Estado del mundo

La humanidad ha conocido durante el ultimo medio siglo cambios sin precedentes. El avanzo de la ciencia y de la tecnología ha permitido al humano liberarse de los apremios materiales mientras que sometía a la naturaleza para su beneficio propio. La revolución de los transportes y de las comunicaciones ha borrado las distancias, mientras que acercaba más a los pueblos y a las culturas. La industrialización de los países avanzados y de las economías emergentes ha permitido a cientos de millones de personas de acceder al conforte material y al consumo de masa, mientras que uniformizaba los modos de vida. El desarrollo de la educación y de la salud ha por otras partes extraído de la miseria a cientos de millones de personas, mientras que aumentaba sus oportunidades. Todo esto se resumía en una sola palabra : el “progreso” , y a su corolario : el “crecimiento”, dos palabras maestras - y creencias casi religiosas - gracias a las cuales todo parecía posible y en cuyo nombre todos los sacrificios eran permitidos.

Sin embargo, la creencia en el progreso y en el crecimiento - todavía ampliamente difundida – tropieza cada día mas con realidades menos alentadoras. Al largo del ultimo medio siglo la humanidad ha duplicado, pasando de tres mil a seis mil millones de seres humanos, imponiendo de este modo una carga inaguantable a los recursos naturales y alimentando al mismo tiempo el éxodo rural y la urbanización incontrolada. Esta huida hacia la producción, el consumo y la mercantilización de las relaciones sociales ha embarcado todo el planeta en una corrida loca hacia la especulación económica y financiera, mientras que alteraba el clima y ponía en peligro a los equilibrios naturales. Nuevas líneas de división han aparecido en cada sociedad : entre los que tienen acceso al universo del consumo - y que frecuentemente abusan de él - y los que quedan excluidos - y que a menudo mueren por ser excluidos. La penetración hacia todas los horizontes de la ideología mercantil y de los modelos que esta propaga, socava las solidariedades naturales y destruye las marcas de identidad, precipitando a los individuos hacia una búsqueda morbosa de placer o, al contrario, hacia su destrucción, tras la revuelta o el propio suicidio.

Nuevas formas de tensión y de conflictos aparecen a medida que estos cambios toman lugar. En cada sociedad, en el Norte como en el Sur, la gestión de la marginalidad toma una dimensión securitaria cada vez mas agresiva. El miedo del Otro y el temor del excluido alimentan el discurso mediatico sobre la inseguridad y las políticas represivas, las cuales son oportunamente reforzadas bajo pretexto de inmigración incontrolada o de terrorismo internacional. La exacerbación de las crisis de identidad - producto de la agresión cultural que propaga un capitalismo globalizado - desestabiliza a los Estados y multiplica los conflictos de baja intensidad. La corrida hacia recursos energéticos, minerales y naturales cada vez mas escasos genera nuevas confrontaciones armadas bajo los pretextos los mas diversos, especialmente en el Medio oriente, donde la competición en torno al petróleo es extrema.

Frente a estas injusticias y frente a estas amenazas la respuesta de los gobiernos es en general dilatoria. Hoy en dia la mayoría de los dirigentes navegan a vista, con la nariz colada al parabrisas, incapaces de ver a las tempestades que se acumulan en el horizonte. La ausencia de visión a largo plazo, la carencia de analísis pertinentes y la falta de herramientas operativas conducen hacia un tratamiento coyuntural de los eventos, mientras que seria necesario anticipar a los cambios y controlarlos. Esta estrategia del bombero se superpone además a una ausencia total de política, la mayor parte de los dirigentes huyendo los asuntos y las opciones que les asustan. Esta incapacidad de la "clase política", tomada globalmente, no seria tan grave si no conllevaba una des- responsabilización y una marginalización del ciudadano. La meta ultima de la "clase política" siendo ahora de permanecer como tal, esta se ha vuelto demasiado sensible a los intereses predominantes , a las reacciones de la calle y a la ideología dominante. Sorda y ciega frente a los verdaderos problemas de la sociedad, ella vive retraida sobre si mismo, reduciendo la vida política a un juego de comunicación y de espectáculos, y quitándole de esta forma al ciudadano sus responsabilidades.

Como van la cosas, el mundo se volverá muy pronto impropio para vivir e ingobernable. Es urgente reaccionar, porque los cambios y las regresiones se volverán , si no les damos caso, irreversibles. Dos obstáculos mayores se oponen hoy a una reacción saludable : la falta de entendimiento de lo que esta pasando en torno de nosotros, por una parte, y la apatía en la cual son inmersas nuestras sociedades, por otra parte. Necesitamos marcos de análisis pertinentes, mas allá de las ideas recibidas y de la ideología dominante, para comprender lo que esta pasando en nuestro mundo y donde vamos. Necesitamos también reaccionar contra la apatía y el fatalismo que han invadido nuestras sociedades, para simplemente salvar nuestro mundo y movilizar a los ciudadanos de todas partes para este fin. Tal es la finalidad de este sitio, el cual lo esperamos contribuirá - en su escala - a una renovación del pensamiento político y a un renacimiento de la participación ciudadana.