LA IMAGEN DE LA MEZCLA. PINTURA DE CASTAS EN NUEVA ESPAÑA
Decía Oscar Wilde (2016, p. 28) en el prefacio de El retrato de Dorian Gray: «Todo arte es perfectamente inútil» . Detestamos quitar la razón al genio irlandés: la pintura de castas novohispana es perfectamente útil, un ideal del pasado cuando todavía era presente.
¿Qué es la pintura de castas? Un género pictórico surgido en la Nueva España en el siglo XVIII y desaparecido en el siglo XIX, en tiempos de la Independencia. ¿Podríamos decir que es realista? Para Fernández Urquiza (2009, p. 107), el debate está servido por cuanto la pintura de castas, lejos de ceñirse a la realidad, plasma una visión idealizada del mundo y las gentes novohispanas . En su análisis de una obra de Miguel Cabrera (Figura 1) en la que no vemos la cara del padre español, Navarro Hernández (2019) sentencia con buen juicio: «Pareciera, en todo caso, que el pintor estuviera invitando a desconfiar de la palabra llevando al espectador a entender la pintura de castas en su calidad de discurso, es decir, como un comentario de la realidad, más que como su fiel reflejo» (p. 160). ¿Es esto así? ¿Qué transmite este género pictórico? ¿Cuáles son sus cimientos ideológicos? Carrera (1998) lo tiene claro: la raza física despierta confusión y ambigüedad, de modo que la pintura de castas busca ordenar la traza física de raza construyéndola socialmente, «encontrada, negociada y vivida entre límites específicos» (p. 42). Ve con pies de plomo, tú que lees esto: si la mención de «raza» te ha llevado a pensar en el racismo, despójate de tus ropajes contemporáneos. Dice Schaub (2018) lo siguiente: «De acuerdo al sentido común, la posición racista se diferencia de cualquier otra manifestación de hostilidad por el hecho de que identifica a las personas y a los grupos por lo que son y no por lo que hacen» (p. 18). No puedes cambiar lo que eres. ¿Es esto aplicable al discurso de la pintura de castas? En su análisis de tres obras del género (Figuras 2, 3 y 4), Carrera (1998, p. 43) alude a la «purificación»; de mestizo a castizo y, finalmente, a español (lo cual no implica, desde luego, que las dichas castas fueran perceptibles físicamente o que se aplicasen las denominaciones en la cotidianidad). Mientras exalta el mestizaje, la pintura de castas ordena y legitima la jerarquía racial (Katzew, 2004, p. 4). No se trata solo de un orden artificial, sino divino. Sarah Cline (2015) incide en una obra de Luis de Mena (Figura 5) que incluye una representación de la Virgen de Guadalupe en la parte superior, sobre las castas y entre dos escenas de la vida en Nueva España. ¿Qué quiere decir esto? Que Nuestra Señora de Guadalupe es la mediadora del orden social. Escribe acertadamente Cline: «La propia Guadalupe es un símbolo de hibridación y fecundidad, pues se la considera la madre humana de un hijo divino. La imagen icónica de la Guadalupe es solo la de la Virgen, no la de la madre con su santo hijo o como parte de la Sagrada Familia. Uniendo a la Guadalupe y a las castas, Mena puede estar convirtiendo a los propios mexicanos, de todos los colores y cruces, en sus santos hijos» (p. 242).
Más allá del discurso ordenador, la pintura de castas evidencia que la raíz de la sociedad mexicana es mestiza. Lejos de incitar al racismo, téngase este género por antídoto contra el odio racial para nuestros tiempos.
BIBLIOGRAFÍA
Carrera, M. M. (1998). Locating Race in Late Colonial Mexico. Art Journal, 57(3), 36-45.
Cline, S. (2015). Guadalupe and the Castas: The Power of a Singular Colonial Mexican Painting. Mexican Studies, 31(2), 218-247.
Fernández de Urquiza, M. (2009). La pintura de castas en la Nueva España: aproximaciones desde el arte. Revista de Humanidades: Tecnológico de Monterrey, (26), 107-116.
Katzew, I. (2004). La pintura de castas. Representaciones raciales en el México del siglo XVIII. Madrid: Turner Publicaciones.
Navarro Hernández, S. (2019). La pintura de castas como «maravilla americana»: las estrategias del pintor tras el discurso oficial. En M. A. Fernández, C. López e I. Rodríguez, Pinceles y gubias del Barroco iberoamericano (151-171). Santiago de Compostela y Sevilla: Andavira Editora.
Schaub, J-F. (2018). Para una historia política de la raza. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.