Tres años de esfuerzo continuado por parte del grupo de investigación se han plasmado en numerosas publicaciones en revistas indexadas de acceso abierto. En ellos se ha abordado una temática amplia y variada relacionada con el agroturismo, con la oferta y demanda, con los productos turísticos, con la incertidumbre que genera el cambio climático en el agrosistema dehesa, etc.
Sintetizar esta profusa investigación en unas conclusiones resumidas resulta complejo, aunque se tratará de exponer a continuación, de forma muy esquemática, la siguiente ilación:
Existe una conceptualización muy variada del término agroturismo en la literatura científica, por lo que no hay consenso entre los expertos. Esta realidad tiene su continuación entre los propietarios de alojamientos rurales e incluso entre los turistas rurales. La confusión entre los actores no versados en la temática turística aborda incluso las actividades que deberían desarrollarse en esta modalidad de turismo rural. De esta conclusión se desprende una propuesta clara: es preciso formar a los actores en las bondades que ofrece el agroturismo como modalidad diferenciada, máxime si se tiene en cuenta que hay alojamientos que se encuentran en áreas con gran potencial de crecimiento de este subsector, pero aparece apenas despuntado en algunos casos. Hablar de agroturismo en nuestro contexto significa de forma muy extendida hacerlo de sinergias con agricultores y ganaderos, promoviendo una economía verde y circular, donde unos se aprovechen de la capacidad de atracción de otros.
Los alojamientos rurales existentes basan su modelo de negocio en la estancia, aunque hay casos en los que se combina perfectamente con la oferta de actividades. Tras los estudios llevados a cabo, en los que no se ha conseguido que participe más del 20% de los empresarios, se pone de manifiesto que la estancia es el pilar angular, dejando al margen otros aspectos. Cuando se ha analizado la localización de dichos alojamientos, se ha observado que una parte de los mismos se encuentra fuera del ámbito predilecto de los turistas rurales que visitan la comunidad. Por ello, es preciso buscar soluciones basadas en los paisajes y con el patrimonio disponible, que no es poco. Ello permitiría, sin duda, incrementar el atractivo del alojamiento y, por ende, de la zona donde se ubica. En línea con ello, los paisajes agrarios deben desempeñar un papel clave en el desarrollo de actividades vinculadas a la recreación, pero también al aprendizaje y a la propia sostenibilidad de medio. Si se consigue esta mutación del modelo de negocio será posible contribuir a la propia viabilidad económica de muchos de estos alojamientos, ya que los modelos realizados utilizando complejas técnicas de análisis geoestadístico, revelan una relación cada vez menor entre el potencial y la localización de alojamientos. Como propuesta se debe insistir en la formación y capacitación de los propietarios, además de realizar un estudio pormenorizado para cada uno de ellos donde se vean sus fortalezas y debilidades, algo que les permita crecer, pues demuestran una dedicación encomiable a su negocio. Este último aspecto se ha recogido de forma muy profusa cuando los turistas, sus clientes, valoran su profesionalidad, obteniendo de forma generalizada puntuaciones sobresalientes.
Los turistas rurales en muchos casos ignoran la enorme cantidad de atractivos que existen en las áreas próximas, por lo que cabe insistir en la necesidad de darles a conocer este rico patrimonio. Esta labor recae en ocasiones en oficinas de turismo, pero en otras muchas, corresponde a los propietarios y, al menos entre los que han respondido a la encuesta, suelen hacerlo habitualmente. Por otro lado, hablar de turistas y, por tanto, de demanda, suele confundirse con dar cifras de viajeros, de pernoctaciones, de estancia media, de grado de ocupación, y de todos los ítems que considera el INE en su EOTR. Sin embargo, se desconoce el propio fundamento de la demanda, esos aspectos de carácter cualitativo que la definen. Para el equipo de trabajo, desde el comienzo de la investigación, lo más importante era conocer sus pretensiones, sus gustos y preferencias, algo que normalmente se obvia. En línea con ello, cuando se le pregunta sobre los lugares en los que le gustaría pasar sus vacaciones aluden a lo que conocemos, zonas de montaña y puntos de baño. Sin embargo, al ser interpelados sobre otros paisajes, llama la atención que se muestran ávidos por conocer dehesas, espacios protegidos, olivares y viñedos, además del patrimonio cultural que atesora el mundo rural. Es un claro guiño a la elaboración de productos diferenciados en línea con el enoturismo, el oleoturismo, pero también con la gran protagonista de nuestro territorio, la dehesa, donde conviven especies cinegéticas, denominaciones de origen, ingente superficie protegida y un gran patrimonio cultural (tangible e intangible). Entre todos ellos, conociendo la demanda, es factible generar productos diferenciados, de calidad, que sirvan para especializar y territorializar el turismo rural de Extremadura. De ahí se deduce una clara propuesta, apostar por conocer la demanda en profundidad, alineando atractivos turísticos con preferencias de la demanda, lo cual no implica dejar de lado otros aspectos como la satisfacción, fidelización, etc.
Los atractivos turísticos son abundantes y variados, tal como se ha venido demostrando a lo largo de las investigaciones realizadas por miembros del equipo durante las últimas décadas. Sin embargo, cuando se habla de capacidad de atracción del territorio debemos comprender que los atractivos existentes a veces no se alinean con las preferencias de la demanda. Por ello, es preciso analizar el potencial turístico que ofrece el territorio para fomentar el desarrollo del turismo rural y en aquellas áreas que lo permitan, para lo cual se ha elaborado una metodología detallada y adaptada a nuestro entorno y a la modalidad del turismo rural. La aplicación de dicha metodología, unida a la utilización de técnicas inferenciales, permite dibujar áreas en las que implantar especialidades de turismo rural. En este sentido, se propone vincular cada alojamiento rural a una de estas especialidades y crear uno o varios productos turísticos acordes con su potencial. De forma específica y más allá de los productos típicos, se han detectado dos nichos que precisan también actuaciones, tal como se expone a continuación.
Existe un gran potencial para aprovechar la actividad cinegética y ampliarla a turismo cinegético, sobre todo cuando se aborda la caza mayor. Es enorme si se tiene en cuenta la localización y superficie ocupada por las zonas acotadas. Además, independientemente de las opiniones que genera esta actividad, buena parte de los alojamientos se localiza cerca de estas zonas. A nuestro juicio, deben aprovechar el potencial económico que los circunda para promover no sólo actividades cinegéticas, sino otras vinculadas al propio conocimiento de la naturaleza. En línea con ello, se propone el aprovechamiento de dicho potencial, lo que redundaría en incrementar beneficios económicos, ambientales y sociales. Tampoco debe perderse de vista que la montería y la rehala son Bienes de Interés Cultural en Extremadura.
También se ha detectado un importante flujo de visitantes hacia fincas de toros bravos, incidiendo en el potencial que poseen. Resulta evidente que con unas 100 ganaderías asentadas sobre el territorio reúnen un atractivo singular, independientemente de la opinión social que suscita encendidos debates. Los estudios han demostrado su potencial de crecimiento no sólo entre los aficionados a la tauromaquia, sino también entre quienes la critican, pues se trata de dar a conocer la vida del toro bravo en su medio natural. Por ello, se propone fomentar este atractivo y ampliarlo a todos los espacios en los que sea posible.
Asimismo se concluye la necesidad de apostar por la formación y aprovechar nuestra variedad de atractivos para ponerlos en valor. La demanda está ansiosa por conocer, por aprender, y esto debe reflejarse en la propia difusión que se realice, en las visitas guiadas, en los productos, en definitiva.
La dehesa, uno de nuestro principales paisajes, un agrosistema sostenible por definición, en el nuevo escenario de cambio climático, al igual que el resto de paisajes se encuentra sometida a un profundo cambio, visible hoy en día. Estudios prospectivos desvelan que en un futuro próximo aparecerán nuevos retos y hay que estar prevenidos para mitigarlos en la medida de lo posible.
A nivel metodológico, se incide en la necesidad de conocer los aspectos cualitativos, tanto de la oferta como de la demanda. Disponer de esta información es clave para realizar un buen diagnóstico de la situación, pero también para inferir propuestas de actuación basada en los pilares fundamentales que sustentan la actividad. Naturalmente, este conocimiento debe ir más allá de esta primera aproximación y abordarse de forma continuada, tanto en el tiempo como en el espacio.
A nivel técnico e instrumental se ha visto la bondad de los Sistemas de Información Geográfica para realizar análisis de diferente tipo, aunque destacamos la utilización de geoestadística como piedra angular para hacer prospecciones. Asimismo, técnicas como el Proceso de Análisis Jerárquico (AHP) se ha revelado como una gran ayuda para la toma de decisiones, al igual que el análisis Delphi o análisis paramétricos y no paramétricos.
Lamentablemente, también se constata que la concepción actual del turismo no va a conseguir frenar la despoblación, el envejecimiento progresivo del medio rural extremeño. Por sí solo es incapaz de hacer frente al reto demográfico, por ello resulta imprescindible aunar criterios entre varios sectores económicos y el agroturismo puede ser una fórmula que contribuya, en parte, a lograrlo.
Todos estos argumentos pueden observarse en los diferentes artículos que se han ido publicando a lo largo de estos tres años. Nos han sabido a poco, y aunque no existe posibilidad de prorrogar el trabajo, el equipo seguirá funcionando y terminando otras investigaciones que han surgido a raíz de esta.
Únicamente queda por agradecer a todos los que han participado en la investigación, de un modo u otro, haciendo especial énfasis en aquellos que han suministrado información: expertos, empresarios, turistas anónimos, gestores, etc. Sin ellos, jamás podríamos hacer alcanzado nuestras metas.
El equipo de investigación