo tenemos un poco de autismo", no es el caso. Sí es una razón para acercarse a especialistas con actualización, preparación y certificaciones en el tema, pues el diagnóstico no debería depender de factores tan específicos y cambiantes como el hecho de hacer o no contacto visual, de hablar o tener otra forma de comunicación que no sea verbal, de tener algunas sensibilidades sensoriales, tampoco de los gustos (no es generalizable nos gusten las matemáticas, los trenes y dinosaurios). Un diagnóstico no suele realizarse en una o dos sesiones, tampoco solo con responder un par de cuestionarios, lleva su tiempo y, según cada persona, su complejidad.
En personas adultas o adolescentes el diagnóstico (que se llama tardío, por no ser en la infancia) puede ser más complejo, pues es factible que se confunda o se oculte con diagnósticos como depresión, ansiedad social, TOC, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), bipolaridad, entre otros.
También vale resaltar que hay diferencias en la presentación del autismo entre mujeres y hombres, aunque se comparte de base la forma en que nuestro neurotipo nos hace "operar", hay distinciones que son importantes considerar para llegar a un diagnóstico.
Finalmente, y reiterando que es un primer vistazo de manera sumamente general, es importante resaltar que las mejores recomendaciones terapéuticas para trabajar con una persona autista siempre deben fundamentarse en evidencia y en un conocimiento detallado del funcionamiento de nuestra forma de procesar, respetar ese funcionamiento personal y no pretender "enmascarar" o forzar cambios que vayan en contra del procesamiento autista.
Con información de Ernesto Reaño, Daniel Millán, Steve Silberman, Biblioteca de la Comunidad Autista.