La mayor fuente de radiación UV en la tierra viene del sol. La gente normalmente se refiere a ella como "luz UV". En términos de la física, sin embargo, eso es incorrecto, ya que no es luz en sí, sino, de hecho, radiación. A pesar de que tanto la luz como la radiación están hechas de ondas electromagnéticas y son parte de lo que conocemos como espectro electromagnético, donde se juntan todas las clases de estas longitudes de onda, hay una diferencia entre las dos: la luz es algo que somos capaces de percibir. La “radiación” es la parte invisible del espectro de longitud de onda que incluye los rayos infrarrojos, los rayos X, las microondas y los rayos UV.
Existen diferentes tipos de rayos UV, y cada uno afecta el cuerpo de diferente manera. Se hace distinción entre la radiación UV-A, UV-B y UV-C.
Los 100 y 280 nm apenas penetran la piel y la retina, aunque una gran dosis puede aún causar enrojecimiento de la piel e inflamación y dolor ocular. La radiación UV destruye las células, y por eso es usada en desinfectantes artificiales. No obstante, si la radiación UV-C fuese a causar daño, usted no debe tomar ninguna precaución especial porque la capa de ozono lo absorbe por completo – incluso en aquellas áreas donde la capa de ozono ha sido dañada.
La radiación UV-A (315 a 400 nm) y la radiación UV-B (280 y 315 nm) tienen un efecto similar en el cuerpo. Pueden provocar daño agudo a mediano y largo plazo:
Daño agudo:
Si es con moderación, los rayos UV-A y UV-B broncean la piel, pero altas dosis pueden causar enrojecimiento, erupciones, alergias o quemadura solar, por ejemplo en los párpados. La radiación UV-B puede causar fotoqueratitis aguda (conocida como queratitis UV), un tipo de daño de la córnea.
Daño a mediano plazo:
La radiación UV puede provocar conjuntivitis.
Daño a largo plazo:
La radiación UVA puede acelerar el envejecimiento de la piel (o fotoenvejecimiento) y reducir nuestra capacidad para ver. Aumenta el riesgo de aparición temprana de degeneración macular senil (AMD, por sus siglas en inglés). También se presume que la radiación UVA causa cáncer de párpado, lo que desencadena peligrosos cambios en la córnea y puede conducir a padecer cataratas. El 48 por ciento de todos los casos de ceguera del mundo están causados por las cataratas y, en alrededor del 20 por ciento, la radiación UV es responsable de causar o exacerbar la enfermedad. También existen indicadores de que la radiación UVA y UVB podría ser parcialmente responsable de los melanomas. El crecimiento de tejido en la conjuntiva y en el borde de la córnea (por ej. Pterygium conjunctivae) y Pinguecula son síntomas típicos de la exposición excesiva a los rayos UV.