¿Qué hace un Angelkin?

Introducción personal: Ser un ángel humano

Desde que llegué a mi propio "Despertar" (auto-reconocerme como ángelkin) he podido conocer a muchos otros. De diferentes edades y orígenes, nuestras historias suelen ser relativamente similares. Esta el omnipresente "me sentí diferente desde niño", o experiencias espirituales muy tempranas... ver fantasmas naturalmente u otras entidades... sanar personas con las manos... tener visiones espontáneas... De todo un poco. Hasta que algo muy especial sucede y boom, te reconoces como algo no-del-todo-humano. Sabes que eres algun tipo de cosa que tiene que ver con el Cielo, con esa dimensión luminosa en el interior de cada persona. Generalmente, como buenos occidentales hijos de la colonización cristiana, nuestra primera imagen mental nos refiere a los ángeles.

Con el tiempo, aprendes a sentir ese cosquilleo cuando aprendes (o a veces ves) sobre otros tipos de entidades guardianas. Espíritus protectores chamánicos, seres guardianes en el shinto japonés, o incluso diferentes criaturas paganas... De algún modo, sabes que se trata de lo mismo. Como si una parte de tu alma hablara todos los idiomas.

Hay quienes sienten alas en su espalda aunque no las vean, hay quienes sueñan con sus Arcángeles Regentes (los que "estan a cargo"), o incluso quienes les ven en persona. Y en algun momento, aparecen esos seres "opuestos"... Porque ser un ángel implica esta otredad, esta diferencia con lo "demoníaco", aquello que es infernal.

Este dualismo es muuuy viejo, y se rastrea a religiones antiquísimas. Dios/diablo, ángel/demonio, bien/mal. Pero al final, la experiencia nos dice algo maravilloso, algo que los sabios siempre están advirtiendo, es una falsa dualidad. Es una ilusión. Los opuestos no son adversarios. Somos todos parte de un gran mecanismo cósmico que no deja nada afuera. El único enemigo, es el desequilibrio...


Ahora sí... ¿Qué hace un Ángelkin?

Los ángeles humanos siempre parecemos estar hablando de La Misión, las tareas que "hay que hacer", como si algo muy importante se fuera a romper si no lo hacemos, como si estuvieramos por salir a pelear

Es cierto que a veces prima un poco el drama. Pero me gusta pensar que es porque las experiencias espirituales intensas suelen tener ese efecto. Generalmente, es algo simple, como ayudar a alguien que lo necesita, o llegar justo a tiempo para mediar en un conflicto, o a veces defender un indefenso. Se trata de estar ahí para cumplir una función en post del equilibrio, de lo justo, de lo veraz.

Otras veces la cosa es mas mística, y el ángelkin ha "recibido una instrucción" por medio de un sueño, mensaje o visión, sobre ir a meditar u orar en algun lugar específico... Esto incluso a veces forma parte de un extraño tipo de "entrenamiento" por el cuál se suele pasar.

Ángel con luz

Y finalmente, en la menor cantidad de casos, el asunto es mas filoso. Se requiere de ir a combatir alguna fuerza dañina, de poner el cuerpo en alguna hazaña difícil de lograr.

Sobre esto, me gusta dar la referencia a los Igigi, unas criaturas de la mitología mesopotámica que podrían ser la versión "mas vieja" (unos siete mil años atrás) de los modernos ángeles... Estos Igigi eran dioses menores al servicio de la Corte de Annunna, los dioses principales. Su tarea principal era cavar zanjas y dirigir ríos.

Cuando alguien me pregunta que hace un ángel, esto me viene a la mente. Cavar zanjas.

Las zanjas en la tierra que le permiten a la humanidad desviar el curso del agua ha sido el elemento mas trascendente para la civilización, pues nos permitió crear canal de riego para la cosecha y el ganado. Nos permitió irrigar los campos alrededor de las ciudades.

Encausar el flujo del agua tiene el significado espiritual de encaminar la armonía. De fluir pero con conciencia de una dirección. La zanja siempre debe acabar en el mar. Así como el flujo del espíritu siempre acaba en el Todo, en Dios, o en el Universo (como gusten llamarle).

Estos ángeles a veces aciertan, a veces fallan, a veces lo logran, y a veces no... Es un gaje del oficio

Espero que hayan disfrutado leyendo este artículo tanto como yo disfruté escribiéndolo. Gracias!


© Alokin Alset